Demostrado: Cataluña roba a España

Ya en el año 2009, según esas balanzas fiscales que el nacionalismo elabora a su antojo y son inaceptables desde el punto de vista de un demócrata, Cataluña tuvo un superávit de 4.015 millones de euros. Desde entonces todo apunta a que el beneficio de Cataluña habrá ido a más, ya que la Comunidad catalana es una de las más afectadas por la crisis económica, con lo cual la recaudación de ese territorio ha disminuido mucho, mientras que el Estado no cesa de inyectarle capital a una 'Generalitat' que ha exigido con malos modos el rescate sin que al tiempo mengüen las partidas destinadas a la cuestión identitaria

Usando el mismo lenguaje soez a fuer de inmoral que emplea el nacionalismo catalán, cabe afirmar con rotundidad que desde el año 2009 Cataluña está robando a España, o por mejor decir, al resto de España. Ya ni siquiera vale la pena argumentar, como réplica a la falsificación nacionalista, que no son los territorios los que pagan, sino las personas, y que ninguno tiene la culpa de que en Cataluña viva más gente rica y haya más industrias que en otras regiones. Pero que nadie se lleve las manos a la cabeza, puesto que ambas circunstancias, la riqueza personal e industrial de Cataluña, son problemas a extinguir gracias a la exuberante incompetencia de ese nacional-independentismo fanatizado que dejará a la región catalana en cueros vivos. También a sus habitantes, por supuesto.

Me refiero a los habitantes que no se hayan marchado a tiempo de lo que en caso de independizarse será a las claras un estado tan flamante como fallido cuyo espeluznante futuro tenderá a convertirlo en una especie de Marruecos pobre: Mismo régimen despótico o peor, mismo nivel de vida o más bajo. Solo que las pateras catalanas, atestadas de gente hasta la coronilla de tanto nazi dominante, no precisarán adentrarse en el Mediterráneo para llegar a tierra cristiana, los que quieran podrán cruzar libremente al lado español, donde serán recibidos como sus auténticos hermanos, aunque sea usando el método que se advierte en la siguiente imagen.

La imagen da a entender que la Legión evitará la entrada a territorio español. No creo que algo así llegue a suceder nunca ni aun en el caso de que los emigrantes catalanes abarroten la frontera.

Hay quien dice para consolarse, o acaso para quitarse su propio temor, que España perderá más que Cataluña, me permito dudarlo por dos razones de puritita lógica: Unas cuantas industrias y sociedades de servicios, tanto de capital catalán como multinacional (el dinero no tiene patria), trasladarán sus sedes y sus fábricas a este lado del Ebro. El objetivo es claro: mantener un mercado de 40 millones de habitantes aunque sea a costa de perder otro de siete. Digo siete millones de catalanes siendo muy comedido, puesto que a la larga serán bastantes menos de siete (1) en cuanto comiencen a votar con los pies y a buscarse, apoyándose en la familia que muchos aún poseen en las provincias españolas, otro tipo de vida más acorde con un elemento clave a la hora de definir el bienestar: la libertad. A ver qué empresario es lo suficientemente nacionalista como para perder hasta el 70% de sus ventas (tanto en España como en el resto de Europa) con tal de satisfacer su instinto identitario. Me temo que muy pocos de entre los que posean alguna opción de trasladar sus empresas.

De otro lado, el desabastecimiento en España de muchos productos fabricados ahora en Cataluña, como por ejemplo los de la separatista Nutrexpa, generará casi de inmediato dos tipos de actividades: La importación de productos similares de otros mercados europeos, al menos temporalmente, y la creación a marchas forzadas de numerosas empresas en España cuyo propósito será precisamente el de suministrar lo que demande el mercado. Que a nadie le extrañe, pues, que la independencia de Cataluña lleve aparejada a medio plazo la industrialización de unas cuantas áreas españolas y, lo que es más destacado, que parte de los obreros necesarios para mantener las nuevas fábricas acaben llegando de Cataluña, sobre todo los que posean alguna especialidad acorde. Esto puede llegar a ser la situación inversa de lo que sucedió en los años 60, cuando se vaciaron unas cuantas provincias del sur de España porque el régimen de entonces quiso favorecer a Cataluña y en lugar de instalar las fábricas donde se hallaban la mano de obra y las materias primas decidió que convenía más que todo se concentrase en Barcelona y alrededores.

De modo que el sangrante adoctrinamiento nacional-separatista basado ahora en el "España nos roba", que como puede advertirse en la imagen de cabecera ya es tan falso como esa Historia de Cataluña que les cuentan a los niños, al final va a concluir en una especie de justicia poética según la cual los catalanes que permanezcan en su tierra tienen muchos números para acabar empobrecidos por los nacionalistas, mientras España podría iniciar una etapa envidiable de despegue y prosperidad económica. Y lo que es más importante, se adentraría libre de ataduras en la tranquilidad política al prescindir del principal foco desestabilizador que hay en nuestra patria: el nacionalismo identitario catalán. 

(1) Entre los que hay que contar medio millón de musulmanes, muchos de los cuales viven subvencionados y cruzados de brazos, generando un gasto inasumible. Recordemos que Zapatero traspasó al Tripartito las competencias de emigración y a partir de ahí se estableció un convenio con  Marruecos que incluso incluye el reagrupamiento familiar. Todo con tal de que en tiempos de bonanza llegara poca mano de obra, normalmente procedente de Sudamérica, que hablase español.