A los que clamaban por la desaparición del
bipartidismo y apostaban por un Parlamento donde media docena de partidos, o
más, tuviesen forzosamente que dialogar para consensuar nuevas leyes que
renovaran la actual democracia renqueante, les debe estar fastidiando a tope
esta situación caótica que padecemos ahora, que de entrada impide formar un
gobierno estable y comienza a crear tal inseguridad en los mercados financieros
que no sería de extrañar la pérdida en seis meses, vía bolsa en picado, alza en
la prima de riesgo y falta de inversiones exteriores, de todo lo que el PP logró
rescatar, a veces más por fortuna que por acierto, durante cuatro años en los
que, de hecho, casi no hubo gobierno que molestara a la iniciativa empresarial privada.
Que ya se sabe lo mucho que molestan los ministros
cuando su actividad es frenética y está regida por la ley caprichosa del que
manda (verbigracia la etapa ZP), y por ende no se desconoce que sus secuelas
serán siempre una herencia envenenada de la cruz a la raya. A mi juicio, la
herencia que deja el PP no es mala en lo económico ni aun en lo social, por
mucho que mientan esos sinvergüenzas de la izquierda que apelan en todo momento
a la falsedad propagandística que les caracteriza desde siempre. Eso sí, en lo
institucional los del PP no han dado una a derechas... y nunca mejor dicho.
Ahora bien, la actitud de los dos principales
líderes políticos, Rajoy y Sánchez, que cada uno de ellos se cree en mejores
condiciones que el contrario para encabezar la formación de un gobierno,
tampoco ayuda demasiado a disipar la sensación de caos político. En realidad,
dejando al margen a Ciudadanos, que lamentablemente se ha quedado en una cifra
de diputados con los que nada o casi nada puede decidir, lo que hoy tenemos en
España es un todos contra el PP, o para precisar más la situación: Se han reestablecido
de lleno las dos Españas, de un lado la derechona fascista (que diría el
anormal de Coleta Morada o alguno de sus secuaces), que se encuentra en soledad
con sus de 7 a 11 millones de votos, y del otro el Frente Popular redivivo y
envuelto en una dosis de odio, mayor si cabe, que en febrero de 1936.
Si a todo esto le sumamos la postura de dos tipos
omnipotentes dispuestos a lo que sea para asaltar el poder, Pedro Sánchez (de
quien Alber Rivera asegura que ya ha cruzado las líneas rojas que le fijaron sus barones) y Pablo Iglesias (ese apestoso juguetón con los bebés-objetos llevados aposta
como propaganda al Hemiciclo), portadores ambos dos (el socialista y el
comunista) de casi todo el odio citado y una enorme autoestima de lo más
inmerecida, nos encontramos con una izquierda muy alejada de lograr un acuerdo
unitario y, por suerte, con pocas posibilidades de formar gobierno. Y esto es
así porque ni siquiera bastaría la coalición PSOE-Podemos, cuya suma de
diputados es de 159, para ensamblar el nuevo Frente Popular que debería
comenzar la labor de desguace de nuestra patria, comenzando por la eliminación de
la libertad religiosa y la enseñanza concertada que tanto detestan, ya que serían precisos los votos de
otras varias formaciones nacional-separatistas, bien dispuestas a ofrecerlos y ya
se sabe por qué, pero de muy escasa aceptación para la parte sensata de un PSOE
que, si lo estudia bien, no tiene más remedio que echar cuanto antes a Pedro
Sánchez y poner a Susana Díaz o a cualquier otro, pongamos García-Page, que se
muestre más de acuerdo con la alentadora idea de España que proclama la presidenta
andaluza.
