lunes, 13 de mayo de 2019

Vota “Trifachito”


Si uno quiere reflexionar sobre el destino de su voto solo tiene dos opciones, para lo cual es preciso dar un verdadero hachazo inicial y dividir a los partidos en dos grandes grupos: Malos y Buenos, o lo que es lo mismo, propagandistas disfrazados de benefactores de la sociedad –o del “derecho a decidir”, verdadera falacia cuando la “decisión” no es democrática–, que supone la opción más nefasta y de inmediato debe descartarse al completo, o bien escoger entre lo que se conoce como el “Trifachito”, denominación que usa la izquierda sarmentosa para definir a sus enemigos mortales, ya que para estos siniestros politicastros cualquiera que no sea de su cuerda es un verdadero fascista.


De modo que en mi caso me inclinaría, incluso a ciegas, por el “Trifachito”, un término que habrá que reivindicar con orgullo tras comprobar que se usa a modo de insulto por quienes se avergüenzan y tratan de ocultar, esta vez con razón, del mayor de los complejos ideológicos y criminales de la historia política: el marxismo-leninismo-estalinismo. Y a partir de ahí, del “Trifachito” –repitámoslo– se trata de escoger la papeleta de una de las formaciones más conscientes de la realidad en que vivimos, o si se quiere menos perjudiciales para el bolsillo, en el supuesto de que lo que más le importe a uno sea la economía.

Pero también es posible adosarle a la opción escogida, como si de un sabroso cóctel de licores se tratase, sus buenas gotas de patriotismo español, alguna cucharadita de bálsamo de honradez política –fijándose sobre todo en el dirigente que encabece nuestras preferencias– y cierto aroma de valor para combatir al repugnante separatismo supremacista que corroe nuestras regiones más díscolas, es decir, esa periferia española que aún no ha conocido la democracia al haber pasado, sin transición alguna, de la dictablanda franquista a la dictadura xenófoba, oportunista y malversadora. Así que usted mismo, si reflexiona sobre el hachazo inicial advertirá que es una decisión menos maniquea de lo que parece, puesto que en realidad lo que se busca es la supervivencia: El bienestar de los ciudadanos y la continuidad de España.

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