La
pasada madrugada han quemado unos desconocidos, tal vez nacionalistas vascos,
la bandera española que ondeaba en el ayuntamiento de Salinas de Añana (Álava).
El último viernes, con ocasión de la celebración de un partido de fútbol
aprovecharon miles de nacionalistas catalanes y vascos para mostrar en forma de
pitada su desprecio por el himno nacional de España. Parece ser que los
nacionalistas sojuzgados por la ferocidad del imperialismo español se revuelven
contra tan terrorífica opresión atacando con enfermiza saña los más
representativos símbolos de España. En nombre de la libertad según dicen, faltaría más.
Imagínense
por un momento que las despreciables hordas nacionalistas españolas nos
lanzásemos sin mesura a quemar señeras e ikurriñas; imagínense por un momento
que los belicosos imperialistas españoles nos dedicásemos a silbar e insultar
cada vez que sonasen los himnos de Cataluña o el País Vasco al tiempo que
portásemos pancartas con leyendas como “Muera Cataluña” o “Puta Euskadi”.
Dirían los nacionalistas catalanes y vascos que semejante comportamiento es
intolerable, intransigente e inadmisible. Y los no nacionalistas con dos dedos
de frente también. Y tendrían razón. Lástima que los simplones razonamientos
nacionalistas sólo sepan o quieran ir en una única dirección.
Los
símbolos y referentes patrióticos –himnos y banderas– son importantes, pues constituyen
parte fundamental del más íntimo sentir individual y colectivo de millones de
personas. Por tanto, cuando se hace escarnio de un himno o una bandera la bufa
no recae sobre una musiquilla más o menos afortunada o sobre un trapo de
colores: se están hiriendo gratuitamente los sentimientos de mucha gente, gente
española en este caso. Y deberían saber los señores nacionalistas catalanes y
vascos que el ultraje caprichoso ni es legítimo, ni es democrático ni se puede
perpetrar invocando la libertad. Semejante zaherimiento –contrario a la sabia
máxima de “no le hagas al prójimo lo que no te gustaría que te hiciesen a ti”–
constituye a día de hoy tal vez el mayor peligro para la convivencia
democrática en España.
Una
última reflexión. El caso español debe de ser insólito en la historia universal
y bien podría ser objeto de estudio: es difícil de entender que una gente tan
esclavizada como, por ejemplo, Shangay Lily o los nacionalistas de distinto
pelaje agredan continua y sistemáticamente a sus crueles esclavizadores con
absoluta impunidad sin que estos exijan ninguna reparación. Realmente insólito,
a no ser que tan insoportable avasallamiento sea más producto de una operación
propagandística con fines parasitarios que de un análisis sereno y equilibrado
de la realidad.
"Imagínense por un momento que las despreciables hordas nacionalistas españolas nos lanzásemos sin mesura a quemar señeras e ikurriñas; imagínense por un momento que los belicosos imperialistas españoles nos dedicásemos a silbar e insultar cada vez que sonasen los himnos de Cataluña o el País Vasco..."
ResponderEliminarPues...de aquellos polvos, estos lodos.
Experiencias muy duras, relacionadas con las diferentes singularidades, identidades, lenguas o culturas, fomentaron las reacciones que ahora se manifiestan.
Veo anacrónicos todos los nacionalismos (el español, también) y no entiendo ni comparto los aires de superioridad de unos u otros.
También me parecen cavernarias e incoherentes con la evolución del ser humano, todas las actitudes homófobas, xenófobas, misóginas...
¿Al adoctrinamiento de más de 30 años de los nacionalistas ahora se le llama "experiencias muy duras"? Usted, señor mío, qué es lo que realmente condena, porque si no entra en detalles, por ejemplo de esas duras experiencias, lo suyo se queda todo en un bla, bla, bla.
Eliminar¿Quien es el nacionalista?:
ResponderEliminarhttp://apuntem.cat
Vosotros, desde luego. En cuanto a la página que enlazas, hay dos opciones claras: 1) Lo más probable es que los comentarios sean tan falsos como vuestra versión de la Historia y que vosotros mismos los hayáis anotado. 2) De ser ciertos algunos de esos comentarios, en ningún caso todos, ahí tienes la respuesta del odio que estáis despertando con vuestra soberbia y desprecio a todo lo español. ¿No te da que pensar aunque sólo sea un minuto?
