He recibido por correo
el siguiente texto, correspondiente a la intervención de don Pedro Gómez de la
Serna y Villacieros, diputado del PP por Segovia, en el Congreso de los
Diputados el día 26 de septiembre de 2012 respondiendo a los habituales
disparates proferidos por los representantes de CIU y ERC.
El argumentado
parlamento del señor de la Serna constituye una andanada de tal calibre en
plena línea de flotación de los independentistas catalanes –y además demuestra
que algunos diputados sí parecen ganarse el sueldo– que no me resisto a
publicarlo en la categoría de “Textos para enmarcar”. Habla el diputado don Pedro
Gómez de la Serna y Villacieros:
A base de
intervenciones como las que se ha escuchado hoy en esta sala, están Uds.
logrando lo que no consiguió el general Franco a lo largo de sus 40 años de
dictadura: la desafección de los catalanes de la vida política. Unos catalanes
que acabarán siendo independientes, sí, pero de la política. Están Uds.
alumbrando, en expresión de Josep María Colomer, un nuevo tipo de ciudadano
cada vez más alejado, mentalmente, vitalmente, sociológicamente, anímicamente,
de la política y de la res pública. Un catalán secesionado de la política.
Después de 30 años de gobierno nacionalista o
con participación nacionalista en Cataluña, puede decirse que el nacionalismo
catalán en su conjunto, como proyecto de sociedad, ha fracasado. Y han
fracasado porque treinta años después, han conducido, entre unos y otros, a
Cataluña a un callejón sin salida de enfrentamiento, de división y de ruptura.
Entre unos y otros, han conducido a Cataluña hacia una de las crisis más graves
de su Historia, en términos políticos, institucionales, económicos, y muy
probablemente también, en términos sociales. Y como única respuesta, han
buscado Uds. un enemigo exterior, un chivo expiatorio: la culpa es de España.
Crean la crisis, y después pretenden taparla creando una crisis todavía mayor. Pero vayamos por partes:
1.- Piden Uds. en primer lugar, algo insólito,
que deroguemos los Decreto de Nueva Planta. Oiga: yo creo que los ciudadanos
merecen un mínimo de rigor y un máximo de respeto. No se puede derogar lo que
no está en vigor. Yo soy diputado por Segovia. Su iniciativa es como si yo
trajera a esta Cámara la derogación del Fuero de Sepúlveda ¿Y por qué no
proponen también que estas Cortes se dediquen a derogar, no sé, pongo por caso,
el Código de Justiniano, la Novísima Recopilación, las Pandectas, Las Partidas
o cualquier cuerpo legislativo histórico de España? Su propuesta no es sólo
extemporánea, porque llegan Uds. con 300 años de retraso, sino también excéntrica.
No conozco a nadie, salvo Uds., que mantenga que los Decretos de Nueva Planta
estén en vigor… Es insólito. Es ridículo y es una tomadura de pelo a la Cámara.
2.- Hablan Uds. en su
PNL de una supuesta soberanía de Cataluña suprimida por Felipe V. Y yo, antes
de entrar en materia, me pregunto: ¿Les parece normal, con la que está cayendo,
que esta Cámara se dedique a hablar de Felipe V o de Carlos II el Hechizado y
de sus disposiciones testamentarias? Pobre Cataluña, si tuviera que debatirse
únicamente entre la fatiga de unos y el hechizo de otros… Sean honestos: no mientan a la gente: Cataluña no fue nunca soberana. Han
construido Uds. un relato falso. Han engañado Uds. a los catalanes.
Cataluña jamás existió como nación –un concepto
aún no vigente- ni como Estado. En 1700 Cataluña era un Principado, sí, un
territorio con instituciones propias, sí, pero integrado en la Corona de Aragón
y en consecuencia en España. Pero ni era un Estado soberano ni era una nación.
Las Cortes eran estamentales y como tales no representaban soberanía nacional o
popular alguna –estamos antes de la revolución francesa- sin a los tres
estados: el clero, la nobleza y tercer estado. Tampoco existía una opinión
pública catalana, porque la opinión pública como tal no surge sino hasta
finales del XVIII, como todo el mundo sabe.
