jueves, 30 de abril de 2020

Párrafos destacados (2)


Tomados de la novela “Viento de furioso empuje”, ofrezco hoy varios párrafos que describen el ambiente en el zoco de Damasco, donde el protagonista de la obra, Yunán, debe encontrarse con un nuevo amigo, Abdelaziz, que le entregó una misteriosa moneda de oro en la antesala de la audiencia ante el califa y acerca de la cual se ofreció a aclarar su origen.


Capítulo II. Cita con Abdelaziz en el gran zoco de Damasco
Yunán alcanzó la entrada principal del zoco y se detuvo algún tiempo para advertir la presencia de Abdelaziz. Paso a paso, inclinado a no internarse demasiado en el mare mágnum de tenderetes y baratillos, ganó terreno hacia el interior del mercado. Se sentía atraído por la tracamundana de una clientela que se movía en todas las direcciones y acarreaba los objetos más insólitos. Otro tanto podría decirse del sinnúmero de vendedores ávidos de traficar con toda suerte de productos, que pregonaban a voz en grito.

Contagiado al fin de un ambiente donde al vocerío de quienes ofrecían lo más ventajoso, a precio inigualable, se sumaba el regateo no menos estridente de quienes pretendían dejar esos mismos precios en un tercio de lo pedido, Yunán se entregó a la agitación vocinglera* del lugar y se dedicó a exa­minar las novedades del bien surtido mercado de la capital omeya. No obstante, mantuvo un ojo más allá de su entorno por si veía a Abdelaziz.

Cuando habían transcurrido unas dos horas de su llegada al mercado y Yunán comenzaba a estar harto de saludar conocidos, que se arrima­ban a él, sobre todo, para que terciase ante su padre. Cansado en igual medida de ingerir alguna que otra escudilla de alimentos guisados Dios sabe cómo, de presenciar competiciones de alquerque, de hojear libros que invariablemente, así eran pregonados, contenían todo el saber de este mundo, de esquivar azacanes que ofrecían la más fresca de las aguas, de rechazar no sin di­ficul­tad a una patulea de vendedo­res ambu­lan­tes de toda especie, entre los que se mezclaban limos­ne­ros de oficio y alcahuetes arrimadizos...

Y justo en el instante, ya a las afueras del zoco, en que iniciaba una sarta de repro­ches hacia sí mismo al no haber con­cre­tado más el lugar del encuentro, Abdelaziz apareció a lomos de un magnífico caba­llo que manejaba con destreza mientras tiraba de las bridas de una segunda montura, también de buena planta, que le ofreció sonriente.

miércoles, 29 de abril de 2020

Párrafos destacados (1)


Inicio hoy una nueva sección dedicada a la novela “Viento de furioso empuje”. En las siguientes entradas trataré de incluir una selección de aquellos párrafos que más me satisfacen y considero representativos del conjunto de la obra. El objetivo, debo confesarlo, es convencer al posible lector de que la novela posee la calidad suficiente para ser adquirida y, desde luego, para disfrutarse. Disfrute que me han expresado ya algunos de sus lectores, a los que agradezco mucho esas opiniones.



Capítulo I. Descripción del salón de actos del palacio califal en Damasco

Yunán acompañó al secretario y accedieron a un gran salón rectangular cuya techumbre de alfarje, con maderas labradas y entrelazadas, se encumbraba mediante columnatas de mármol serpentino. En el salón, además de un enjambre de sirvientes uniformados que se movían ofreciendo refrescos y tentempiés, varias docenas de hombres permanecían a la espera de ser recibidos por el monarca. Algunos de esos hombres ofrecían un aspecto de sumo aburrimiento, de tedio, sentados aquí y allá, conciliando algún sueño o alguna fantasía que les arrimase al poder; otros, por lo común en parejas, paseaban su impaciencia a lo largo de un itinerario zigzagueante, de pavimento algo gastado, que discurría entre fuentezuelas y pebeteros con figuras de alcanfor.

También menudeaban, acomodados al sol de las celosías, ciertos seres de apariencia tranquila y piadosa para quienes la oración, rosario en mano, suponía una forma eficaz de combatir la espera, circunstancia que a veces requería varios meses de paciencia y de rezos. Otros, en fin, daban por hecho que serían llamados ese día a presencia del califa y ensayaban frases y frases, a veces en tono audible para los más cercanos, con objeto de impresionar al monarca llegado el momen­to.

En aquella pluralidad de mortales de tan variado pelaje, malhumorados los más por el consabido plantón del soberano, se adver­tía un grupo de individuos acerca de los cuales diríase que formaban un gremio de expertos de la antesa­la. Daban la impresión —según observó Yunán—, de no resentirse de la holganza al entretener el tiempo en el ejercicio de la tertulia en torno a un corrillo, una forma como otra de solucionar los problemas del mundo. Al ver cruzar al nuevo visitante camino de la estancia contigua, varios de ese corrillo se sintieron molestos y comenzaron a desdeñar sin disimulo alguno...

martes, 28 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (23)


En algunos pasajes de la novela “Viento de furioso empuje” (a la venta en Amazon, ebook 3,55€), hay lances que se producen a lo largo de una ruta situada entre Medina Sidonia y Écija, localidades donde se libraron sendas batallas favorables a los musulmanes. Y amplío: no pocas de las peripecias más humorísticas de la obra transcurren de un modo itinerante, hasta el punto de que uno de los personajes más dicharacheros, Policronio, no vacila en implorar ayuda al dios de los bebedores de vino rancio mientras que, algo más tarde, un frailecillo con razonable cara de tarugo afirma en su descargo que él no aclara ciertas dudas porque practica el noble arte de “saber escuchar”.

Calzada: En su desplazamiento hacia Toledo, Tariq tuvo la opción de usar un gran tramo de la Vía Augusta (principal calzada de la época), tomándola a la altura de Lebrija (Nabrissa) e incluso antes, para luego seguir con cierta comodidad hasta Linares (Ad Aras), donde la calzada se alejaba de la ruta del musulmán y se dirigía hacia Cartagena (Carthago Nova o Karthagine Spartaria). Por razones que se desconocen, Tariq prefirió escoger calzadas secundarias que le llevaron hasta Toledo.

