sábado, 6 de octubre de 2012

Rajoy debe dimitir por el bien de España

He aquí a un político incompetente y falto de carácter, mientras practica su principal idea filosófica: fumarse un puro en espera de que el paso del tiempo lo arregle todo. 

El nacionalismo es el principal problema de España, muy por encima de la actual dificultad económica, que puede ser coyuntural incluso si se alarga una década como consecuencia de estar afrontándose con ese estilo blandito que caracteriza a Rajoy, un sujeto incapaz de advertir que sin una regeneración a fondo de las diversas administraciones derrochonas no es posible dejar de acumular déficit y a lo más que puede aspirarse es a empatar el partido, o sea, a ir pagando intereses año tras año a los que nos han prestado el dinero, mientras se malvive con lo justo porque no queda un duro para reactivar la economía. En España podría darse fácilmente un estancamiento a la japonesa, a la par que el desempleo se enquistaría en los cinco millones y pico de parados si es que no llegaba a superar los seis millones antes de quedar frenado porque mucha gente ya se habría ido de España a buscarse la vida en otros países. Nada ayuda, de otro lado, esa tremenda inestabilidad política en Cataluña y el País Vasco, que además arreciará en cuanto los nacional-separatistas de una y otra región se afiancen en el poder tras las próximas elecciones y se envalentonen aún más creyéndose en el buen camino.

Un gobierno competente que sepa dotarse de asesores adecuados y apoyarse en buenos estudios sociológicos sobre la compleja realidad nacional debería de ser capaz de solucionar más de un problema al mismo tiempo: el económico y el territorial, no a limitarse a subir impuestos una y otra vez, dejando los bolsillos de los españoles como si fuesen nidos de carcomas y a esperar a que escampen los diversos nubarrones de tormenta. El arte de saber esperar a que el tiempo lo solucione todo ni es arte ni es n'a, es como apostar por la filosofía de "en 100 años todos calvos" y hacer oposiciones a sepultureros municipales para asegurarse la clientela y el sustento. Una filosofía inservible por completo si de nacionalismos hablamos, puesto que esas sectas totalitarias jamás frenan su ímpetu, si acaso llenan los cementerios con sus opositores y en la actualidad aprovechan la crisis para culpar a España de sus propios derroches mientras le inculcan a la población su particular cuento de la lechera, un cuento que junto a las falsedades difundidas con insistencia a modo de propaganda les ha permitido situarse ya ante el rubicón de la independencia, primer paso para la creación de sendos "estados propios" de carácter expansionista: Països Catalans y Euskal Herria.

Para entendernos, lo ideal es que el presidente del Gobierno de España sea siempre una persona de carácter firme y posea el suficiente sentido de Estado. Pero en las actuales circunstancias esas cualidades son más necesarias que nunca para no acabar con la patria hecha jirones. El dubitativo Rajoy no es el político adecuado para echar el freno de tanta orgía separatista, lleva casi un año demostrándolo y además no para de darles dinero extra en sacos de a mil millones. Durante los últimos meses se ha cansado de decir que la economía es lo único que cuenta, cuando los nacionalistas, con su lujuriosa deriva cismática, pueden llegar a darle la puntilla a la imagen de una España que no funciona en lo económico y que últimamente se usa como ejemplo de lo que no debe hacerse. Con más o menos razón, lo acaba de ejemplificar Mitt Romney frente a Barak Obama y en su día, en tiempos de ZP, fue Nicolas Sarkozy quien lo argumentó varias veces ante François Hollande. Y cada vez que habla esa gente de primera fila mundial sube el 'pescao', como es lógico.

Y eso que ninguno de los políticos citados debe tener una idea muy profunda de cuanto sucede en la periferia hispana, que es ese movimiento uniformemente acelerado hacia la escisión de una regiones que sentimentalmente ya no son España, al menos en una importantísima parte de su población, que encima es la dominante políticamente hablando y la que alienta más y más al rechazo de todo lo español. Y es así como consecuencia de un adoctrinamiento continuado durante más de 30 años que a nadie con las suficientes luces y el coraje adecuado se le ocurrió interrumpir en tanto tiempo. Por resumir la idea mediante unas frases más breves: Mientras no se solucione el tema de las Comunidades Autónomas la economía no levantará cabeza sino que irá a peor o a mucho peor. Y esa solución, añado, debe comenzar por pararles los pies a los nacional-separatistas en cuanto cometan el error flagrante de anunciar el consabido referéndum ilegal. ¿Cómo hacerlo? La respuesta viene nada por una simple cifra: 155. A buen entendedor...

Ahora bien, visto que Rajoy ni posee narices ni ha querido rodearse de ministros con el suficiente carácter como para que le planteen la cruda realidad de los hechos, que el asunto me huele a que en el Consejo de Ministros es Sorayita la que usa una rutina inadmisible para escoger las decisiones que deben tomarse, eso sí, mientras mentalmente el jefe se fuma un puro, pues no queda más remedio que pedirle a Mariano que al menos tome una decisión trascendente antes de que se rompa en mil pedazos lo que nos ha costado 500 años de mantener y otros miles de años más en conseguir: España, una de las naciones más antiguas del mundo sobre la que a poco que uno se interese en su Historia puede llegar quedar deslumbrado. Lo prueba el hecho de esa enorme pléyade de hispanistas extranjeros que lleva siglos interesándose por nuestro pasado. Lo confirma el hecho, asimismo, de esa gran nostalgia con que el mundo árabe habla de Al-Andalus en sus universidades.