La Nueva Planta fue, en opinión de Vicens Vives –nada sospechoso de anticatalanismo– “un desescombro que
obligó a los catalanes a mirar hacia el porvenir”; algo que comparte Ferrán
Soldevilla cuando dice que dieron lugar al resurgimiento económico de Cataluña;
por cierto que ya Mercader y Voltes pusieron de relieve la catalanidad de los
gestores de la Nueva Planta. No voy a entrar en mayor debate. Cito sólo a
cuatro historiadores catalanes de indudable prestigio. Le recomiendo su
lectura. Léalos, y sabrá, entre otras cosas, que aquella no fue una guerra de
secesión sino de sucesión. Léalos y sabrá que el mayor valedor del archiduque
de Austria frente al Borbón fue el almirante de Castilla. Léalos y sabrá que la
realidad fue mucho más compleja de lo Ud. la dibuja. Léalos y sabrá que el
austracismo catalán no fue inmediato; hasta el punto que, con motivo de la boda
de Felipe V en Barcelona, se produjo una eclosión de panegíricos catalanes como
los de Joan Bac o Raimundo Costa. Nadie cuestionó la legitimidad de Felipe V en
Cataluña hasta que en 1703 emerge la alianza internacional antifrancesa y pro
austriaca. Los actores españoles no fueron más que actores sucursalizados de
las grandes alianzas internacionales.
Hacen Uds. también la
afirmación de que Felipe V incorpora Cataluña a Castilla mediante el derecho de
conquista. Primero, no la incorpora a Castilla. Segundo, saben perfectamente
que Barcelona fue inicialmente leal a Felipe V y que fue asediada por una escuadra
internacional anglo portuguesa dos veces: en 1704 y el 1705, por cierto esta
última vez lanzando nada menos que 6000 bombas sobre la ciudad, que cayó
finalmente en manos austracistas. Derecho de conquista.
Repito: fue una guerra de sucesión, no de secesión.
Y lo que había en Cataluña no era un sentimiento antiespañol, sino antifrancés.
Ya lo dijo D. Rafael de Casanovas: “Por nosotros y por la nación española
peleamos”.
Lo que querían los catalanes era movilizar a
toda España contra el candidato francés, es decir, liderar España, el mismo
propósito de Cambó, algo a lo que Uds., los nacionalistas, han renunciado. Y
han renunciado porque al nacionalismo siempre le falta ambición de país, y
porque el nacionalismo consiste en querer tener cada vez más poder en un lugar
cada vez menos poderoso: en otras palabras, mandar cada vez más sobre cada vez
menos. Y esa falta de ambición y de proyección, ese no incorporarse al
liderazgo del proyecto español, es lo que les lleva, a Uds. y a Cataluña, al
colapso.
Y fue un catalán, D.
Ramón Lázaro Dou, un ilustrado catalán precursor de la Renaixenxa y diputado en
Cádiz, quien glosó los Decretos de Nueva Planta por haber acabado con las
jurisdicciones patrimoniales y la única instancia en las condenas de muerte y
por la prohibición de las multitudes armadas para perseguir a los delincuentes.
No seré yo quien defienda a Felipe V, pero sí le digo que la historia es mucho
más compleja que el mito, señor Bosch. Y es más compleja también que la
mentira. Y claro, cuando uno parte de premisas falsas llega a conclusiones
erróneas. No es una historia infantil de buenos y malos. Es una historia de
hombres, con luces y con sombras.
3.- Hablan Uds. del derecho de
autodeterminación. Cataluña nunca fue soberana. Tampoco ahora lo es. No es
sujeto de derecho internacional. No es sujeto constituyente. No tiene poder
constituyente. Hablar de autodeterminación en España es hablar de ruptura. De
ruptura constitucional y de ruptura de la convivencia. Y no tenga ninguna duda
de que el modelo constitucional tiene mecanismos para garantizar la
convivencia, la paz, y la unidad. Y que el Estado garantizará la vigencia del
artículo 2 de nuestra Constitución, que se fundamenta en la indisoluble unidad
de la Nación española.
Yo les pediría que dejaran de jugar de una vez
con el futuro de Cataluña. Con el pasado, con el presente, con el porvenir de
los catalanes. No tienen Uds. ningún derecho, ninguno, a crearle a la gente más
problemas de los que ya tiene. No tienen Uds. ningún derecho, ninguno, a meter
a los catalanes en la tempestad de la secesión. No tienen Uds. ningún derecho,
ninguno, a jugar con la convivencia en Cataluña. Ya en el tripartito se les
hundió el Carmel. No hundan ahora Cataluña entera.
