Gibraltar, verja de peaje ¡ya!

En el mapa puede verse la expansión ilegal y abusiva de una colonia que ha ido ocupando tierra y mar que el tratado de Utrech no le concedía.

Aun cuando existe un acuerdo firmado en el año 1999, entre la Asociación de Armadores de la bahía de Algeciras y el gobierno de Gibraltar, que da libertad a los barcos pesqueros españoles para faenar respetando una distancia de 225 metros a las costas de la colonia británica, los gibraltareños quieren ahora cobrar un canon a los pescadores porque algo así, no nos engañemos, si se pagara sería como reconocerles el derecho a unas aguas territoriales que el tratado de Utrech no les adjudica en absoluto. Y es que esta gente necesita poseer aguas territoriales para darle viabilidad a unos cuantos proyectos que pondrían en marcha después de apropiarse de lo ajeno, como por ejemplo la expansión de ciertos complejos turísticos que se crearían una vez ampliada la costa mediante el vertido de áridos en el mar o el atraque permanente de un gran barco casino en lazona. 

Incluso la prensa británica llama a defender semejante ilicitud en la mar mediante el envío de una flota de guerra, ya que "el desacuerdo entre Reino Unido y España por los derechos de pesca (¿derechos de pesca?) ha convertido en una disputa diplomática que ha implicado a las dos Casas Reales y podría desencadenar un enfrentamiento militar en las aguas de Gibraltar".

Se trata de la clásica amenaza que usan los que no pueden ser más que fulleros. Y los llanitos lo son, vaya si lo son, y además por partida doble: La influencia de una metrópoli que durante siglos ha ido robando todo lo que ha podido, no hay más que ver la cantidad de despojos que se almacenan en el Museo Británico, y la propia iniciativa de unos descendientes, instalados ahora en la Roca, que procedían de los focos más sórdidos de la piratería en el Mediterráneo, de donde el Imperio británico los extrajo para situarlos como población de escaso valor en Gibraltar. Vamos, que ni siquiera los gibraltareños son piratas con pedigrí, como diríase que les gustan a los súbditos de Su Graciosa, sino canalla extraída de los peores tugurios costeros del siglo XVIII.

Si de mí dependiera, ni un euro a cambio de practicar la pesca en nuestras propias aguas. ¡Faltaría más! Antes sería preferible sacarles el jugo a los llanitos y con lo recaudado pagar a las tripulaciones que no pudieran faenar o montar empresas donde colocarlos. Por ejemplo: Un peaje en la verja de Gribraltar, exento para los españoles. Una notable subida en la tarifa del agua que les suministramos; desmesurada en el caso de unas líneas telefónicas que se utilizan en los casinos online o en todo tipo de fechorías informáticas; además de un aumento considerable en los precios de los productos frescos de consumo diario, para que se vean forzados a comprarlos más caros a otra parte, etc., etc.

Nada de tierra para la ampliación de la colonia, como puede verse en la imagen, que parecemos idiotas suministrándoles centenares de camiones de áridos; nada de facilitarles el uso de nuestro espacio aéreo, ni aun en el caso de vientos poco favorables o mal tiempo. Que esos aviones si quieren jugársela volando a Gibraltar acaben por aterrizar en Málaga o en Sevilla y que luego paguen un huevo de tasas aeroportuarias, lo mismo que los turistas desembarcados de esos vuelos que quieran llegar a Gibraltar por nuestras carreteras. También un super-Ibi a los centenares de fincas y chalets que poseen en la Costa del Sol, para que durante todo el año vayan meditando sobre la ocurrencia de quedarse con nuestras aguas. Es decir, que paguen hasta por respirar y hasta que estén convencidos de que podemos ser tan piratas como ellos.