Por lo tanto, señor jefe del PP, convoque usted un congreso extraordinario del partido, deje libres a los compromisarios en lugar de hipotecarlos como hizo en Valencia y no ponga pegas a ninguno de los que quieran presentar su candidatura a la presidencia del Partido Popular. Doy por hecho que en el discurso de inauguración anunciará usted que dimite como jefe de los populares y que cederá el testigo de la presidencia del Gobierno al candidato del PP que salga elegido. Finalizado el Congreso y formalizadas las decisiones que se deriven, si todo transcurre como debería de ser podremos felicitarnos de contar con un nuevo presidente del Gobierno de España que esta vez sí posea cara y ojos, es decir, sentido de Estado y firmeza de carácter para afrontar los problemas que en los últimos años de desidia han debilitado a nuestra patria. Así, pues, felicidades Esperanza. ¡Viva España!

PD: A pesar de estar convencido de que mucha gente secundaría la llegada al Gobierno de Esperanza Aguirre, reconozco que algo así no sería nada sencillo y que soñar es gratis, ya que cuanto más inepto es un alto cargo político, caso claro de Rajoy, más se aferra a la poltrona.

6 comentarios:

  1. Buenos deseos. Nada de eso será posible. Los partidos en España son las principales empresas de colocación. Viven de los presupuestos y de saquear a los ciudadanos. Nadie en un partido político en España puede medrar si su objetivo no es velar por los intereses de sus empleados.

    Los partidos políticos en España son Ministerios-bis, con sus plantillas y sus presupuestos y su cargos. El sistema autonómico permitió que todos los partidos tengan puestos de trabajo para los suyos.

    Los partidos políticos así masificados se han convertido en kakistocracias, dirigidos por los peores. Inundados de caciquismo regional y de corrupción, no pueden regenerarse. Miles y miles de familias viven de eso y la mayoría viven muy bien.

    Quebrarán empresas, aumentará el paro, emigrarán ciudadanos, otros malvivirán, pero los partidos políticos seguirán succionando del dinero de los impuestos para mantener a los suyos.

    Aparte de todo esto, Rajoy heredó una situación imposible: una deuda entre pública y privada del 400% del PIB, una deuda neta externa de los españoles del 100% del PIB y siete millones de inmigrantes descontrolados entre 2002 y 2011. Ahora bien, si no tenía un plan, como se ha visto, salvo el de subir impuestos para alimentar a la bestia, ¿para qué se presentó?.

    Pues para mantener el tinglado de los partidos políticos. Sobre todo del suyo, claro.

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    1. Me temo que es imposible no estar de acuerdo contigo, por eso cito a la única persona que a mi juicio sería capaz de arreglar tanto estropicio.

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  2. Anónimo17:05

    Es cierto lo de la herencia recibida, pero el muy c... en lugar de estar todo el día machacando con la herencia, como hacen los socialistas, se dedica a fumar y a mirar al infinito. Me recuerda aquella canción de fumando espero. Supongo que espera que se arreglen las cosas por sí solas.

    Esta es una crisis moral y como consecuencia, económica. Lo primero es arreglar los aspectos morales, entre otros el concepto de patria. No vamos a salir del pozo si no tenemos claro el concepto de patria, mayormente por lo que supone respecto a la imagen y al trabajo.

    Entre esas medidas de tipo moral está adelgazar la Administración y suprimir las empresas públicas, que son el principal problema. Pero eso no se puede hacer porque los votos dependen de eso y además la gente del partido vive de eso.

    Otra medida es salirnos del euro, como por ejemplo Suecia o Gran Bretaña, que son igual de europeos pero con economías defendibles. Pero si nos salimos, cae el euro y si cae el euro, cae el dolar y eso es muy fuerte. Luego tampoco.

    Pero visto lo que no se puede hacer, hay muchas cosas que se pueden hacer y que están haciendo con timidez. Tal vez porque algunos amigos prestan al Estado y es conveniente que los tipos están altos.

    Pero ni esto ni los demás problemas, se pueden solventar fumando y esperando y como es difícil que a sus años cambie, pues que se vaya y pongan a otro. Lo cual es difícil pues el buen hombre ha tenido buen cuidado de laminar a los que no piensan como él.

    Pero esto no es más que una especulación de blog, en realidad y dado que voté en blanco, porque me dan asco todos, nada espero, salvo hundirnos más y más en la miseria.

    pacococo

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    1. Sin que te falte razón en casi todo lo que dices, y que en parte yo también he comentado en el artículo, te sugeriría un poco más de optimismo. Piensa que España es un gran país con muchos siglos de vida y siempre ha sobrevivido a etapas incluso más dramáticas que la de ahora.

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    2. Anónimo20:55


      Lo siento, pero no estoy de acuerdo. Ha habido épocas histíoricas mucho peores que estas y se pueden citar unas cuantas. Podemos citar la guerra de sucesión, o la invasión napoleónica y algunas otras, pero en ninguna se cuestionó la unidad de España. Todos lucharon por España.

      La guerra, que comenzó con la república, aunque las hostilidades llegaron en el 34 y luego ya de forma general en el 36, es el precedente a esto, pues si hubieran ganado los otros ahora seríamos un conglomerado de repúblicas populares. Pero ganaron los unos y la cosa se apaciguó.

      Esto se va a manterner aparentemente unido mientras dure Europa, cuando se desintegre, que será pronto, España se desintegrará. Y no es pesimismo, es un hecho.

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    3. No acabo de ver en qué no estas de acuerdo. Lo siento.

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