Condado (condado-civitate): Se trata del territorio que conocemos como provincia-condado para distinguirlo de la provincia-ducado. La división territorial visigoda fue básicamente la misma que la romana, si bien se crearon condados a partir de la autonomía progresiva de algunas ciudades y su entorno. A su vez fueron desapareciendo las demarcaciones territoriales romanas denominadas conventos jurídicos. Un ejemplo de provincia-ducado sería la Bética, que en la época de Augusto comprendía 175 ciudades y estaba dividida en cuatro conventos jurídicos con capitales en Sevilla, Écija, Córdoba y Cádiz, las cuales pasaron a ser sedes, ya en época visigoda, de sus respectivos condados, a cuyo frente se situaban un conde, un juez o un obispo, siempre dependientes del duque de la provincia, que se instaló primero en Córdoba y más tarde en Sevilla. Los condados, a su vez, estaban divididos en territorios menores llamados vicus (equivalentes a comarcas), regidos por un legado que ostentaba el título no hereditario de iudex vicarius.

Sal: En la época que nos ocupa (siglo VIII), la sal era un componente esencial en la conservación de los alimentos. Muchas de las epidemias de la Edad Media se originaron tras una escasez de sal, de ahí que en las grandes ciudades, como Damasco, existiera un mercado exclusivo para la venta de sal.

lunes, 27 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (22)


En la novela histórica “Viento de furioso empuje” (Amazon), como en toda obra con pretensiones de narrativa total (es el lector el que debe valorar si se ha logrado), pueden advertirse, además de no pocas acciones, aventuras y diálogos, ciertas curiosidades que han dado pie a esta serie de entradas en el blog. Eso sí, en la novela también se incluyen hechos de apariencia milagrosa y, de añadidura, unos cuantos misterios. Veamos uno de esos misterios, referido en esta ocasión a Rodrigo, rey de Hispania (España + Portugal).

Rodrigo: Según ciertas crónicas, el cadáver del rey Rodrigo nunca pudo hallarse tras la batalla contra Tariq cerca del río Guadalete, en los llanos de Sidonia, la actual Medina Sidonia. Se comenta que en la localidad de Viseu (Portugal) descubrieron una tumba con la siguiente inscripción: Aquí yace Rodrigo, rey de Hispania. Tal descubrimiento dio pie a numerosas especulaciones e incluso hubo quien aseguró que Rodrigo no murió en Guadalete y reinó durante algún tiempo en el norte de Portugal. En el supuesto de que la tumba no fuese más conmemorativa que real, lo más probable es que encerrara el cadáver del rey, herido de gravedad en la batalla. Conviene aclarar que el descubrimiento, de ser cierto, se produjo hace muchos siglos y en la actualidad no hay ni rastro de la citada tumba en la localidad de Viseu.

domingo, 26 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (21)


En la novela “Viento de furioso empuje” (Amazon) se destaca a un personaje histórico, del que se habla a menudo, como gran artífice de la llegada al poder del rey Rodrigo y, tras la desaparición del citado monarca, como líder de la resistencia contra los musulmanes en el levante de Hispania. Me refiero al visigodo Teodomiro, un grandísimo estratega como dejó demostrado en varias ocasiones.  

Teodomiro (en árabe Tudmir): Fue uno de los condes de la Cartaginense. Poseía numerosas tierras y villas en esa provincia y residía indistintamente en Orihuela (Aurariola) o Caravaca de La Cruz (Asso). Gozaba fama de general invicto. Se dice que en el 695 contribuyó a rechazar un desembar­co bizantino en las costas andalu­zas y que en el 709 derrotó una escuadra, igualmente bizantina, que procedía de las Islas Baleares y asolaba la región de Cartagena.

También se afirma que, al lado del rey Rodrigo, participó decisivamente en la batalla librada hacia el 710 (algún historiador la emplaza en las proximidades de Zaragoza) que en­frentó a las tropas reales con los partidarios del joven heredero Aquila, al mando de cuyas huestes figuraba el duque Requesindo. A partir del 711, Teodomiro mantuvo una lucha constante contra los invasores musulmanes. Si bien perdió una importante batalla contra Abdelaziz ben Musa en la llanura de Lorca o Sangonera la Seca, según fuentes.

Mediante el engaño de disfrazar a las mujeres con indumentaria guerrera, colocarlas en las murallas de Orihuela y aparentar un elevado número de defensores, logró arrancar un pacto al hijo de Musa (ver imagen) que le convirtió en señor indepen­diente de una amplia región del sureste de España (Cora de Tudmir). Algunos historiadores consideran a Teodomiro un personaje de primerísima fila, incluso comparable a Pelayo, si bien se reveló unos cuantos años antes.

sábado, 25 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (20)


En la novela histórica “Viento de furioso empuje” (Amazon), además de relatarse la confrontación bélica ocasionada por la invasión islámica de Hispania, se produce una gran controversia acerca de la posible influencia del dominio sarraceno, de ahí que haya personajes visigodos, alguno de gran entereza moral, que no duden en calificar de renovadora e incluso benefactora la llegada de los invasores, puesto que en los siglos de dominio visigodo se creó mucha opresión hacia la mayoría hispánica. Y aún fue mayor el avasallamiento hacia la abundante población judía.

Influencia: Hay quien sugiere que tal vez pudiera justificarse el pensamiento de algunos visigodos emplazándolo en su momento histórico. Durante muchos cientos de años, la civilización, la riqueza, la creatividad, el pensamiento filosófico, las grandes religiones... se dieron cita, sobre todo, en lo que hoy conocemos como Oriente Próximo o en esa Hélade a caballo entre Europa y Asia.

A diferencia de nuestros días, en los que el mundo occidental marca la pauta de la abundancia y el bienestar social, Persia, Siria, Mesopotamia, Egipto, Bizancio... fueron los referentes de prosperidad y cultura que muchos poseían; por lo que no parece extraño que una nueva civilización, la islámica, que había sido capaz de conquistar y asimilar tantos territorios de dispares razas y credos, fascinara a gentes de la alta edad media y la considerara aceptable para renovar la forma de vida de un reino tan arbitrario como el visigodo.

viernes, 24 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (19)


En la novela “Viento de furioso empuje” (Amazon) surgen diversos personajes históricos, unos con diálogo y otros solo citados, sobre los que hoy anoto algunos detalles no demasiado conocidos. Fueron los partidarios de lo que se conoce como la facción vitizana, es decir, esos herederos del fallecido rey Witiza que no dudaron en conspirar a todas horas, afilarse las uñas, guerrear contra Rodrigo y, en el colmo de la avidez, comprar un ejército de musulmanes capaz de desgastar al rey de Hispania, al que ellos, con un ejército reclutado al efecto en la Tarraconense y la Septimania, pretendían eliminar a toda costa.

