Presentará
la próxima semana en el Congreso la proetarra Amaiur una moción en la que
pedirá el “reconocimiento del dolor y el
sufrimiento” de los niños vascos evacuados a Inglaterra durante la Guerra
Civil, a los que “el fascismo cambió la
vida” haciéndoles vivir una “experiencia
terrible” porque “no hablaban su idioma materno, habían
olvidado a sus padres, no podían acostumbrarse a las restricciones existentes o
bien marcharon a terceros países para un largo exilio”.
No
cabe duda de que verse abocado a abandonar el propio hogar camino del exilio
supone una realidad dramática, con lo cual la experiencia vivida por estos
niños fue, a todas luces, terrible, aunque el fascismo poco tuviese que ver con
su tragedia. Además el sufrimiento de inocentes siempre es digno de
conmiseración venga de donde venga, bien sea producto de una guerra fratricida
bien sea producto, verbigracia, de la imposición totalitaria de una banda de
asesinos y sus imprescindibles cómplices.
Si
los proetarras de Amaiur tuviesen menos afán proselitista y más comprensión por
el padecimiento ajeno podrían presentar una moción complementaria a la que han
pergeñado y que, variando o añadiendo muy pocos conceptos, resultaría
infinitamente más ecuánime y creíble. Podrían reconocer “el dolor y el
sufrimiento” de todos los ciudadanos vascos a los que “el nacional-fascismo de
ETA cambió la vida” haciéndoles vivir “una experiencia terrible” porque “no
podían acostumbrarse a las restricciones a la vida y la libertad impuestas por
el totalitarismo etarra” hasta el extremo de ser obligados “a marchar para un
largo exilio”.
El
día que Amaiur haga pública una declaración semejante creeré dos cosas: que su
congoja por los niños vascos más tiene de sincera que de políticamente
interesada y que ETA y sus cómplices asumen la enormidad de sus crímenes y que
descartan la violencia como modus operandi. Mientras ese día no llegue, que se
dejen de retóricas baratas y de sentimentalismos vacuos utilizando
hipócritamente la desgracia de unos niños cuya desventura les importa,
literalmente, una puta mierda.
Al menos esos niños salieron vivos y no como otros que han liquidado estos matarifes colocados de nuevo en las instituciones por los socialistas y el Constitucional en la faena de aliño más repugnante que se recuerde.
ResponderEliminarA ver si es verdad que se consigue que puedan votar en las elecciones todos los vascos que esta gentuza ha hecho emigrar a la fuerza y esa sociedad enferma empieza a reciclarse un tanto o envilecerse ya del todo.
Efectivamente, ojalá puedan volver a votar. Y no por correo.
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