“Si hay que ocupar
ocuparemos el cielo”, decía una canción de hace algunos años. Pero puestos a
ocupar, y ya que el cielo queda cada vez más lejos, podrían empezar los
ocupadores profesionales ocupando los inmuebles del extremista Willy Toledo:
además de ir sobrado de propiedades –él, acérrimo enemigo de la propiedad
privada según dice– seguro que, siendo tan solidario como es, se quedaría
encantado de la vida.
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