sábado, 19 de diciembre de 2015

Votar al Partido Popular (matizado) es lo que me dicta la razón (526)



Con independencia de que Mariano Rajoy nunca ha sido un santo de mi devoción, puesto que a menudo le ha faltado la decisión y el empuje que caracterizan a otros miembros de ese partido, como Esperanza Aguirre, pongamos por caso, hay que reconocer que los populares cuentan entre sus filas con unos cuantos elementos bien preparados —si se les compara con los ineptos ministros y altos cargos que acompañaron a Zapatero— y jurarí­a que Mariano es de los que sabe escuchar y sopesar (acaso más de la cuenta) el consejo de sus asesores en lugar de actuar al buen tuntún, o a capricho, como vino haciendo ZP durante sus dos mandatos, que entre otros grandes desaciertos permitió un estatuto catalán origen de la actual deriva separatista. Luego aquí­, a la hora de introducir la papeleta en la urna, ha de valorarse no ya a un polí­tico aislado, sino a todo un conjunto de personas en cuyas manos debemos depositar la poca confianza que nos queda a los españoles para que no se vaya todo al diablo. Y ese todo, casualmente, tiene un nombre: España. ¡Nada menos que España!

Por el contrario, ¿qué puede ofrecernos Pedro Sánchez, y con qué equipo, que no sea volver a caer en el tópico socialista de derrochar a manos llenas hasta que se acabe el dinero de los demás? ¿Qué esperar de un individuo tan poco brillante como el actual candidato del PSOE, cuyo programa político consiste esencialmente en derogar cualquier ley que haya aprobado el PP? Yo no he sido capaz de ver a casi nadie de cierto mérito detrás de un candidato que se significa por sus gestos de chulería, sus gritos histéricos, sus insultos y sus miradas de odio. No, lamentablemente el PSOE sigue siendo un partido embarrancado en el "todo vale" (no hay más que ver con quién ha pactado en comunidades y ayuntamientos) y con una tripulación que viene desplegando el velamen del partidismo según establece quien tiene toda la pinta de ser un ZP en versión 2,0, pero en bruto. Ya no hablemos de los polí­ticos que "okupan", algunos desde hace 35 años, una Junta de Andalucí­a en la que hay 200 de ellos citados por esa Justicia renqueante que no acaba de juzgarlos tras un montón de años. ¡Pasmoso si no fuese tan asimilable a lo delictivo!
Así­, pues, lo mejor que debería suceder el 20-D es una victoria suficiente del PP, que de paso sirviera para dejar en la cuneta los chantajes nacionalistas y que llevase aparejado un "catacrac" espectacular del PSOE. Un "catacrac" destinado a hacer meditar a las bases socialistas sobre el uso de la polí­tica sectaria y ruinosa que cada vez que han gobernado nos han ofrecido a los españoles. Un catacrac que les mueva al razonamiento de si no les convendrí­a más, a fin de regenerarse, proceder a una refundación en la que se incluyera no ya esa honradez de la que presumen, tan ficticia desde siempre, sino cierto grado de decencia al más puro estilo de las socialdemocracias nórdicas.
¿Es posible votar otros partidos hoy extraparlamentarios? Lo es, evidentemente, pero de las dos opciones principales solamente Ciudadanos merece mi atención, creo que son gente que ilusiona y que propone unos cambios de lo más necesarios, como por ejemplo la separación real de poderes. No opino lo mismo de Podemos, una formación totalmente descartada tras meditar lo que esta gente supone: Abuso, hipocresía y empobrecimiento. No hay más que ver el modo tan estrafalario y cargado de arbitrariedades y amiguismos que usan en las dos principales ciudades que gobiernan: Madrid y Barcelona.
¿Debe uno sopesar el voto en blanco o la abstención? Por supuesto, si bien cada cual tira la papeleta a la basura como mejor le place. ¿Cabe considerar, asimismo, el voto a los comunistas (incluido Podemos) o nacionalistas? ¡En absoluto! No son partidos demócratas que aspiren a algo distinto que al abuso de poder. En resumidas cuentas: En las circunstancia actuales, votar al Partido Popular es lo que dicta la razón, ya habrá ocasión más adelante de sopesar otras opciones adentradas aún en la utopí­a y que tal vez se consoliden en esta legislatura que comienza mañana. Tratemos de ocuparnos ahora en ver cómo sacar a las siguientes generaciones de la enorme deuda en que nos dejaron los socialistas, la cual no se ha podido asumir en su totalidad al haberse mantenido la crisis hasta finales de 2013. En cualquier caso, parece preciso que el voto debe ir destinado a la opción más útil, que hoy por hoy es el PP y si se quiere con el acompañamiento de Ciudadanos, una opción igualmente válida que incite a Rajoy (o a quien ocupe la jefatura de los populares) a ponerse las pilas de una puñetera vez.

2 comentarios:

  1. Anónimo21:45

    No opino que se tire el voto a la basura (las urnas son cubos de basura, pero dejemos eso), el mero hecho de emitir un voto meditado supone que no es nada despreciable y cumplirá su función, mínima, pero algo es. Tirar el voto a la basura es votar a ciertos partidos, que por muchos escaños que consigan, siempre serán basura y no hace falta dar nombres.

    Si gozo de buena salud, mañana meteré dos sobres en las urnas y lo que lleven, si llevan algo, será algo muy meditado, tan meditado que no sé que haré a estas alturas de la noche. Pero no será a un partido que vaya a obtener muchos escaños. Y no pienso ni por un momento que vaya a tirar mi voto.

    Pacococo

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    1. Mucho ánimo, Paco, y a votar por lo que te apetezca: a favor o en contra de... ¡Pero a votar! Yo al finar voy a votar a dos partidos, uno al Congreso y otro al Senado.

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