EliminarXavier,
EliminarAcabo de entrar en la página que apuntas.
Estos son los que consiguen el rechazo a los símbolos españoles. ¡Vaya panda de energúmenos cavernarios!
¿Eso es sentirse español?
Vivo en Cataluña, no me siento nacionalista, pero tengo muuucho menos que ver con esa panda de patrioteros que van en contra de otras identidades.
Algo ingenuo sí que pareces, ¿de verdad te has creído que esos comentarios son en defensa de España y escritos por españoles sensatos? ¡Por Dios, no ves ahí la mano del nacionalismo más cutre echándole leña al fuego! Si se trata de buscar algún fundamento, nada peor que enlazar la basura.
EliminarPedro,
EliminarSí, me creo esos comentarios. Tufillo de ese tipo se desprende en muuuchos blogs de la ultraderecha.
La respuesta a Xavier, insertada más abajo, vale lo mismo para usted. Cuando quiera saque tema y comenzamos a debatir en las condiciones de seriedad descritas. Comprenderá que este es mi blog y no voy a permitir que sean los marginales enlazados en http://apuntem.cat los que marquen las condiciones.
EliminarNo hay más ciego que el que no quiere ver. Para usted (no le conozco lo suficiente para tutearle) todo lo que no le gusta es falso e inventado. ¡Y encima es culpa nuestra! un poco de espiritu crítico.
ResponderEliminarVamos a ver, si quiere usted hablar del nacionalismo: Orígenes y causas, estoy dispuesto a intercambiar cuantas opiniones sean precisas. Eso sí, no basadas en las barbaridades vertidas en una página radical del tres al cuarto (¡la de basura que hay en Internet!), sino en argumentos sólidos y contrastables que uno puede encontrar en historiadores y analistas políticos de primera fila, a los que convendría citar y cuyas opiniones constan publicadas en medios no marginales.
EliminarUsted tiene la palabra, saque tema e iniciemos el debate, pero no me haga perder el tiempo con chorradas y frases hechas, como lo de "No hay más ciego que el que no quiere ver". Una frase, por cierto, que puede usarse perfectamente de ida y vuelta
Creo que hay que intentar medir la proporcionalidad entre distintos comportamientos para intentar valorarlos en su justa medida, de cara a hacer una composición de lugar lo más exacta posible. Los comentarios hechos en una página de internet –descerebrados hay en todas partes– no son comparables a 50.000 personas abucheando el himno de España sin que haya habido una condena rotunda y unánime de todas las fuerzas políticas de Cataluña y el País Vasco. No recuerdo que 50.000 personas se hayan reunido para ofender gratuitamente símbolos catalanes y vascos, pero si así sucediese no albergo la más mínima duda de que, salvo opciones marginales, la abrumadora mayoría de las fuerzas políticas nacionales rechazaría semejantes actuaciones. Téngase en cuenta esta distinción y tal vez lleguemos al meollo del asunto, que no es otro que el institucional.
ResponderEliminar¿Qué cuota de nacionalismo obedece a un sentimiento genuino y cuál al adoctrinamiento puro y duro impuesto desde las instituciones en manos de partidos nacionalistas, monstruos voraces cuyo apetito no parece estar nunca saciado? ¿El nacionalismo catalán y vasco debe más a una inquietud que exista en la calle o a los tejemanejes de los distintos partidos nacionalistas?
Una puntualización al anónimo 1: el razonamiento de “Pues de aquellos polvos estos lodos” es tan falso como peligroso. Falso porque las experiencias tal vez no hayan sido “muy duras”: es verdad que hubo en su momento enormes torpezas, aunque en un contexto que nada tiene que ver con el actual. Peligroso porque con esa argumentación es posible defender y justificar cualquier comportamiento por aberrante que pudiera ser. Absolutamente cualquiera: los asesinatos de ETA o que un nacionalista español se liase a tiros en África porque los cartagineses hubiesen masacrado a un buen número de íberos. Honestamente, creo que no ha estado usted excesivamente afortunado.