Es de agradecer que todavía queden en este país
políticos, si bien parecen especies en vías de extinción, cuya capacidad
analítica vaya más allá del tópico, del lugar común o, directamente, de la
necedad o la estupidez. Una de estas raras avis es el señor Vidal-Quadras,
vicepresidente del Parlamento Europeo, que ha hecho unas manifestaciones en las
que diagnostica con demoledora certeza algunos de los males que nos asolan. No
estaría de más que todos reflexionásemos sobre lo expuesto por don Alejo.
Cree Vidal-Quadras que interpretar la actual
crisis únicamente en clave económica constituye una falacia y considera
necesaria una “regeneración profunda que incluya un cambio de mentalidad
colectiva”. Apunta asimismo el camino a seguir: “volver a valores fuertes, de
patriotismo, altruismo, de valorar la cultura del esfuerzo y el reconocimiento
del mérito”. Señala también el carácter sagrado de la vida humana y la
importancia de la familia como institución fundamental. Realista, reconoce la
dificultad de la tarea, pero entiende que con la gran cantidad de poder que el
PP tiene en sus manos la tarea es posible.
En este último punto discrepo de la, por lo
demás, magistral síntesis de Vidal-Quadras: la ardua misión no le corresponde a
ningún partido político ni a ningún gobierno central o autonómico. Esa
necesaria regeneración es asunto de todos, y a todos y cada uno de nosotros nos
atañe asumir la responsabilidad sin tutelas ni injerencias de partidos,
gobiernos o estados. Si el timón del barco va a estar en manos de cualquier
partido político, siempre a vueltas con sus chanchullos, sus pasteleos y sus
componendas, yo me quedaré en tierra. O, si es el caso, saltaré por la borda.
Así esté el mar infestado de tiburones hambrientos.
Al resto de la exposición nada tengo que oponer.
Empecemos por asumir deberes y obligaciones para después poder disfrutar de
bien ganados derechos, entre los cuales ninguno conozco más importante que el
derecho a la vida. Pongamos en práctica conceptos como, por ejemplo,
responsabilidad, sacrificio, esfuerzo, respeto, decoro, honor, tolerancia, generosidad
o empatía. Seamos por otro lado conscientes de que no todo vale y desechemos el
aquí y ahora, el depende, el yo no he sido, él y tú más, el sálvese quien
pueda, el a mí que me registren, el pies para qué os quiero o el tonto el
último. La irresponsabilidad y el pasotismo no conducen sino a un callejón sin
salida.
A determinadas situaciones no se llega porque así
lo hayan determinado antojadizamente los hados: existen causas y consecuencias;
existen aguas y lodos. Y si no queremos que estos lodos nos enfanguen hasta el
tuétano en nuestras manos –en las de todos y cada uno de nosotros, insisto–
está el reconducir las aguas por otros cauces. Tal vez más duros pero, a la
larga, mucho más gratificantes. O dicho de otra forma, para que mi colega
librepensador pueda entenderlo: o nos ponemos las pilas o nos vamos todos a
tomar por saco.
Si los españoles fuéramos un cesto lleno de manzanas, la gran mayoría de ellas estarían podridas, y ya se sabe que la manzana podrida es la que te estropea todo el frutero ¿Cómo, pues, se puede conseguir que el cesto podrido vuelva a estar repleto de ricas y apetitosas manzanas? No basta sólo con que las manzanas buenas quieran convertir a las podridas.
ResponderEliminarHace falta algo más y yo no tengo la respuesta; sólo sé que los políticos sí tienen una gran responsabilidad en esto, porque deben empezar por ser ellos manzanas sanas, luego han de legislar para que la educación sea de calidad y se preocupe de formar más manzanas sanas y también deben preocuparse de cumplir las normas con pulcritud y ser muy contundentes cuando detecten alguna manzana podrida entre sus filas. La mala noticia es que esto no se logra en unos años, hacen falta décadas, más de las que ha hecho falta para llegar a donde nos encontramos. No me gusta ser tan pesimista, por eso me gusta más fijarme en lo cercano y preocuparme mucho de mi cesto, que esté bien reluciente :-))
Un comentario, a mi juicio, de primer nivel. Sólo puntualizaría que lo que tú llamas pesimismo más bien es realismo.
EliminarGracias, Águeda.
"Pongamos en práctica conceptos como, por ejemplo, responsabilidad, sacrificio, esfuerzo, respeto, decoro, honor, tolerancia, generosidad o empatía. Seamos por otro lado conscientes de que no todo vale y desechemos el aquí y ahora, el depende, el yo no he sido, él y tú más, el sálvese quien pueda, el a mí que me registren, el pies para qué os quiero o el tonto el último. La irresponsabilidad y el pasotismo no conducen sino a un callejón sin salida".
ResponderEliminar¡Bravo y bravo! Ese conjunto de virtudes se llama honradez, tan escasita hoy en día.
Pues eso, Pedro: falta honradez y sobran caraduras y vividores.
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ResponderEliminarAl fin y al cabo el Sr Vidal es físico nuclear, de modo que tiene la mejor cabeza, con mucho, de toda la casta. Pero D. Alejo debió irse a su casa cuando lo defenestraron y no aceptar el jugoso destierro en Europa.
Y siempre me queda la duda si es más digno aguantar dentro y tener opción a trabajar por la regeneración o irse y que se apañen como puedan.
D. Alejo ha optado por un opción y María San Gil por otra. Me gustaría que alguien me dijera, si se puede, cual es más conveniete y mejor para servir a los ciudadanos.
pacococo
Interesante la disyuntiva que planteas, Pacococo. Mi opinión es que desde dentro no se puede cambiar nada. Desde fuera no será fácil hacerlo tampoco; pero al menos siempre se podrá ser independiente, lo cual ya es un principio.
EliminarUn saludo.
Hay una escena en la magnífica película "arde Mississippi", en la que se dice: esta lata de gusanos se ha de abrir desde dentro.
ResponderEliminarY estoy plenamente de acuerdo. Si se hace desde dentro, obligas al otro a desenmascararse si se atreve a cuestionarte.
Pero, desde luego, lo que no hay que hacer es acabar vendiéndote, si mantienes el tipo, desde dentro puedes conseguir más que desde fuera.