Requesindo: A mediados del año 710, el duque Requesindo, mentor de Aquila, se enfrentó al rey Rodrigo en una importante batalla cuyo lugar se desconoce y en la que el duque perdió la vida. A partir de esa derrota, la facción vitizana juró acatamiento al rey Rodrigo, si bien en ningún momento dejó de conspirar para derrocarlo.

Fredebaldo: Se cree que el conde Fredebaldo, importante personaje de la nobleza toledana sujeto a Witiza, fue desterrado de Toledo por el rey Rodrigo. El conde, al que le siguieron al exilio buena parte de sus fieles, se puso al servicio de Aquila en la Tarraconense y luchó junto al duque Requesindo en el enfrentamiento contra el rey. Fredebaldo salió malherido de la batalla y buscó refugio cerca de Barcelona, donde falleció al poco tiempo.

Olmondo: Algunos historiadores afirman que Witiza estuvo casado dos veces. De su primer matrimonio nacieron tres hijas, de las cuales una murió muy joven. Ya de edad avanzada, Witiza se casó en segundas nupcias y nacieron sus dos hijos menores: Aquila (Akhila) y Ardabasto. Witiza también tuvo otro hijo fuera del matrimonio: Olmondo. Por tanto, Aquila era considerado por los vitizanos el primogénito legítimo a efectos sucesorios.

jueves, 23 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (18)


En la novela histórica “Viento de furioso empuje” (Amazon) se menciona una población de Hispania cuyos habitantes practicaban la religión judía. Terromontero de Valeria, aldea localizada en la provincia gaditana, es el escenario por donde transitan y combaten tres personajes principales de la obra y en el que se citan a un arconte y a un arquisinagogo. Veamos a qué cargos corresponden esos nombres.

Arconte (del latín. archon, -ontis, y este del griego άρχαν: especie de magistrado): En buena parte de la Hispania visigoda, el jefe de una comunidad judía recibía el título de arconte. A veces, de acuerdo con el magnate visigodo de la comarca, ese arconte ejercía las funciones de alcalde de la localidad cuando los habitantes judíos eran mayoría.

Arquisinagogo (el principal de la sinagoga): En la época que nos ocupa (siglo VIII), es el nombre por el que era conocido el jefe de una sinagoga. El cargo era rotatorio cuando no había voluntarios y se alternaban los ancianos que formaban parte del Consejo.

Hombres de armas: La Lex Visigothorum obligaba a los nobles, tanto godos como romanos, a llevar la décima parte de sus siervos a la guerra. De ahí que a las huestes musulmanas de Tariq, preparadas a conciencia durante meses, se enfrentaran unas tropas comandadas por Bencio, sobrino del rey Rodrigo, donde gran parte de sus componentes no poseía experiencia ni preparación para el combate.

Huevos estrellados al hierro: A diferencia de nuestros días, en que los huevos suelen freírse en una sartén y a veces con abundante aceite, en la época del relato se acostumbraba a “estrellar” los huevos en una pequeña plancha de hierro, con poco aceite, y dejarlos cuajar. A veces se cocinaban en el mismo plato en el que luego se servían, siempre que el utensilio fuese de hierro. En alguna lengua romance, como el catalán, aún quedan reminiscencias idiomáticas de esa época, puesto que a los huevos fritos también se les denomina: ous ferrats, de ferro, hierro.

miércoles, 22 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (17)


En la novela “Viento de furioso empuje” (Amazon) surge un personaje visigodo llamado Witerico, de firme carácter y gran intuición, que cuenta con un escuadrón de bucelarios cuyos componentes representan lo mejor de la milicia de su época, hasta el punto de ser calificados por la población como idóneos para el recuerdo y a los que jamás podría relacionárseles con el saqueo o la brutalidad antojadiza. Para mí, sin contar al protagonista Yunán, el toledano Witerico es el personaje más destacado de una obra que cuenta con más de treinta intervinientes principales y otros tantos secundarios.

Bucelario (del latín buccellarius, de bucella, panecillo de harina de trigo). Entre los visigodos, hombre libre que se sometía voluntariamente a la dependencia de un magnate al que prestaba servicios de armas y del que recibía una soldada y algunas tierras para cultivarlas al final de sus funciones y a modo de pensión. Dicho en un lenguaje llano, vendría a ser algo así como un militar “chusquero”. 

No tendría nada de extraño que la calificación de “chusquero” hubiese llegado hasta nuestros días para designar a ciertos soldados reenganchados en la milicia. El Bucelario o “chusquero” (siempre desprovisto de su sentido despectivo) era una especie de guerrero profesional que usaron algunos emperadores romanos y bizantinos, así como otros nobles, militares y potentados. Solían estar alojados y mantenidos en la casa del señor al que servían.

martes, 21 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (16)


En relación con la novela histórica “Viento de furioso empuje” (a la venta en Amazon), que transcurre a principios del siglos VIII, varios de sus personajes practican el judaísmo o una variante arcaica de esa religión. Uno de esos protagonistas es un anciano de más de cien años, poseedor de toda la sabiduría de su tiempo, contemporáneo del profeta Mahoma y habitante de Damasco, si bien los más de ellos son gente corriente que viven en un reino situado en el norte de África, cercano al Rif y radicado en un macizo montañoso. Veamos ahora un par de detalles acerca del judaísmo:

Yahvé (del hebreo יהוה «YHVH»AdonaiSeñor mío): Nombre del Dios del pueblo hebreo. El nombre llegó a ser considerado demasiado sagrado como para que fuera posible expresarlo, solo a los sacerdotes les estaba permitido usarlo en el acto de bendecir al pueblo. En realidad, Jehová o Yahvé son deformaciones de Adonai. En su sentido etimológico significa: Yo soy el que soy.