En España puede aplicarse hoy una política más de
izquierdas (Felipe González) o más de derechas (José María Aznar), pero lo que
no puede aceptarse de ningún modo es la política destructiva de España que
encabezó el avieso Zapatero, de cuyas leyes arbitrarias derivan la mayor parte
de los problemas actuales y el caos subsiguiente, o la política paralizada de
Rajoy, el "Quieto", que hizo algunas cositas en lo económico y se
cruzó de brazos durante cuatro años en lo institucional, dando lugar con
semejante actitud a que los nacional-separatistas de todo pelaje, muy
especialmente los catalanes, hayan creído que vivimos en la era del orégano, vamos,
que todo vale en España para lograr destruir al Estado y formar la nacioncita
de diseño a la que ellos aspiran. Y de
algo así, tengo muy claro que hay dos responsables absolutos: ZP, por lo
mucho y dañino que hizo y al que puede atribuírsele más del 80% del daño, y
Rajoy justo por lo contrario, es decir, por no haber hecho nada y dejar que el caos post ZP se instalara en
nuestra patria. Sí, sé de sobras que esto no va a gustar nada a los simpatizantes del PP que
puedan leerlo, pero no por ello es menos cierto y si se sinceran consigo mismos lo reconocerán.
Ahora va a costar un 'egg' y parte del otro la
formación de un gobierno que dure más allá de seis meses, salvo que Susana Díaz
se decida a intervenir y fulmine a "Soberbio" Sánchez (ojo, cuanto
más tarde la andaluza, será peor), y eso gracias a que tenemos aprobados los
presupuestos de 2016, que ahí Rajoy estuvo sembrado. Porque de lo contrario, si
no hay Susana de por medio para dar estabilidad a la presente legislatura
mediante una gran coalición PP-PSOE-Ciudadanos, que de paso arregle el tema
separatista con algo más de ímpetu que Mariano el "Quieto", sin duda
habremos logrado a fuerza de torpeza y actitudes pusilánimes que España se adentre
en una etapa aún más profunda de caos y desesperanza, donde los políticos indecentes
de la peor casta, como el apestoso Coleta Morada, suelen hacer su agosto y lograr el control de las calles. Y eso si que no lo soportaríamos unos
cuantos, ni yo (perdón por citarme el primero) ni muchos de los españoles que
amamos con desinterés a nuestra patria.
ResponderEliminarEstas reflexiones también me las hago. La duda que tengo es si el plan es el desguace o no. Si el desguace no está permitido, tras todos estos pataleos se formará un gobierno para que dure un par de años. Si el objetivo es el desguace pues todo sigue siendo un teatro pues ya se sabe el final. Montarán un frente popular, se convocarán sucesivos refrendos y cada uno por su lado.
Mencionas que el frente popular acabaría con la enseñanza concertada. Ese asunto es más complicado de lo que se piensa. O bien expropias por las bravas los colegios y continuas con el mismo profesorado o se monta un lío de mucho cuidado.
Si mantienes el profesorado, los funcionarios se pueden encrespar, si los despides, varios miles aumentando el paro. Si expropias, mal precedente, la gente se va a asustar y a pensar en el 36 y demás. Y si te limitas a negar la subvención, tienen que cerrar y a ver donde metes a los niños, a los que tienes que darles clases sí o sí.
Conozco un poco la capacidad educativa en mi ciudad, si se cerraran los colegios concertados, los niños se quedan sin aulas, ni siquiera en bachiller se pueden recolocar, no digamos en los niveles obligatorios.
Imagino que en las demás ciudades la situación será similar.
Y ya si expropian las iglesias, ni te cuento la que se lía. A ver de donde sacan dinero para el mantenimiento de tantos monumentos y si dejan que se caigan, el ridículo internacional está servido.
Claro que si prometen una reta básica para todos, pueden prometer cualquier cosa.
Pacococo
Mi opinión es que no van directamente a buscar la destrucción de España, pero Sánchez es tan inconsciente y tan codicioso que no le importar pactar con quien sea, separatistas rabiosos incluidos. Y ahí está el peligro.
EliminarEn cuanto a la educación, son capaces de hacer lo mismo que en la II República, cuando se cerraron los colegios religiosos y hubo que improvisar miles y miles de aulas, y eso que entonces la enseñanza obligatoria finalizaba a los 12 años, ampliada a los 14 durante el franquismo y en la actualidad hasta los 16. Pero les da igual con tal de eliminar la enseñanza que imparten las órdenes religiosas, de donde la izquierda cree que proceden casi todos sus enemigos.