4.- Luego plantean Uds. con el manido asunto del
expolio de Cataluña. Como la manipulación de la lengua no les ha servido como
instrumento de ruptura y ha chocado con no pocos estratos de población, han
acudido entonces a la manipulación de la economía, que sí llega a todos los
estratos, como instrumento de ruptura. Otra salida en falso, otra huida hacia
ninguna parte, otra manipulación. En primer lugar, no tributan los territorios,
tributan las personas. En segundo lugar, con la misma justificación podrían
hablar los madrileños de expolio porque, si se trata de territorios, estamos
por delante Uds. En tercer lugar, por idéntica razón los habitantes de Girona
podrían sentirse expoliados por los demás catalanes, porque le recuerdo que
Girona es la provincia de más renta per cápita de Cataluña. En cuarto lugar,
desgraciadamente, no todo el dinero recaudado en Cataluña redunda en beneficio
de los catalanes: ya; ya se ocupan algunos cuando están en el poder de que eso
no ocurra: caso Millet, Santa Coloma, Prenafeta, ITV, el contrabando de tabaco
del conseller de ERC, las cartas de extorsión a los trabajadores de la
Generalitat pidiéndoles un porcentaje de su salario para ERC –por cierto que el
Sr. Vendrell fue luego ascendido a Consejero- los sueldos exorbitantes de los
Presidentes de las Diputaciones que Uds. controlaban– Lleida y Girona- las
colocaciones de ex políticos en empresas del sector público catalán, los gastos
desorbitantes para tunear vehículos oficiales… todo muy ejemplar.
Si Rafael Casanovas
levantara la cabeza… y viera lo que hacen Uds. en nombre de Cataluña… y viera
cómo han dilapidado Uds. aquél enorme patrimonio de la Transición que era el
antiguo liderazgo catalán de una nación de 40 millones de habitantes, con sus
mercados, con sus relaciones internacionales, cuarta economía de la zona euro…
Si levantara la cabeza y se preguntara: ¿El
expolio? Con toda probabilidad les contestaría: El expolio de Cataluña son Uds.
que incrementan la deuda en un 200% y ante la deuda piden Uds. la
independencia. Independencia, ¿para qué? ¿Para endeudar todavía más a los
catalanes?¿Para aislarles del mundo? ¿Independencia para ser una especie de
rara avis entre los no alineados? ¿Independencia para arruinar a los catalanes?
¿Han calculado Uds., antes de jugar con este fuego, cuántas empresas saldrían
de Cataluña? ¿Cuántas multinacionales europeas sacarían sus plantas de allá?
¿Cuántas grandes empresas catalanas deslocalizarían sus activos, sus sedes, de
un territorio aislado del mundo? ¿Han calculado Uds. el coste que esto tendría
en la mediana y pequeña empresa de Cataluña, muchas veces auxiliares de las
anteriores? ¿Han calculado el ingente paro que generaría la independencia?
Hagan números, y después pídanle a la gente que sacrifique su hacienda, su
trabajo, su bienestar, el futuro de sus hijos, en el altar de un delirio
secesionista.
Si Cataluña se independiza, ¿con qué dinero van
a pagar las pensiones? ¿Con que dinero van a pagar el desempleo de los
catalanes? ¿En qué mercados van a vender sus productos y con qué aranceles?
¿Cómo van a pagar su deuda?
Digan a la gente el
verdadero coste de la independencia: un descalabro en términos de generación de
riqueza y de PIB per cápita que les situaría por debajo de cualquier territorio
o comunidad de España. Digan la verdad a la gente antes de jugar con el
futuro de los catalanes. Con su hoja de ruta llevarán a los catalanes a la
bancarrota y provocarán el derrumbe del estado de bienestar. Ni Montenegro ni
Islandia: Chipre, Grecia o Padania. Sigan Uds. así, que las agencias de
calificación ya han tomado buena nota y han bajado su bono al nivel de bono
basura…
Y hagan Uds. cuentas también en el ámbito de la
democracia y de la política, porque la Constitución española se reafirmó como
Constitución catalana con el respaldo del 90,3% de los catalanes. Algo muy difícilmente
superable, en términos de legitimidad democrática, se pongan Uds. como se
pongan y saquen a la calle al número de personas que quieran sacar a la calle.
Muchas gracias”.
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