Abluciones: La contaminación más grave para los sacerdotes judíos, puesto que se practicaron sacrificios durante largo tiempo, se ocasionaba al entrar en contacto con un cadáver. En tales casos, el sacerdote se purificaba con agua lustral, que se conseguía al mezclar el agua “viva” o corriente, procedente de una fuente o río, con las cenizas de una novilla roja, sin mácula, quemada con cedro, hisopo y púrpura.

lunes, 20 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (15)


En relación con la novela histórica “Viento de furioso empuje” (Amazon), anoto hoy una breve miscelánea de curiosidades cuya única característica común es complementar lo que se dice en la obra. Las anotaciones son una especie de notas a pie de página que aluden a las galeras usadas por Tariq, el dromón bizantino, el color blanco de los omeyas y el tratamiento de sidi ofrecido a los árabes.

Galeras: Aseguran que las galeras usadas por Tariq para el cruce del estrecho le fueron cedidas por el propio Julián. Parece cierto desde el punto de vista de la lógica histórica, ya que los musulmanes carecían de embarcaciones adecuadas con las que bloquear la ciudad de Ceuta. Apenas un par de años más tarde, Musa logró aparejar una importante flota construida o reparada en las atarazanas de Cartago (Ifriqiya).

Dromón (en griego, corredor): Especie de galera bizantina que solía llevar más de cincuenta remeros en cada bancada. En alta mar usaba el velamen para desplazarse a gran velocidad y evitar el acoso de las naves musulmanas, puesto que el Mediterráneo se había convertido en un hervidero de piratas procedentes de ambas márgenes: musulmanes en el sur, bizantinos o latinos en el norte.

Blanco: Color oficial representativo de la dinastía omeya. Se dice que en la época de los omeyas, la Kaaba, santuario principal del islam, se cubría con una tela de seda de color blanco. Más tarde, al alcanzar el poder la estirpe rival abasí, cuyo color oficial era el negro, la tela de la Kaaba pasó a ser de dicho color, sin que haya cambiado desde entonces.

Sidi: Equivalente a señor. Tratamiento dado a los nobles árabes por el pueblo beréber. Con el tiempo se generalizó en el idioma árabe y se le incorporó el concepto de “hombre fuerte y valeroso”. Del vocablo Sidi deriva la palabra Cid, atribuido a Rodrigo Díaz de Vivar, El Campeador.

domingo, 19 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (14)


Acerca de la novela “Viento de furioso empuje” (Amazon), anoto hoy algunos datos de dos de sus personajes históricos: Tariq y Julián. El primero ha pasado a la historia como el gran conquistador de Hispania (Spanía para los árabes, antes de llamarse al-Ándalus), razón por la que su nombre es muy conocido en todo el mundo musulmán e incluso una de las principales avenidas de Damasco lleva su nombre. Del segundo, Julián, es casi una injusticia que se le relacione con la del típico personaje traidor, cuando si acaso fue un sujeto tan torpe como altivo que solo pretendía sobrevivir frente al peligro de los musulmanes y el desamparo del rey Rodrigo, que se la tenía jurada.


Origen de Tariq ben Ziyad, apodado El Persa: No existe unanimidad en el origen de Tariq. Hay quien opina que procedía de la región de Hamadán, al suroeste del actual Irán, si bien es más probable que el apodo le venga por los muchos años que permaneció en Persia luchando en pro del islam, una religión que profesaba de buena voluntad. Historiadores de renombre, como Sánchez Albornoz, entre otros, afirman que era beréber, de la tribu rifeña de Sadif.

El conde Julián de Ceuta: No hay acuerdo para considerar visigodo, bizantino o beréber a Julián, incluso algunos autores afirman que su nombre era otro o, simplemen­te, que jamás existió. El autor opina que hay indicios abundan­tes de la existencia de un personaje de origen visigodo, llámese como se llame, al frente de la ciudad de Ceuta. Incluso los propios árabes, en algún documento no demasiado alejado de la época, le denominan Al-Qutí (el godo).

sábado, 18 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (13)


En la novela histórica “Viento de furioso empuje” hay dos facciones claramente diferenciadas: De un lado tenemos a los visigodos, hartos de guerras civiles, conjuras y morbos de todo tipo, y del otro a los musulmanes (beréberes tibiamente conversos y sarracenos, es decir, “orientales”), cuya religión les obligaba a expandirse para establecer el islam como religión oficial, cuando lo que en realidad apetecían muchos de ellos era el poder y la riqueza que en siglos anteriores no lograron poseer sus antecesores, a pesar de haber transportado toda la seda de este mundo con destino a unas ciudades, Roma, Alejandría, Constantinopla…, donde el precio se centuplicaba. Veamos un par de curiosidades respecto a los árabes y a los pueblos más desconocidos de esta etapa histórica, los judíos africanos.

Luna: Si bien el símbolo de la Media Luna es de origen otomano y está basado en el sura 54 del Corán, donde se la relaciona con el día del juicio final (la hora se acercó, y la Luna se partió en dos) o con posibles milagros realizados por Mahoma, se sabe que desde tiempos inmemoriales los pueblos arábigo-semitas han sentido cierta atracción hacia el astro de la noche, luminaria de sus desplazamientos nocturnos por las regiones desérticas donde era obligado evitar el calor sofocante del día.

Judíos africanos: A la llegada de los musulmanes a tierras magrebíes encontraron varias tribus que practicaban algo semejante a la religión hebrea. Algunas de esas cabilas fueron identifica­das: Nefusasghiatasjezawasmediunasfeudelawasbahlulas, etc. Durante los primeros años de la invasión islámica, los beréberes de religión hebrea fueron los que opusieron mayor resistencia, hasta el extremo de lograr una confederación de tribus que al mando de la Kahína durante un tiempo hicieron retroceder a los invasores hasta Kairuán (Túnez).

viernes, 17 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (12)


En la novela histórica “Viento de furioso empuje”, que trascurre a principios del siglo VIII, la ciudad de Ceuta se cita a menudo, así como a su conde, Julián, y a otros nobles visigodos que la habitaban. Ahora bien, de la Ceuta de esa época no se sabe demasiado y encima su historiografía está plagada de hechos fantasiosos. Los siguientes párrafos describen parte de una historia que considero más real.

En tiempos del emperador Justiniano I, el Grande, Bizancio ocupó Ceuta y la convirtió en presidio para expatriados políticos. Se dice que cuando cayeron los territorios que el Imperio romano de Oriente mantenía en la península Ibérica, una buena franja que comprendía todo el sureste de Hispania, con Capital en Cartagena, la población bizantina de Ceuta fue evacuada hacia la ciudad de Cesárea, llamada en la actualidad Cherchell (Argelia), ya que carecía de sentido práctico para su defensa mantener un enclave demasiado alejado de zonas afines, que además debía ser abastecido por mar desde la propia Cesárea o desde las islas Baleares, también en posesión de Bizancio.

