miércoles, 23 de enero de 2019

11-M, la pena que no cesa


Apenas unos rumores de esta misma semana han bastado para que recordara la masacre del 11-M, lo que me ve lleva a recuperar un breve artículo de hace unos años:

Dicen que el tiempo todo lo cura, no será a mí ni en este mundo en lo que respecta al 11-M y la indignidad que le siguió, con asalto a las sedes del PP en una jornada que la ley fijaba de reflexión.

Siento aún la angustia de aquellos días, cuando tanta buena gente dejó sus vidas o resultó malherida a consecuencia del acto terrorista que tuvo una infame motivación política desarrollada luego en las calles. No acuso a nadie directamente del atentado, y no lo hago por falta de ganas. Simplemente evito hacerlo para no acabar en prisión, tal es mi convencimiento de la sabandija que se esconde detrás del 11-M. Me refiero al que dio la orden de ejecutar tanto horror, por supuesto. Si hay un Cielo, que lo hay, debe de haber también un infierno donde esa bazofia inhumana arderá eternamente. Mala inversión: unos pocos años de jerarquía a cambio de la tortura cierta del alma, a perpetuidad.

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