"Los enemigos del estado del federalismo, del federalismo en estado estricto no de lo que quiere hacerse pasar por federalismo, son los nacionalistas". |
"Quizá
harto de la insufrible desvergüenza del nacionalismo catalán, Rajoy acaba de
revelar el contenido medular de su última conversación oficial con el
presidente de la 'Generalitat', quien se habría plantado en la Moncloa con la
siguiente disyuntiva: o aceptas el pacto fiscal o atente a las consecuencias.
El planteamiento es muy revelador, no solo porque da cuenta de un ultimátum
expresado con las formas evidentes, e inadmisibles, de un chantaje, sino porque
desmonta con toda claridad la huera retórica patriótica de unos líderes
políticos que están pensando en el dinero pero que hablan de autodeterminación
y secesión sin importarles un pito meter a su sociedad en una aventura que
destroce no solo la convivencia armoniosa entre España y Cataluña sino entre los
propios catalanes.
Como escribe El Roto en una viñeta
genial de un libro reciente que no tiene desperdicio (Camarón que se duerme? se
lo lleva la corriente de opinión), «la identidad nos la construyen sobre el
olvido de lo que somos». No hay más que mirar la lista de los apellidos que
predominan en Cataluña (García, López, Martínez, Rodríguez, Sánchez o
Fernández) para develar la inmensa impostura del discurso identitario de CiU,
Esquerra y todos esos intelectuales, reales o supuestos, que un tío abuelo, el
periodista Roberto Blanco Torres, llamaba «mosqueteros de la nómina».
Pues
bien: esa es la operación en la que anda ahora el nacionalismo catalán, tras la
negativa de Rajoy a poner patas arriba un sistema de financiación que no hace
tanto se cambió para beneficiar a Cataluña en perjuicio de los territorios
españoles menos ricos. Sin ir más lejos, ayer publicaba este periódico el
contraste entre regiones en términos de salario bruto anual: según datos del
INE, Cataluña ocupa la tercera posición (con 24.449 euros) y Galicia la
antepenúltima (con 20.241).
Son
esas y otras muchas diferencias de renta y de riqueza las que explican que haya
en España, como en todo el mundo civilizado, mecanismos de solidaridad
territorial (que son en el fondo de solidaridad interpersonal entre quienes
tienen más y tienen menos), mecanismos que el nacionalismo catalán quiere
dinamitar con eso que han dado en llamar pacto fiscal: o contribuimos menos a
la solidaridad entre españoles pobres y ricos o nos vamos.
Tal
fue el planteamiento del señor Bernard Arnault, propietario de Vuitton -marca
asociada al lujo en todo el mundo- cuando decidió asentarse en Bélgica para
escapar al alza de impuestos a las grandes fortunas decidida por el presidente
francés François Hollande. El principio es el mismo, pero mientras que Arnault
se va como un traidor a su país, el nacionalismo catalán presume de
patriotismo, lo que confirma las virtudes bien probadas de este último para dar
gato por liebre".
Roberto Blanco Valdés, catedrático de Derecho Constitucional en la
Universidad de Santiago de Compostela, en un artículo publicado en La Voz de Galicia. Es autor del libro
"Los rostros del federalismo" (Alianza Editorial).
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