viernes, 11 de diciembre de 2015

Cataluña, otra amenaza a la libertad (519)

El nacional-separatismo catalán lleva 35 años obsesionado no en reforzar lo que ellos, con el máximo desacierto, consideran su idioma propio (los territorios no poseen idioma propio, sí las personas que lo habitan), sino en ir obstaculizando el castellano con una serie de leyes cuyo claro propósito es que el idioma rival desaparezca. Al respecto, cometen dos grandes errores: Considerar impropio al español, lengua materna de más de la mitad de los habitantes de Cataluña y, de paso, cargar de desprestigio al idioma catalán, ya que algo impuesto siempre molesta y mueve al rechazo. Luego en este asunto de las lenguas, como en tantos otros, a los nacional-separatistas les ha faltado talento y no hay duda alguna de que han actuado a lo bruto. Por supuesto que nada conseguirán obrando así, como se detalla en el artículo que sigue y que se refiere al nuevo Código de Consumo cuyo aberrante reglamento elaboran.

Si dejamos al margen el terror y la violencia, aunque todo puede acabar por llegarles a unos ciudadanos catalanes que viven polarizados entre el entusiasmo al régimen imperante y la indolencia propia de los desengañados (se cita una situación del año 2010 que parece comienza a cambiar), ninguna frase más acertada para definir la situación que se vive en Cataluña que esta de Plutarco: Una autoridad que se funda en la opresión, es al mismo tiempo una vergüenza y una injusticia. De régimen extremadamente opresivo, y por lo tanto de vergonzoso e injusto, podría calificarse el sistema político que la mayoría de los catalanes refrenda una y otra vez desde hace más de 35 años. ¡Inconcebible para unas personas que sé de primera mano que aman la libertad porque los conozco bien!


Cataluña es un escenario hermético al que por más vueltas que le doy no logro verle una solución que lleve aparejada la libertad y la democracia, y bien que lo siento por los afectados, porque juraría que muchos catalanes no son conscientes de haber caído en una trampa mortal de la que es poco menos que imposible salir sin que se desate la violencia. Otros dirán que sarna con gusto no pica o que no hay para tanto… o respuestas similares que traten de minimizar la realidad, pero esas respuestas no me sirven ni justifican una situación tan absurdamente liberticida.

Todo cuanto allí sucede me interesa y al mismo tiempo me hiere y me desespera. Ahora corre la noticia de que el nuevo Código de Consumo que se está elaborando obligará a los propios ciudadanos a usar la delación lingüística, vamos que obligará al vulgar chivatazo. Cataluña convertida en una ‘nación’ de chivatos sería ya el colmo de régimen opresivo y totalitario, es decir, lo que ha venido siendo hasta ahora pero mucho más a las claras. Uno se pregunta si el siguiente paso no será marcar con una estrella roja (color apropiado para el Tripartito) o azul (si es CiU quien gana las siguientes elecciones) a los infractores del Código de Consumo, además de sangrarles con todo tipo de sanciones.

En el citado Código, en su artículo 311.5, se señala que ‘las personas consumidoras tienen el derecho y el deber de cooperar, de forma individual o mediante las organizaciones que las representen, con las administraciones públicas encargadas de velar por el cumplimiento de la legislación vigente en materia de protección [¿?] de las personas consumidoras. […] El medio principal de cooperación es la denuncia’ (¡!). Es decir, que puede darse el caso de una señora que con su carrito se dirige al mercado y pasa cada día por la puerta de una tienda de colchones en cuyo letrero no pone ‘Matalassos’, lo que en estricto cumplimiento de la ley daría lugar a que esa señora, de toparse con un inspector lingüístico enfervorizado (el fervor no parece ajeno a la hora de acceder al cuerpo) fuese parada, identificada y sancionada por no haber cumplido con su obligación de denunciar al colchonero. El ejemplo es realmente demagógico, lo reconozco, si bien perfectamente creíble a tenor de la nueva vuelta de tuerca que preparan los nazis (nacionalistas y socialistas) del Tripartito.

Aún está por verse, después de que estos totalitarios elaboren el reglamento sancionador, si la multa que le pondrán a la señora será o no superior al importe necesario para llenar el carrito de alimentos. Y eso en el supuesto de que pueda atenderla cuando le llegue y no sobrepase el período de liquidación, lo que supondría que acabase pagándola con recargo o bien que le embargaran la cuenta del banco donde le llega la pensión de viudedad. Otra frase de nuestros clásicos sería adecuada al caso: La injusticia, siempre mala, es horrible ejercida contra un desdichado. Me temo que en Cataluña el número de desdichados irá en aumento, especialmente mientras algunos de sus personajes más fanatizados insistan en eslóganes como este: ‘El anticatalanismo es una obsesión de la españolidad’. ¡Santo Dios, cómo es posible que en Cataluña no se produzca una rebelión en las urnas ante tanta afrenta a la razón y a la libertad de sus habitantes! Bueno, añado hoy (11-12-2015), tal vez la rebelión hacia la libertad ya ha comenzado y Ciudadanos la encabeza.

Artículo revisado, insertado el 20 de febrero de 2010 en Batiburrillo de Red Liberal


2 comentarios:

  1. Anónimo22:17

    Ellos acusan al franquismo de obligarles a hablar en español. No era cierto, era obligatorio el idioma común para lo oficial y alguna cosa más. Pero recuerdo que la Vanguardia publicaba las esquelas en catalán, por ejemplo.

    Según ellos, esa obligación hizo que el catalán perviviera en la clandestinidad y resurgiera con fuerza cuando se alcanzaron las "libertades".

    Digo yo9 que podrían haber tomado nota y no hacer el tonto, porque lo que han conseguido es que la gente utilice el español en la clandestinidad y odie al catalán.

    Pues que sigan.

    Pacococo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De acuerdo casi al 100%. Y sobre todo no olvidemos que no es lo mismo una dictadura, por suave que sea, que lo que que se supone es una democracia. Claro que en Cataluña solo puede suponerse, porque la democracia no es real en absoluto.

      Eliminar

Comentarios moderados.