martes, 28 de abril de 2020

Otras curiosidades del siglo VIII (23)


En algunos pasajes de la novela “Viento de furioso empuje” (a la venta en Amazon, ebook 3,55€), hay lances que se producen a lo largo de una ruta situada entre Medina Sidonia y Écija, localidades donde se libraron sendas batallas favorables a los musulmanes. Y amplío: no pocas de las peripecias más humorísticas de la obra transcurren de un modo itinerante, hasta el punto de que uno de los personajes más dicharacheros, Policronio, no vacila en implorar ayuda al dios de los bebedores de vino rancio mientras que, algo más tarde, un frailecillo con razonable cara de tarugo afirma en su descargo que él no aclara ciertas dudas porque practica el noble arte de “saber escuchar”.

Calzada: En su desplazamiento hacia Toledo, Tariq tuvo la opción de usar un gran tramo de la Vía Augusta (principal calzada de la época), tomándola a la altura de Lebrija (Nabrissa) e incluso antes, para luego seguir con cierta comodidad hasta Linares (Ad Aras), donde la calzada se alejaba de la ruta del musulmán y se dirigía hacia Cartagena (Carthago Nova o Karthagine Spartaria). Por razones que se desconocen, Tariq prefirió escoger calzadas secundarias que le llevaron hasta Toledo.

Condado (condado-civitate): Se trata del territorio que conocemos como provincia-condado para distinguirlo de la provincia-ducado. La división territorial visigoda fue básicamente la misma que la romana, si bien se crearon condados a partir de la autonomía progresiva de algunas ciudades y su entorno. A su vez fueron desapareciendo las demarcaciones territoriales romanas denominadas conventos jurídicos. Un ejemplo de provincia-ducado sería la Bética, que en la época de Augusto comprendía 175 ciudades y estaba dividida en cuatro conventos jurídicos con capitales en Sevilla, Écija, Córdoba y Cádiz, las cuales pasaron a ser sedes, ya en época visigoda, de sus respectivos condados, a cuyo frente se situaban un conde, un juez o un obispo, siempre dependientes del duque de la provincia, que se instaló primero en Córdoba y más tarde en Sevilla. Los condados, a su vez, estaban divididos en territorios menores llamados vicus (equivalentes a comarcas), regidos por un legado que ostentaba el título no hereditario de iudex vicarius.

Sal: En la época que nos ocupa (siglo VIII), la sal era un componente esencial en la conservación de los alimentos. Muchas de las epidemias de la Edad Media se originaron tras una escasez de sal, de ahí que en las grandes ciudades, como Damasco, existiera un mercado exclusivo para la venta de sal.

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