El presidente
saliente-entrante de la Junta de
Andalucía tiene dos problemas a cual más serio:
De un lado, deberá
afrontar la "alegría de vivir" de sus socios comunistas a la hora de
repartir un dinero que no se tiene, como tampoco se tiene ya la posibilidad de
entramparse por otras cinco generaciones más. Es la consecuencia de la ley de
estabilidad presupuestaria (o algo así) aprobada el mes pasado. Lo que
significa que a poco que Montoro se vista por los pies, y desde luego a mí me
gustaría saber si es cierto, la Comunidad andaluza acabará intervenida al
primer síntoma de derroche. De lo contrario, querrá decir que Griñán ha hecho
encaje de bolillos y ha cumplido con el déficit, algo que resultará imperdonable
para sus camaradas del puño en alto, que esperan ansiosos el reparto de
suculentas tajadas tras largos años de vivir a dieta.
De otro lado, la entrada
en prisión del exconsejero de Trabajo, Antonio Fernández García, tiene en un sin
vivir continuado a quien (presuntamente) ha
venido a ser el máximo responsable de los ERES putrefactos, que son esas multimillonarias
partidas de dinero negro, desviadas durante años de todo control y destinadas a
favorecer a los amigachos del partido o de los sindicatos amigos. Porque no nos
olvidemos que Antonio Fernández procedía del mundo laboralista y mantuvo
siempre unas excelentes relaciones con UGT y CC.OO, cooperadores necesarios de
tanta malversación del erario como se ha practicado en Andalucía.
Hay quien dice que el tal
Fernández no para de recibir mensajes de "cariño" para que no acabe
por largar desde la prisión y apunte hacia arriba, salpicando directamente a
quien fue su superior. Eso mismo es lo que hizo (apuntar hacia arriba) aquel director
general amigo de la cocaína y las francachelas, no quería en absoluto comerse el
marrón a solas con su chófer y amigo de salidas nocturnas. Dicen que los de IU,
por su parte, presionan a Griñán para que abandone a su suerte al exconsejero,
pero otro ex, Chaves, temeroso de quedar igualmente salpicado (y con razón) no
para de enviarle mimitos el preso. Y así están las cosas, con un presidente que
estos días debate su investidura, si bien, en realidad, lo que de verdad se
debate es cuánto tardará en largar el sujeto que se encuentra a la sombra. Una
sombra que planea sobre el futuro del mandamás socialista si es que antes los
comunistas no le retiran la confianza al ver que faltan gambas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.