Hola, joven amigo. Sé que no leerás, al menos a corto
plazo, esta carta dirigida a ti. Los niños de tres años como tú no estáis para
perder el tiempo con chorradas y os dedicáis a las únicas cosas realmente
importantes de la vida: jugar con Rayo McQueen y ver los dibujos de Pocoyó, que
sobrado tiempo tendréis para preocuparos por la hipoteca y las facturas de cada
mes. Todavía, pequeño niño, no eres consciente de ello, pero el universo que
hasta la pasada semana habías conocido se ha ido para nunca más volver; tus
padres se han separado, vivirás con tu mamá y tu papá ha sido obligado a
abandonar tu casa. Esa misma casa que, siendo tuya, tú tendrás que dejar con
marcada regularidad para estar con él.
Semejante circunstancia no la entiendo yo muy
razonable. Nadie te ha preguntado si querías venir a este mundo, y en toda esta
historia el único inocente eres tú. Más lógico sería que residieses siempre en
tu hogar y que tus papás se fuesen turnando para estar contigo o que se
estudiase con meticuloso detenimiento tu caso concreto para decidir, según tus
particulares circunstancias, si te convenía estar con tu papá o con tu mamá. No
ha sucedido de tal forma.
¿Sabes por qué, chiquitín? Existen unas leyes que no
están hechas pensando en ti o en tu beneficio. Todo lo contrario. Tú eres lo de
menos. Por narices, con independencia de lo que sea mejor para tu bienestar,
está dictado que te tienes que quedar con mamá. Y eso no es justo para ti,
amiguito. No digo que con mamá no vayas a estar todo lo bien atendido que te
mereces, pero sí estoy en disposición de aseverarte que nadie, absolutamente
nadie, se ha tomado la más mínima molestia en verificarlo. En lo anterior
radica la tremenda injusticia cometida contigo.
En este pleito, no te quepa la menor duda, quien menos
interesa a aquellos que osadamente han determinado con tanta inconsciencia tu
presente y tu futuro eres tú, mi querido cachorrito. Digan lo que digan, tú –un
niño de tres años– les importas literalmente una mierda. Es muy jodido, pero es
así. Bajo el camuflaje de grandilocuentes palabras, bajo la hipocresía de
nobilísimas intenciones, has sido reducido a la categoría de objeto sin ningún
valor más allá del de muñeco del pim pam pum al servicio de perversas
ideologías.
No sé qué te deparará el porvenir, jovencito. Me
gustaría poder asegurarte que te vas a merendar el mundo y no él a ti, pero no
puedo hacerlo: ya peino las suficientes canas como para saber de primera mano
que, excepto en el cine, los buenos no siempre ganan, que la vida tiene la
ingrata costumbre de arrear unas galletas de aúpa cuando menos se espera y que
haberse portado bien todo el año no garantiza que los Reyes Magos vengan
cargaditos de regalos. Ya lo irás comprobando por ti mismo. De hecho esta
semana has recibido por las bravas y en tus propias carnes la primera lección.
Por tanto, y teniendo en cuenta lo que contigo han
hecho, sólo quiero desearte que si algún día tienes un hijo y tu camino y el de
su madre se bifurcan las leyes en este país hayan cambiado lo suficiente para
que a tu hipotético y todavía lejano vástago sí se le conceda el derecho que a
ti, arbitraria y caprichosamente, esta pasada semana te han robado: el derecho
a que tu bienestar prevalezca sobre el de tu mamá.
Cuánta ignorancia muestra este hombre sobre leyes... en ningún caso la ley dice que los hijos deban estar con la madre, es más, los artículos que hacen referencia a estas situaciones siempre hablan del mejor interés del menor. Ejemplo:
ResponderEliminarArtículo 103.1 Código Civil
"Determinar, en interés de los hijos, con cuál de los cónyuges han de quedar los sujetos a la patria potestad de ambos y tomar las disposiciones apropiadas de acuerdo con lo establecido en este Código y, en particular, la forma en que el cónyuge que no ejerza la guarda y custodia de los hijos podrá cumplir el deber de velar por éstos y el tiempo, modo y lugar en que podrá comunicar con ellos y tenerlos en su compañía".