Los visigodos, como herederos de las posesiones del Imperio de Oriente en el litoral mediterráneo ibérico, enseguida ocuparon Ceuta y la región de Tánger, creándose un ducado en esta última población, inicialmente con ánimo expansionista, que más tarde derivó en condado y que pasó a depender del duque de la Bética, rival declarado del rey Witiza y de su vasallo el conde Julián. Cuando falleció Witiza, el duque bético, Rodrigo, fue elegido sucesor por el Senado y ungido en Toledo. No se olvide que la monarquía visigoda era de carácter electiva, aunque llevase años sin elección del monarca como consecuencia del “viejo truco” de asociar al trono al heredero.

A raíz de una sucesión tan perjudicial para los herederos de Witiza, que habían reclamado la corona para el joven Aquila, duque de la Tarraconense, sin que el Senado lo aceptase como candidato al ser menor de edad, y considerando que Rodrigo dejó de abastecer por mar la ciudad de Ceuta como represalia hacia Julián, única ciudad que el conde conservaba al haber entregado el resto de su condado a los musulmanes en un pacto inevitable de capitulación, se organizó un encuentro entre el conde Julián y el emir Musa a fin de apalabrar, previo pago de su importe, un ejército beréber que ayudase a derrocar a Rodrigo.

jueves, 16 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (11)


En relación con la novela “Viento de furioso empuje” (a la venta en Amazon, ebook 3,55€ y tapa blanda 16,34€), anoto hoy una curiosidad de carácter etimológico referido al vocablo sarraceno:
Sarraceno (del árabe šarqiyyīn, plural de šarqī, oriental): Para algunos musulmanes la palabra “sarraceno” se considera peyorativa, aunque no tanto como la palabra “moro”, que derivaría del nombre de la provincia romana de Mauritania. A los norteafricanos probablemente no les agrada que se usen ambos términos porque con frecuencia van asociados a ideas desfavorables al mundo islámico. El autor, sin ánimo de ofender mentalidades sensibles, decide usar la voz “sarraceno” en el contexto de una época en la que dicho término se usaba estrictamente con su significado etimológico de “oriental”.

miércoles, 15 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (10)


En relación con la novela histórica “Viento de furioso empuje”, me gustaría destacar el panorama geoestratégico que se vivía en la época en que discurre la obra. A simple vista, pueden observarse dos poderes principales y algunos secundarios. De un lado tenemos al Imperio árabe, en expansión permanente y en cualquier dirección. Del otro cabe referirse al llamado Imperio romano de Oriente, también conocido como Bizancio, que fue retrocediendo poco a poco, no solo por las presiones árabes, en su dominio territorial de los países ribereños del mediterráneo. Abundemos un poco más en las siguientes líneas:

A principios del siglo VIII, el Imperio bizantino aún conservaba varios territorios en el sur de la península itálica, así como las islas de Sicilia, Baleares y el exarcado de Rávena. Dichos territorios se conocían como “Provincias latinas”, puesto que en ellas no predominaba el idioma griego como en la parte oriental de ese Imperio.

Como rival máximo de Bizancio en Italia, aparecía el reino de Lombardía, bien asentado en el norte de la península y con ánimo expansionista, cuyo máximo esplendor se produjo al arrebatar las islas de Córcega y Cerdeña a los bizantinos. Ahora bien, a principios de ese siglo VIII el Reino lombardo aparecía más pendiente de contener a los francos que de seguir expandiéndose hacia el sur.

Por otra parte, hubo varios intentos auspiciados desde la nobleza de la Roma papal, que cada vez aceptaba peor las ideas religiosas de Bizancio y la potestad de su emperador para refrendar o no al nuevo Papa, encaminados a recuperar territorios o, al menos, a someterlos fuertemente a su influencia religiosa.

Los árabes de Damasco, por su parte, no desconocían del todo los movimientos de la nobleza romana, de ahí que, entre otras razones, aflojaran periódicamente la tensión en las fronteras con Bizancio para que el Imperio romano de Oriente pudiese “atender” las revueltas de las Provincias latinas.

Al Imperio islámico no le convenía una Roma fuerte, en expansión e incluso independiente de Constantinopla, porque solo pretendía un desplazamiento del poder, es decir, que Bizancio retrocediese gradualmente mientras ellos avanzaban. Si el enemigo bizantino tenía dónde irse, lo más probable es que acabara marchándose. Así actuaron los musulmanes en todas sus fronteras cuando les fue posible. Y en las batallas, raramente aniquilaron a sus rivales, se limitaban a diezmarlos y a ponerlos en fuga para luego pactar con ellos la capitulación y la aprobación del islam como religión oficial.

martes, 14 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (9)


En relación con la novela histórica “Viento de furioso empuje” (a la venta en Amazon, tapa blanda 16,34€ y ebook 3,55€), existe un capítulo en el que los protagonistas polemizan sobre la herejía que se avecina, acerca de la cual el Papa Constantino I tuvo un anticipo esclarecedor al recalar en la isla de Rodas. La herejía consistía en eliminar toda clase de iconos e incluso prescindir de la figura del redentor en los crucifijos. Como símbolo del cristianismo solo se permitiría la cruz. Semejante iniciativa iconoclasta sería impulsada por León III, quien no tardaría en proclamarse emperador de Bizancio. Veamos algunos datos más sobre el citado emperador y sus razones para la herejía:

León III, el Isaurio: Según la historiografía consultada, nada más lejos de las intenciones del emperador León III que buscar la conciliación o sincretismo entre el cristianismo y el islamismo. De hecho, el llamado Isaurio salvó con gran vigor a Constantinopla del último gran asedio árabe y persiguió cuanto pudo a los sitiadores.

Las versiones más creíbles afirman que el emperador León III fomentó la eliminación de los iconos para reducir el poder del clero, que ejercía una enorme influencia en la población y mantenía a la Iglesia fuertemente ritualizada, casi circense, con objeto de atraer a los fieles. Además, los religiosos poseían incalculables tesoros y tierras, muchas de ellas arrendadas o improductivas, y no pagaban impuestos acordes a su inmensa riqueza, como tampoco estaban obligados al servicio de armas, ni ellos ni sus asalariados, lo que sucedía en un momento histórico en que la ausencia de cualquier grupo importante de combatientes se echaba en falta.

