Viene del artículo anterior:
En cada una de las nuevas comunidades autónomas con jerarquía de nación, las federaciones regionales del PSOE dejarán de exhibir esas siglas, como ocurre ya en Cataluña, y el siguiente paso será declarar que sus respectivos partidos nada tienen que ver con el PSOE, sino que son formaciones diferentes y nacionales (en el sentido nacionalista), algo que igualmente ha sucedido en Cataluña. Eso sí, como hacen ahora los socialistas catalanes del PSC, seguirán formando parte de la Ejecutiva Federal, sin que les afectase ninguna obligación y accediendo a todas las ventajas. En consecuencia, mantendrán la capacidad de elegir al primer secretario del PSOE, cargo que recaerá siempre en un individuo de la calaña de Zapatero (ahora vemos que se ha cumplido al tratarse de Pedro Sánchez), cuyo perfil imprescindible para ser elegido es que sea partidario de conculcar cuantas normas y leyes llegó a tener España como nación unitaria, lo cual podría resumirse perfectamente en un eslogan tan al uso socialista: Todo para la parte (cualquier región), nada para el todo (España).
Tales
circunstancias determinarán, en un plazo de tiempo que no deberá superar las
dos o tres legislaturas, la pérdida del poder socialista en el “gobierno
central del Estado español” (como gustan llamarlo en la periferia
díscola) o en su defecto “gobierno de Madrid”, si es que para
entonces no se ha fundado ya una nueva capital en un páramo de La Mancha y se
le ha dado el nombre de algún socialista conspicuo, por ejemplo: Ciudad Paulina
o Nueva Iglesias, por Pablo Iglesias, el fundador de la Secta del PSOE. En
efecto, anteriormente dije que el asunto había que tratarlo en serio y,
evidentemente, no puede ser más serio el hecho de despojar a Esperanza Aguirre
y al PP de una capital que ellos, los burócratas de la izquierda y el
nacionalismo, consideran que “chupa del bote”. ¿Cuántas pegan creen que
pondrían Carod o Ibarreche o Chaves, y no digamos Maragall o su sosias
Marce.lí, si se les hablase de trasladar la capital del Estado español a Dios
sabe dónde y reducirla a un pueblo de 50.000 habitantes? ¡Eh!, ¿cuántas?