lunes, 18 de febrero de 2019

Si hay que votar, se vota. Pero… ¿a quién? (1 de 3)


A partir del mitin de Sánchez, en el que anunció la convocatoria de elecciones para el 28 de abril, que ya veremos si se materializa en el BOE porque este tipo da unos bandazos tremendos y es incapaz de cumplir cualquier cosa que prometa, me ha dado por meditar sobre el partido al que otorgarle mi voto, no vaya a ser que la indecisión me lleve a las puertas del colegio electoral (el día que sea) y al final acabe aceptando la papeleta que me ofrezca un viejo amigo, incondicional del PSOE desde que hizo la primera comunión. 


¡No y mil veces no, la izquierda descartada por completo! Acribillan a impuestos a todo el mundo, como pretendía hacer el felón en los presupuestos que no se le aprobaron, para repartirlo solamente entre los de su cuerda. Y a eso, los muy desahogados, encima lo llaman igualdad o distribución social.

Ahora bien, a sabiendas de que no tengo más narices que escoger a uno de los “trifálicos”, término que hasta suena bien si se antepone al de los “trifelones” (sanchistas, podemitas y toda su ralea de siglas, más la purria golpista), voy a intentar una primera aproximación argumentada sobre el partido que veo más “acabado”, en el sentido de que a mi juicio posee mayor capacidad para gobernar con eficacia y sin que termine improvisando en todo o recurriendo a mercenarios de la izquierda, como le ha sucedido a Ciudadanos en Andalucía.

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