El clero del Imperio bizantino estaba compuesto por muchos miles de religiosos, sobre todo monjes, y numerosos sirvientes y campesinos. Se calcula que solo en la ciudad de Constantinopla, además de las abundantes iglesias, había casi un centenar de monasterios abarrotados de frailes que poseían innumerables iconos y supuestas reliquias que Elena, madre de Constantino I, puso de moda coleccionar. Por otra parte, unos tres años antes de que León III decretase la eliminación de los iconos, el Califa había dispuesto lo mismo en todas las iglesias del Imperio islámico, por lo que uno de los argumentos contra la orden del emperador fue tacharle de hereje musulmán.

lunes, 13 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (8)


En relación con la novela histórica “Viento de furioso empuje” (a la venta en Amazon, ebook 3,55€), expongo hoy lo que algunos historiadores opinan sobre las razones que impulsaron a los árabes a conquistar el mundo conocido. Y dentro de ese mundo, no falta quien asegura que un objetivo prioritario fue la conquista de Roma, el imperio más recordado y admirado en los siglos precedentes que el islam Omeya quiso emular desde Damasco.  

Prácticas expansivas: Entre los historiadores no hay acuerdo en absoluto para fijar cuál era el propósito de los gobernantes musulmanes respecto a sus conquistas. Mientras que unos autores creen que el poder del islam jamás se planteó la anexión del antiguo Imperio romano, sobre todo porque desconocía buena parte de su realidad geográfica, otros sostienen la idea de que los califas pretendían, en una primera etapa, llegar hasta Roma bordeando el Mediterráneo por ambos extremos; es decir, por dos vías opuestas de penetración que se iniciaban en Constantinopla, a la que asediaron en varias ocasiones, y en la península Ibérica.

Si consideramos que el islam no es solo una religión, sino una forma de vida que proclama el ideal de “reformar la Tierra”, la expansión indefinida del Imperio islámico parece que fuese casi obligada, y no solo hacia occidente. De todos modos, en la época del relato (principios del siglo VIII) los gobernantes omeyas aplicaban con cierta liberalidad los preceptos islámicos, dándole a su gobierno un carácter tan religioso como mundano y político.

Fue a partir del siglo IX, ya en época abasí, cuando el islam se reglamentó mediante la Sharia (ley islámica) y se convirtió en una religión mucho más rígida e intolerante que llegó a considerar a los gobernantes omeyas como simple tiranos que apenas se preocuparon de expandir la Umma a todos los que deseaban convertirse. Así, visto desde los ojos de un occidental de hoy, el Califato Omeya representaría un islam más condescendiente y moderadamente coránico, puesto que el Hadit, al que se le concede casi tanta importancia canónica como al Corán, es una compilación posterior al siglo IX que forma parte de la Sharia y que pretende mostrarnos las acciones y vida de Mahoma como ejemplo a seguir, pese a estar plagado de añadidos que a veces nada tienen que ver con el profeta.

sábado, 11 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (7)


En relación con la novela histórica “Viento de furioso empuje” (a la venta en Amazon), anoto hoy tres curiosidades que complementan el diálogo entre algunos personajes de la obra, los cuales se refieren en sus conversaciones a: León III, el Isaurio, promotor de una herejía y futuro emperador de Bizancio; Justiniano II, uno de los antecesores del anterior y al que con desprecio se le denominó Rhinotmetus, y también a la ciudad de Sebastopol, donde Justiniano II permaneció varios años confinado.

Isaurio: Según algunos autores, sería más correcto que a León III se le denominase El Sirio, ya que al parecer nació en el norte de Siria en una época en la que era frecuente, debido al acoso de los árabes, el desplazamiento de grandes masas de población. En cualquier caso, los historiadores no se ponen de acuerdo y lo más probable es que a León III se le considere para siempre como el fundador de la dinastía Isauria.

Rhinotmetus (del griego “nariz cortada”): La historiografía nos cuenta que el emperador de Oriente, Justiniano II, fue destronado en el 695 por el general Leoncio, quien lo mutiló cortándole la nariz y lo desterró al Quersoneso Táurico (Crimea). En el 705, con la ayuda de un ejército búlgaro, Justiniano II logró recuperar el trono y se vengó sangrientamente.

Sebastopol: Es la ciudad denominada por los griegos Chersonesus, cuyo significado es simplemente “península”. Justiniano II envió un ejército al mando del general Filípico Bardanes para que destruyera Sebastopol, pero sus habitantes, avisados de los planes del emperador, pidieron ayuda a los jázaros, antiguo pueblo de las montañas del Cáucaso que por entonces comenzaba a formar un imperio. El jagan o rey jázaro les ofreció un gran ejército con el que Filípico Bardanes no quiso enfrentarse, optando el general bizantino por volver a Constantinopla, ordenar a sus hombres que asesinaran a Justiniano II y proclamarse emperador.

viernes, 10 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (6)


Para escribir una novela histórica como “Viento de furioso empuje” (a la venta en Amazon, ebook 3,55€) quise documentarme a fondo aun cuando mi profesión limitara notablemente el acceso a ciertos conocimientos históricos. No obstante, invertí más de una década a “mi favor”, eso sí, a ratos muertos. El resultado final, sin llegar a entusiasmarme, me satisface lo suficiente. He aquí un par de ejemplos relacionados con la obra y con lo mucho que escudriñé en las estanterías de ciertas bibliotecas, cuestión que se comprenderá mejor si se tiene en cuenta que por entonces, años 90, Internet no era lo que es ahora:

Palestina: Región conocida por los árabes de la época como Filastín. En dicho territorio se encuentra Jerusalén, ciudad desde la que Mahoma, según se dice, ascendió al cielo en un viaje nocturno que la tradición musulmana denomina miʽraj. En el supuesto lugar de la ascensión se sitúa hoy el oratorio conocido como La Cúpula de La Roca, erigido inicialmente por el califa Umar y mejorado por el califa omeya Abd al-Malik, con reconstrucciones posteriores. Jerusalén es la tercera ciudad santa del islam tras La Meca y Medina. En el período omeya, Palestina pasó una larga etapa de prosperidad al beneficiarse mucho del comercio entre las provincias del Imperio. A Palestina le correspondía, además, una de las circunscripciones militares de Siria, localizada en Jerusalén. La ciudad de Jerusalén se cita hasta en 33 ocasiones en la novela.

