Si
la ignorancia es muy atrevida, innegablemente la sinvergonzonería no le va a la
zaga a aquélla en cuanto al grado de atrevimiento. Buena prueba de que
ignorancia, descaro y osadía caminan entrañablemente cogidas de la mano son las palabras de don Oriol Pujol, presidente de CIU en el parlamento catalán, en un
homenaje a Companys, pues ha declarado este buen hombre que al estado catalán “no lo para nadie, ni siquiera los ejércitos, los tanques o los
cañones”.
Crecido,
sin duda, por el trascendental calado de la anterior aseveración, ha comparado
también la actual situación con la de 1940, con la que encuentra el erudito
señor Pujol grandes semejanzas: “Hay por
tanto un punto de similitud en que nuestro país vive unos momentos muy
extraordinarios”. Ha tranquilizado los espíritus del personal asistente al
acto de homenaje garantizando que “no
habrá otro presidente fusilado” y que la citada ausencia de violencia “reconfortaría a aquella gente que dio su
vida para que hoy esto pueda ser posible”. Solamente del brío resultante de
la mezcla de mucha ignorancia y poca vergüenza pueden nacer declaraciones como
las del señor Oriol, meritorio representante del nacionalismo catalán.
Muy
poca vergüenza hay que tener para comparar la España de 1940 con la de 2012, así
que recordemos un poco de historia. De la de verdad, no de la manipulada tan
del gusto nacionalista: en 1940 España era un país destrozado por una
sangrienta guerra civil a cuyo desencadenamiento no habían sido ajenos los
correligionarios nacionalistas del señor Pujol, Companys incluido. En la España
de 1940, mientras Franco deshojaba la margarita de su (no) participación en la
guerra que asolaba Europa, se encarcelaba por motivos políticos, se fusilaba,
no se respetaban las libertades individuales, democracia y liberalismo eran
conceptos fenecidos. En la España de 1940 don Oriol Pujol no podría pregonar a
los cuatro vientos las majaderías que hoy pregona, minimizando frívolamente los
sufrimientos de tanta gente que en 1940 lo estaba pasando realmente mal. Vemos
por tanto que “el punto de similitud” entre 1940 y 2012 no es más que un
producto de la vergonzosa propaganda de los muchos señores Pujol que, con
insólita resignación, padecemos en España.
Aclarado
lo anterior, tiene razón el docto señor Pujol al asegurar que “no habrá otro
presidente fusilado”; no obstante, yerra nuevamente si incluye a Companys entre los reconfortados
por haber “dado su vida”: el señor Companys, modelo de deslealtad para con sus
teóricos compañeros de bando en la Guerra Civil, no dio su vida por Cataluña.
Intentó salvarla huyendo al extranjero, aunque finalmente le fuese arrebatada
por los implacables vencedores. Habría tenido la oportunidad de entregar su
vida con ocasión de su antidemocrática sublevación contra la legalidad
republicana en 1934, mas prefirió, circunstancia por otra parte perfectamente
comprensible, rendirse y conservar el pellejo. Rendición que, necesario es explicarlo, no se
produjo ante “ejércitos, tanques y cañones”. ¡Qué va, señor Pujol, qué va! Para
derrotar a los inmortales héroes catalanes encabezados por Companys en 1934 y a
sus gloriosas milicias armadas no se necesitó tanto: fue suficiente la resuelta
actuación del general Batet al frente de un puñado de soldados y con un par de
cañonazos.
Y
menos todavía se necesitará en la España de 2012, que nada tiene que ver con la
de 1940, para poner freno a los segregacionistas catalanes como el señor Oriol
Pujol. Al contrario que en 1934, no será necesario ni un solo general, ni un
solo soldado, ni un solo cañón. Les pondrán freno, principalmente, todos los
catalanes que, precisamente por ser catalanes, saben que son y quieren ser
españoles. Españoles hasta la médula.
De hecho, la responsabilidad será únicamente del señor Arturito Mas, al que con un par de Guardías Civiles, se le podrá detener sin que nada ni nadie, cómo acostumbran los aguerridos nazimbéciles pierde culo saltando Pirineos, nos tienen acostumbrados. Es un buen divertimento ver cómo éste señor, Oriol, que se ha hecho rico, lo mismo que su papoya Joda, con los dineros de todos los catalanes y todos los españoles, siga meneando una utopía que hara que acaben con una orden de estradición cuando huyan a México para salvar el pellejo.
ResponderEliminarTontos útiles los hay en todos lados.
Un saludazo.
Si apareciese un tanque de juguete, el tal Oriol Pujol y sus amigotes batirían todos los registros de velocidad habidos y por haber.
EliminarUn saludo.
Desgraciadamente, estos nacionalistas se aprovechan de ignorantes como yo respecto a la historia de nuestro país. Aún sabiéndome ignorante a lo bestia, ni a mí me engaña con su versión, porque a poco que te quieras enterar, te enteras de cómo sucedieron las cosas. Afortunadamente, además, te he encontrado por estos mundos virtuales, y ya no hay quien me engañe en nada, en lo que a historia se refiere al menos. Gracias Rafa por tus aclaraciones tan precisas sobre nuestra historia. Un beso :-)
ResponderEliminarEs a lo único que pueden apelar los nacionalistas: al engaño y a la falsificación, aprovechándose, sin duda, de la buena voluntad de mucha gente.
EliminarGracias por tu amabilidad, Águeda. Un saludo.
ResponderEliminarComo vengo dicienndo, bastaría que el gobierno suspenda la autonosuya y los jueces tengan acceso a los papeles para que todos estos patriotas de opereta acaben en la cárcel, a pesar de los plazos de prescripción tan cortos que se han dado los políticos. Y la familia Pujol sería de las que tendrían que explicar muchas cosas.
Supongo que el juicio del presidente Companys se podrá encontrar en La Causa General y por tanto se podrá saber de qué se le acusaba y que alegó su defensa.
Pero este señor mandó matar al marido o al amante de una señora llamada Carme y que él se beneficiaba y no quería competencia, pero como era el mol honorable, aquello quedó impune. De modo que aunque lo fusilaran por motivos políticos, estaría bien fusilado por asesino.
Y los motivos políticos seguramente serían que permitió o indujo al asesinato de varios miles de ciudadanos de Cataluña. De hecho al menos una vez presumió que en Cataluña habían matado a todos los curas.
Pacococo
Pues efectivamente, Pacococo, no sería mala idea que el gobierno le pusiese coto a las autonomías.
EliminarSobre la historia que comentas de Companys -que ordenó un asesinato- la desconozco por completo. Consultaré la Causa General para comprobar si hay alguna referencia.
Un saludo.
El tal Companys estaba muerto de miedo a causa del General Batet, enviado por el propio presidente de la República para poner en su sitio al "honorable", y un puñado de hombres a su mando... Se rindió sin un sólo tiro y, si no salió corriendo, fue porque el pánico lo paralizó. Por cierto, ironías de la vida: al gral. Batet le agradeció ésto Franco fusilándolo en el 37.
ResponderEliminarMR (Monárquico y Republicano)
No deja de ser curioso: tanto Batet como Companys, los rivales en Cataluña en 1934, acabaron siendo fusilados por Franco. Macabras ironías.
ResponderEliminarUn saludo.