No culpemos al tifus de habernos envenenado con su aliento, puesto que el mal se limita a ejecutar instintivamente su labor patógena, está obligado a ello. Sepamos ver las causas de la infección y tratemos de aislar la ponzoña para que no se reproduzca. Las frases precedentes suenan a retórica de virólogo, que es esa especialidad de la microbiología que estudia los virus y nos alerta sobre determinadas enfermedades, como puedan ser la fiebre amarilla o el separatismo periférico, ambas mortales de necesidad, tanto para el cuerpo como para la mente.
Porque si hay un padecimiento muy extendido en España, padecimiento en el que sufrimos daños de todo tipo, es el producido por el virus al que con mucha hipocresía o ingenuidad, según se mire, se le denomina nacionalismo y no es otra cosa que la ponzoña del separatismo, que se cebó en nuestra patria hace más de un siglo, se ha vuelto endémico y nos tiene a todos enfermos de odio, de ira, de envidia o... de aburrimiento. Incluso hay un grupo de afectados por esa grave enfermedad, denominados a sí mismos dialogantes y progresistas, que sufren el peor de los cuadros clínicos posibles: Considerar que la cepa del nacionalismo tiene derecho a reproducirse a cualquier precio, a condición, por supuesto, de que no se extienda hacia el lado que ellos ocupan y acepte compartir el tubo de ensayo para mineralizarse juntos.
Si damos por hecho que el nacionalismo es un mal que corroe el espíritu de quien lo inhala (dar por hecho algo así no requiere esfuerzo alguno) y que además contamina cuanto a su alrededor se encuentra, el agente transmisor de la causa nazi debería quedar catalogado de inmediato como un germen dañino e incluso maligno. Quienes tratan abiertamente de frenar o combatir la actividad perniciosa, reciben a su vez el nombre de demócratas o liberales, que tanto da, salvo en algunas ocasiones en las que son denominados fachas por quienes paradójicamente practican el despotismo étnico. Pero quienes miran para otro lado, o se posicionan a mitad de camino entre los gérmenes y los demócratas, sin importarles que el país entero se rasque las ronchas de una infección tan intensa, entonces su actitud, a la que ellos llaman talante, debería ser tildada de vileza, que es la cualidad de vil y el DRAE define como: “Aplícase a la persona que falta o corresponde mal a la confianza que en ella se pone”.
PD: El texto de esta entrada corresponde a un extracto de otro artículo publicado el 28-11-2004. Como es posible advertir, desde entonces el virus se ha extendido alarmantemente.
En mi opinión, Cataluña sa está plenamente crecida y en su crecimiento independentista merece una respuesta contundente por parte de un gobierno de la Nación que obviamente no tenemos. España comenzó a estar plenamente desgobernada en el año dos mil ocho y así ha seguido. Que el Ejército tome el control cumpliendo su cometido cómo garante de la unidad nacional es algo urgente y perentorio, del mismo modo que es preciso la convocatoria de Cortes Constituyentes para salvar éste desaguisado por las bravas. La democracia ha fracasado y creo que hay que empezar a decirlo con todas las letras.
ResponderEliminarUn saludazo.
Sin que te falte la razón en buena parte de lo que dices, digamos que el problema viene de más atrás, pongamos en los primeros años de la década de los 80, cuando ya se vio que el nacionalismo comenzó una siembra de odio que ha ido acentuando a lo largo de más de tres décadas. Ahora esto tiene muy mala solución y encima no contamos con el, a mi juicio, presidente adecuado: le falta mano izquierda para resolverlo de un modo diplomático y, sobre todo, le falta coraje para aplicar el 155. Este hombre juega a taparse los ojos ante los problemas y a decir "no estoy". En fin, sea lo que Dios quiera.
EliminarLo que ha fracaso no es la democracia, sino el régimen político que hemos venido padeciendo en estos años. Un régimen que no es democracia ni na como consecuencia del incumplimiento de la separación de poderes y el abuso de los partidos, tanto los mayoritarios como los nacionalistas. Vamos, que lo nuestro es una partitocracia.
SEÑOR ESPINOSA, TODO TIENE SOLUCIÓN MENOS LA MUERTE: APLICAR EL ARTICULO 155 DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (MEJOR LA MODERNIZADA Y DISTINTA DE 2010)Y VOLVER AL ESTADO LAS TRANSFERENCIAS E EDUCACIÓN, SANIDAD, JUSTICIA, SANIDAD, EXTERIORES E INERIOR, ENTRE OTRAS COMPETANCIAS COBARDEDEMENTE OTORGADAS POR GOBIERNO DE ESPAÑA COBARDES Y PUSILÁNIMES, CUYO PRINCIPIO DE VIDA Y FUNCIONAMIENTO HA SIDO ESTE: <>. ASÍ ES Y ASÍ ESTAMOS. Y SI LA ALTA TRAICIÓN PERSISTE, SE APLICA EL ARTICULO 8º DE LA CRTA MAGNA (VER LA NUEVA DE 2010) Y EXPULSAR DE ESPAÑA (504.990 KM2) A TODO MARRANO TRAIDOR QUE NO MEREZCA VVIR EN NUESTRO SUELO. ASÍ ESTÁN LAS COSAS Y ASÚI HAY QUE ACTUAR. FRENTE A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS... NO NOS DEJEMOS LLEVAR DE NUEVO A OTRA GUERRA CIVIL, CORTANDO DE RAIZ TODO CONATO DE ALTA TRAICIÓN...
ResponderEliminarGracias por su comentario y bienvenido a Batiburrillo. Dos cosas que le agradecería si vuelve por aquí: que no lo escriba todo en mayúsculas y que se busque un nick o alias que puede anotar al final de su mensaje.
EliminarUn saludo.