Santo Padre: Se trata del papa Constantino I, quien a petición del emperador Justiniano II efectuó un viaje en el año 710 a Constantinopla. Justiniano II había llamado al papa para convencerle de que aceptase los 102 cánones del Concilio Trullano II (IV de Constantinopla), sínodo de obispos orientales que aprobó prácticas y ritos ajenos a las costumbres romanas. Pero el Papa no solo no se dejó convencer sino que destacó ante el emperador los graves inconvenientes de tales cánones. Uno de los acompañantes del papa Constantino I fue el diácono Gregorio (personaje de la novela), que además de asesor del Santo Padre estaba a cargo de la biblioteca papal. El papa Constantino I escogió a Gregorio para discutir los cánones ante el emperador y el diácono ofreció al monarca respuestas admirables que resolvían las dificultades planteadas por éste. Cuando falleció el papa Constantino I, en el año 715, Gregorio fue elegido papa y reinó hasta el 731. En la Iglesia se le conoce por San Gregorio II para distinguirlo de San Gregorio Magno.

jueves, 9 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (5)


Una de las características principales de la novela histórica “Viento de furioso empuje” (a la venta en Amazon, en papel y ebook), es la profusión de detalles fidedignos que se ha intentado aportar respecto a la época en que se desarrolla el relato, año 711 de nuestra era, cuando un noble árabe se encuentra, casi de casualidad, frente a las costas de Hispania justo cuando se prepara la invasión del reino visigodo asentado en la totalidad de la Península Ibérica, el sureste de la Galia, región a la que esos mismo godos denominaban Septimania, y un condado en el norte de África, ocupado tras la marcha de los bizantinos, que comprendía una franja costera entre Tánger y Ceuta.

Los territorios citados constituían poco menos que un imperio en cuanto a extensión y número de habitantes, cifrado por algunas fuentes en seis millones de personas, la inmensa mayor parte de ellos de origen hispano romano, a los que se les añadía una importante minoría judía y otra minoría similar, de alrededor de 400.000 miembros, pertenecientes a la etnia goda, la cual mantenía el poder y se consideraba la clase dominante gracias a que al poco de llegar a Hispania controló el ejército y el clero.

miércoles, 8 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (4)


Varios capítulos de la novela histórica “Viento de furioso empuje” (a la venta en Amazon) se desarrollan en la ciudad libanesa de Tiro, donde dos de sus protagonistas conviven y dialogan a fondo con otros dos personajes, Juan Damasceno y Gregorio de Roma, sobre las diferencias entre el cristianismo y el islam. También debaten acerca de una herejía en ciernes a cargo de quien llegó a ser el emperador de Bizancio, León III, el fundador de la dinastía Isauria.

Urbe: Entre los siglos XI y VIII antes de Cristo, la ciudad de Tiro llegó a ser el poder principal de Fenicia y ejerció cierta hegemonía sobre toda ella. Posteriormente, con largos períodos de autonomía y esplendor, pasó por diversas etapas bajo la tutela de egipcios, asirios, babilonios, persas, macedonios y armenios, en el último caso bajo Tigranes el Grande. Finalmente, Pompeyo la conquistó en nombre de Roma y a la caída de ésta se sucedieron en su dominación el Imperio romano de Oriente y el Imperio islámico, que la usó como segundo puerto de Damasco junto a Sidón.

Puertos: En la época del relato la ciudad de Tiro disponía de dos puertos naturales denominados Sidón y Egipcio, situados respectivamente al norte y al sur de la ciudad y bastante próximos entre sí. La isla de Tiro, que es donde se ubicaba la parte más antigua de la ciudad, desde los tiempos de Alejandro Magno se hallaba unida a la parte continental mediante un muelle de unos 500 metros de longitud al que los sedimentos marinos adosaron gran cantidad de arena hasta formar sendas playas. Hoy en día, el muelle de Alejandro no se distingue y el puerto sur ha desaparecido. La ciudad, como es lógico, se extiende ampliamente por toda la costa continental.

martes, 7 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (3)

La novela "Viento de furioso empuje" (a la venta en Amazon) se desarrolla en plena expansión de las conquistas omeyas, justo cuando se sitúan ante las puertas de La Tierra Grande, que es como ellos denominaban a Europa, y comienza la invasión de la Hispania visigótica. La conquista de nuevos territorios, a fin de difundir las doctrinas alcoránicas, fue considerada una obligación moral por los musulmanes del siglo VIII.

Casa del islam: El musulmán distinguía entre Dar al islam (casa de la salvación), territorios regidos bajo la ley coránica, Dar al Salam (casa de la paz), territorios donde se mantenían tratados con los habitantes de otras confesiones religiosas monoteístas, y Dar al Harb (casa de la guerra), que congregaba al resto de los no creyentes en una de las religiones del Libro. Con el tiempo, el islam se fue radicalizando y llegó a considerar solamente dos opciones: Casa del islam y Casa de la guerra. En la Casa de la Guerra se incluyó a cualquier país que no practicara el islam ni se rigiera por la Shariauna ley que posteriormente incluyó el Hadiz, que en teoría recopiló los dichos y acciones del profeta, así como otros valores más o menos tradicionales según sea la tendencia (sunnita o chiíta) de los intérpretes de la ley.


Guerra santa o Yihad (del árabe: esfuerzo): Al decir de los defensores acérrimos de un islam bondadoso, la guerra santa correspondería al Yihad menor (al-yihad al-asgar), puesto que el Yihad propiamente dicho, o Yihad mayor (al-yihad al-akbar), es entendido como una lucha interna, individual y espiritual contra el vicio, la pasión y la ignorancia. También existe el Yihad o guerra santa defensiva, único que reconoce buena parte de los musulmanes. Naturalmente, han sido miles las veces en que un dirigente musulmán ha denunciado una agresión más o menos ficticia contra su pueblo, incluso procedente de otro país islámico, y así ha justificado a su antojo la guerra santa.

domingo, 5 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (2)


En la novela Viento de furioso empuje (a la venta en Amazon), se parte de la idea de que el personaje principal logre hallar un libro profético, cuyo paradero se desconoce por completo y acerca del cual unos dicen que fue inspirado por Yahvé al rey Salomón y otros, por el contrario, aseguran que el rey judío se limitó a controlar, mediante ciertos métodos cabalísticos que dominaba, a un grupo de genios para que ellos, a su manera, elaboraran el libro. Veamos que se dice en la fábula árabe sobre los genios:

