Ha manifestado el
secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, don Juan Manuel Moreno,
su “preocupación y sorpresa” ante el hecho de que ninguna de las dieciocho
mujeres asesinadas en lo que va de año por sus parejas o ex parejas hubiese
presentado denuncia previa por maltrato, ya que éste suele ser paso previo en
el terrorífico camino hacia el cobarde asesinato. Ha anunciado también que el
gobierno analizará de forma “rigurosa y sosegada” las razones por las que en
estos dieciocho casos no ha habido denuncia.
Comparto con el señor
Moreno la preocupación, no así la sorpresa. No puede sorprenderme que una mujer
–lo mismo serviría para un hombre maltratado– que vive sojuzgada por los malos
tratos de un canalla no lo denuncie. Una mujer maltratada a duras penas
sobrevive en el infierno del miedo, y el miedo atenaza, el miedo paraliza, el
miedo anula a la persona. Una mujer maltratada teme las consecuencias que una
denuncia puede acarrearle, máxime cuando la ley no la protege, lo cual tal vez
sea el verdadero fondo de tan trágica situación.
La famosa Ley de Violencia
de Género no supone una herramienta útil para las mujeres que necesitan ser
protegidas. Es muy válida para aquellas mujeres sin escrúpulos morales
dispuestas a esgrimirla como arma arrojadiza para dar por saco a sus parejas
–en algún caso en los juicios por custodia, diga lo que diga mi amiga anónima–
o para fomentar la discriminación por razón de sexo, pero su eficacia deviene
en nula cuando se trata de defender a tantas mujeres que realmente necesitan auxilio
y protección. Si un malnacido quiere matar no existen en este mundo pulseras u
órdenes de alejamiento que se lo puedan impedir, sobre todo si tenemos en
cuenta que no pocos de estos canallas acaban suicidándose tras haber cometido
su macabro crimen.
No puedo compartir, por
tanto, la macabra sorpresa del señor Moreno. Sólo puedo desearle, por supuesto,
que su análisis “riguroso y sosegado” constituya el paso previo a encontrar
soluciones válidas y reales que amparen y protejan a todas las mujeres y
hombres que saben qué es malvivir en las tinieblas de los malos tratos y el
miedo preguntándose cada día si ése será su último día.
Esperas mucho... Que un político encuentre soluciones... Muy difícil...
ResponderEliminarSí, a veces soy un poco ingenuo.
EliminarIgenuidad según se mire, porque si no confías en nadie vale más que no salgas de casa. Por no decir algo peor.
ResponderEliminarYa no salgo mucho, no creas... pero tienes razón, Pedro.
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