Por otra parte, estoy altamente sorprendida por esta entrada. En otros blogs afines en ideología a este, así como a Hazte Oír se está defendiendo hasta la saciedad que la función primaria y casi única de la mujer es ser madre. Sin embargo, cuando existe un divorcio o una separación ya veo que el discurso cambia radicalmente para favorecer los derechos del varón sobre los de la mujer, y más importante aún, sobre los de los hijos.
No me cabe duda de que un hombre puede cuidar igual de bien a un hijo, pero la triste realidad en España es que en la mayor parte de los casos las mujeres dedican muchísimas más horas al cuidado de los hijos que los hombres. Lo que no es lógico es que un padre que sólo se ha hecho cargo de sus hijos durante las ausencias de la madre o cuando su única función era bañar al hijo y sacarlo al parque, pretenda obtener la guarda y custodia para que con toda probabilidad el niño acabe cuidado por su abuela paterna. Estos hombres, que suelen ser muchos de los que hablan de las "injustas" leyes que evidentemente desconocen, son los primeros que no conocen en absoluto a sus hijos y que sólo buscan su propio interés no así precisamente el de sus hijos, como parece ser el caso del autor de la carta.
Ignorante soy no sólo sobre leyes, muy señora mía, pero a tenor de su intervención mucho me temo que no sea usted la persona más indicada para ilustrarme. En primer lugar, no sé qué pintan aquí Hazte Oír u otros blogs de no sé tampoco qué ideologías. Dígame usted dónde he defendido yo –que no soy ni Hazte Oír ni ningún otro blog y me responsabilizo única y exclusivamente de mis escritos y no de los de los demás– que la única función de la mujer es la de procrear o, en caso contrario, entenderé que su acusación de incoherencia y oportunismo está absolutamente fuera de lugar y resta bastante credibilidad a su intervención.
EliminarEl artículo del Código Civil citado es digno de todo encomio, pero incluso un ignorante de mi calibre no desconoce que en ocasiones la ley dice una cosa y su aplicación discurre por caminos bien alejados. Sin ir más lejos he oído decir que en la Constitución algo se puede leer sobre lo feo que es discriminar y, a pesar de mi ignorancia, sé de buena tinta que en España se discrimina. Creo que incluso algún juez se lo podría confirmar.
Ahora, con permiso, utilizaré parte de su argumentación. Dice usted, en fenomenal alarde de erudición, que la mayor parte de los hombres sólo cuidan a ratos a sus hijos y que por esa razón “no es lógico que pretendan obtener la guarda y custodia” –supongo que aún en el caso de que fuese lo mejor para el interés del niño que tanto dice usted defender, con lo cual todo su maravilloso razonamiento defendiendo el bienestar del menor parece venirse abajo al semejar más ideológico que altruista–. ¿Sabe usted si a mi amigo de tres años, que no es mi hijo, lo cuidaba mayormente su padre? ¿Sabe usted si el padre de mi amigo de tres años solicitó reducción de jornada para cuidar a su hijo? ¿Sabe usted si a mi amigo de tres años quién más veces le ha bañado, le ha dado de comer, le ha limpiado la mierda del culo y le ha lavado la ropa ha sido su padre? ¿Sabe usted si a mi amigo de tres años lo cuida su abuela materna? No, no lo sabe. No tiene ni idea, por mucho que manifieste tan extraordinaria facilidad para ir por ahí adjudicando alegremente etiquetas de ignorancia. Si supiese las respuestas tal vez vería que, muy señora mía, pese al tono agresivo de su discurso le está usted dando la razón al ignorante que suscribe el presente comentario. Gracias, aunque, como antes he señalado, semejante hilo argumental es absolutamente falaz y no demuestra el más mínimo respeto por el bienestar del niño. Entiéndanse por tanto la ironía y su propósito.
Y finalizo ya. Hace falta ser tremendamente injusta y carecer de cualquier tipo de empatía para acusar a tantas personas que lo están pasando francamente mal de anteponer su interés al de sus hijos. Que, por cierto, diga lo que diga usted no es el caso del autor de esta carta. El suyo de usted no lo sé, aunque lo intuyo: aplicar a los demás los propios baremos acostumbra a ser tremendamente esclarecedor por más verborrea que se le aplique al asunto.
Demoledora... Mi más sincera enhorabuena por el post.
ResponderEliminarMuchas gracias, George.
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