En cuanto se practicó el apaño de nombrar a Carles
Pokemon como presidente del gobierno de Cataluña (una institución que tiempo
atrás fue conocida como Generalidad por corresponder al gobierno de todos los
catalanes, si bien hoy es menos Generalidad que nunca al haberse decantado
Pokemon por un programa sectario destinado a menos de la mitad de la población
y elaborado para que lo leyera Artur Mas), la presidenta del parlamento pidió audiencia con
el Rey de España para comunicarle el nombramiento y que lo refrendara a fin de pasar a la elección de unos consejeros que (como el discurso) también le han sido impuestos a quien vendrá a ser un chivo expiatorio del grupo conocido como Junts pel 3%, formación cuyos miembros llevan meses peleándose entre sí porque nadie quería ser el cabeza de turco de la sedición y Artur Mas, el más bobo y soberbio de todos ellos, fue vetado por los antisistema.
Pues bien, lo cierto es que la audiencia a Forcadell ha sido rechazada y ahora no es preciso que la señora piense que tal o cual día le tocará ponerse
el culo del cofre para que el Rey la vea y la escuche. La Casa del Rey le ha
contestado que se limite a comunicarle el nombramiento por escrito. Y algo así,
no nos engañemos, supone declarar a la presidenta nacional-separatista persona
no grata en la Zarzuela, vamos, que el Rey le ha venido a decir:
"Pero tú de qué vas, primero promueves la declaración inicial de independencia y
ahora quieres venir a que refrende a la persona que se va a ocupar, según
afirma él mismo, de poner en marcha lo que denomináis hoja de ruta para la república
catalana". Sí, ya sé que es especulativo interpretar la decisión del Rey (y menos entre comillas),
pero solo a medias, porque si de verdad quisiera especular con el tema añadiría
que la respuesta del Rey en realidad ha sido esta: "Nada de recibirte para
que chupes cámara, si acaso me pones un whatsapp y me cuentas quién es ese tal
Pokemon".
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