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El gran periodista Carlos Cuesta, un hombre repleto de sentido común y excelente información, escribe en El Semanal Digital un demoledor artículo cuyos números demuestran tanto la falsedad más absoluta, exhibida durante horas y horas, así como el bombardeo de medias verdades que la banda podemita y sus franquicias usaron en una moción de censura destinada, esencialmente, a chupar cámara todo el tiempo posible y a mayor gloria de su líder, un tipo en la cúspide de la mediocridad, con cara de odio y deseo incuestionable de resucitar a las dos Españas. Debido a su gran interés se reproduce aquí el contenido del artículo |
Todas las cifras económicas han mejorado,
hasta el paro juvenil o la ocupación femenina. Ésos son los datos para
desmontar el apocalíptico discurso de Iglesias y Montero.
Los debates parlamentarios parecen haberse
convertido últimamente en un ring sin reglas. Difamar, calumniar,
injuriar, mentir… Todo vale. Y nadie lo frena.
En un ejercicio patético que acabará, si no se corta, por acercar el objetivo
último de Podemos:
desprestigiar de tal forma la democracia representativa que, paso a paso, se
implante una especie de asamblearismo callejero capaz de aniquilar nuestro sistema
democrático y de partidos.
Ocurre en la descalificación política con mentiras, en las
acusaciones falsas de corrupción, y, ocurre, por supuesto, en la alteración de los datos económicos, de forma que
la prensa acaba trasladando a la población un discurso plagado de información
alterada e irreal que impide que el juicio social se adapte a la situación y
medidas económicas ciertas.