Genio (en árabe Djinni, plural Jinn). En la tradición árabe el genio se corresponde con un espíritu de menor poder que el ángel. Cuenta esa misma tradición que los genios suelen adoptar forma humana y ser traviesos y juguetones. También se dice que gracias al conocimiento de los Jinn, el hombre consigue usarlos para sus propósitos. Las leyendas aluden a que Salomón logró dominar a algunos de tales genios, a los que hacía trabajar en su provecho para que elaboraran toda suerte de encargos. En el Corán se hace referencia a los genios en diversas ocasiones, incluso hay un sura, el XXVIII, donde aparece el nombre de uno de esos genios, Ifrit (que significa feo, horrible y rebelde), y donde a otro de ellos se le cita como el que tenía la ciencia del libro.

sábado, 4 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (1)


Arameo: El arameo es un idioma que procede de la región de Aram, que es el nombre que se le dio en la antigüedad (Aram-Damasco) a lo que hoy conocemos como Siria, así como otros territorios limítrofes. Llegó hasta el sur de Persia y posteriormente se expandió en todos sus dominios, donde fue llamado arameo imperio. De hecho, fue una lengua unitaria difundida entre los siglos –VI y I en todo el Fértil Creciente. A partir del siglo I de nuestra era comenzó a disolverse en multitud de dialectos, entre ellos el nabateo, de cuya escritura derivan los caracteres árabes. El arameo sustituyó al acadio (asirio-babilónico) como lenguaje del comercio, y fue reemplazado gradualmente, a su vez, por el idioma griego y posteriormente por el latín. Algunos de los manuscritos del Mar Muerto están redactados en arameo e incluso se afirma que fue el idioma de Jesús de Nazaret. 

Salomón (Shlomo en hebreo): Para los musulmanes de la época, especialmente para los que poseían cierta cultura, la figura del rey Salomón era bastante conocida. En el Corán se le cita 28 veces, e incluso hay personajes del mundo islámico que llevan ese nombre, que en la traducción del árabe se escribiría Sulaymán. 

Jerusalén (en el árabe de la época se conocía como Bayt al-Makdis, “residencia de la santidad”, modernamente al-Quds): La explanada del Templo se convirtió en lugar de culto para los musulmanes y la ciudad fue declarada santa.

viernes, 3 de abril de 2020

Tres curiosidades del siglo VIII relacionadas con la novela


Estribos: Una vez que se inventaron los estribos (al efecto recordemos que la caballería de Roma no usó estribos durante varios siglos), la diferencia entre los jinetes europeos de la época, que usaban estribos largos y cabalgaban con las piernas estiradas (cuyo estilo se denomina estradiota) y la de los jinetes orientales, especialmente los árabes, fue que éstos cabalgaban a la jineta, un método que consiste en llevar los estribos cortos y las piernas dobladas. El estilo oriental se mostró muy superior en cuanto a maniobrabilidad y manejo de la montura a lo largo de los siglos de pugna guerrera entre ambos mundos, de ahí que el modelo de estribo fuese uno de los factores determinantes de las constantes victorias árabes frente a ejércitos más numerosos, como los de la Persia sasánida, un imperio conquistado en su totalidad, o los de Bizancio, también denominado Imperio romano de Oriente, al que se le arrebató numerosos territorios.

Papel: En la época que nos ocupa a Siria llegaba papel decorado para tapizar paredes, primera utilidad que se le dio. Se considera que la fabricación de papel para escritura, elaborado de pasta de morera o bambú, no llegó a la zona hasta el año 750, si bien su uso como soporte gráfico ya era conocido desde hacía décadas, puesto que el Imperio islámico lo importaba de la propia China, donde se fabricaba desde el año 100. Los árabes introdujeron el papel en Europa y la primera fábrica se estableció sobre el siglo XII en al-Ándalus, la actual España.

Rosa de Jericó: Planta herbácea que crece en zonas desérticas, como por ejemplo el desierto de Siria. Después de recolectada, sus ramas se extienden en rosetón al ponerse en agua. Era muy usada entre la población árabe del siglo VIII y se le atribuían influencias benefactoras en los partos. Todavía sigue considerándose un amuleto al que se le atribuyen virtudes mágicas.

jueves, 2 de abril de 2020

Mezcla de razas en la nobleza árabe


Resulta interesante conocer que en el Imperio islámico, según sus ejércitos conquistaban un reino tras otro, se produjo una apreciable mezcla de etnias que restó pureza a la raza árabe, tan poco diluida en los tiempos anteislámicos como consecuencia de una orografía y un clima extremo que evitaba que los grandes imperios (Roma, Persia…) se molestaran en ocupar el cogollo de la península arábiga. Y es que no había casi nada en la Arabia profunda que incitara a la codicia de sus vecinos.

Años más tarde, durante el Califato Omeya, incluso entre las familias nobles y adineradas se llegó a una mezcolanza de razas que se produjo en los harenes. Fue como consecuencia de la importación de esclavas, muchas de ellas niñas vírgenes de extraordinaria belleza, destinadas a unas subastas tan solo accesibles para las clases pudientes. De ahí que el personaje principal de la novela, Yunán ben Sufián, posea una mezcla de rasgos árabes y eslavos, puesto que su madre procedía del Daguestán, en el Cáucaso.

Derbend o Derbent: Ciudad conocida en la antigüedad como Puerta de Hierro o Porta Portarum, fue paso obligado del ejército Omeya para la conquista de una parcela de territorio transcaucásico. De hecho, la ciudad o ciudadela conocida como Derbend supuso una herencia aportada por la dinastía sasánida, establecida en Persia entre los años 226-651, tras su derrota a manos del Califato Omeya. Derbend pertenece en la actualidad a la república de Daguestán, dentro de la Federación Rusa. De la citada región procede la señora Rusalka, madre de Yunán citada en la obra. También se alude a un aderezo culinario, el estragón, que se recolectaba en las riberas del mar Caspio y era usado para, entre otros productos, elaborar vinagre. 

Vinagre: Puesto que la religión islámica aconseja que se evite el consumo de bebidas alcohólicas, en el mundo árabe se usa el vinagre sin fermentar, conocido desde tiempos muy antiguos.