Hoy me he decidido a glosar aquí la memoria de un ilustre personaje
asesinado miserablemente por los rojos durante la Guerra Civil. Se trata de Rufino Blanco Sánchez, a quien quitaron
la vida el 2 de octubre de 1936, junto a otros muchos asesinados en Madrid y en
toda España, y lo hicieron antes de esa matanza generalizada, al por mayor, que
conocemos como el genocidio de Paracuellos del Jarama y que comprendió un
número de víctimas que alcanzó la espantosa cifra de 8.354 personas inocentes, entre las que se encontraban no pocos niños.
Dígase, de
acuerdo con el apunte biográfico que se expone, si este hombre merecía morir
asesinado: Rufino Blanco Sánchez, escritor
y pedagogo español de gran renombre. Nació en Mantiel (Guadalajara), el 16 de
noviembre de 1861 y murió en Madrid, asesinado, el 2 de octubre de 1936. Llegó
a publicar 57 obras, 40 de ellas didácticas, entre las que destacan: Apuntes sobre Biología pedagógica; Ideas de educación física del pueblo griego,
según Philostrato; Bibliografía
pedagógica del siglo XX, obra aparecida en las principales lenguas europeas
y editada en España por suscripción popular; Quintiliano y sus sistema de educación; Luis Vives, la Pedagogía científica y la Instrucción de la mujer
cristiana; Rollin y el Tratado de los
estudios, y un largo etcétera. Don Rufino era académico de número de la
Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Dirigió durante una larga temporada
la revista El Universo, que anteriormente
había sido diario de tendencia cristiana, y redactó los capítulos de pedagogía contenidos en la
monumental Enciclopedia Espasa-Calpe.
Hay páginas en
Internet que le tributan un merecido recuerdo y en las que se indica textualmente: “Pocos
meses después, a los 75 años, fue asesinado este hombre clarividente, rector y
formador del nuevo Magisterio Nacional”. Lo que obliga a formularse la
siguiente pregunta: ¿En qué mente humana cabe el asesinato de un hombre de tal
valía y que además contaba casi con 75 años de edad? Otras páginas, como la Biblioteca VirtualCervantes llegan a incluir parte de la obra de don Rufino Blanco. Y otras, como la
Universidad de Navarra, le catalogan en su lista de autores
significativos. Lo mismo que hace la Biblioteca Nacional de España, la Asociación de la Prensa de Cantabria, al nombrarle presidente de honor, la
Universidad de Zaragoza y cientos de páginas de prolija enumeración.
En su momento
fue muy sentida la muerte del gran pedagogo y maestro, lo mismo que la de
tantos intelectuales de la derecha. El propio general Franco, como respuesta a
una entrevista para el diario La Prensa
de Buenos Aires, reproducida en 1938 en el ABC
de Sevilla, declaró: “Se ha hablado mucho en el extranjero de un escritor
granadino, el vuelo de cuya fama no puedo yo medir hasta qué fronteras hubiera
llegado; se ha hablado mucho porque los rojos han agitado ese nombre como un
señuelo de propaganda. Lo cierto es que en los momentos primeros de la
revolución en Granada, ese escritor murió mezclado con los revoltosos. Son los
accidentes naturales de la guerra. Granada estuvo sitiada durante muchos días y
la locura de las autoridades republicanas, repartiendo armas a la gente, dio
lugar a chispazos en el interior, en alguno de los cuales perdió la vida el
poeta granadino. Como poeta su pérdida ha sido lamentable y la propaganda roja
ha hecho pendón de este accidente, explotando la sensibilidad del mundo
intelectual. En cambio, esa gente no habla de cómo fueron asesinados fríamente,
con saña que pone espanto en el ánimo más templado, don José Calvo Sotelo, don
Víctor Pradera, don José Polo Benito, el duque de Canalejas, don Honorio Maura,
don Francisco Valdés, don Rufino Blanco,
don Manuel Bueno, don José María Albiñana; don Ramiro de Maeztu, don Pedro
Muñoz Seca, don Pedro Mourlane Michelena, don Antonio Bermúdez Cañete, don
Rafael Salazar Alonso, don Alfonso Rodríguez Santamaría, presidente de la
Asociación de la Prensa; don Melquíades Álvarez, don Enrique Estévez Ortega,
don Federico Salmón, padre Zacarías G. Villadas, don Fernando de la Quadra, don
Gregorio de Balparda y tantos otros cuya lista haría interminable estas
contestaciones. Queda dicho que no hemos
fusilado a ningún poeta”.
Concluyo esta
nueva página de “Memoria histórica para todos” con una muestra de la sabiduría
de don Rufino Blanco y Sánchez, en este caso referida exclusivamente al
apartado de la educación de la voluntad en el ser humano, algo tan alejado de
esa LOGSE socialista, permisiva y perniciosa, que hoy convierte a los jóvenes
en displicentes y analfabetos:
“-Cuando se
trata de fundaciones escolares, parece conveniente recordar el fin más grande y
menos atendido de la educación primaria, a saber: la educación de la voluntad.
-Mientras
se erijan escuelas para enseñar solamente, seguiremos caminando hacia la ruina:
si queremos hacer felices a nuestros educandos y resucitar como nación, debemos
educar y educar principalmente la voluntad.
-La
voluntad es la gran fuerza motriz del mundo: detrás de toda obra admirable, hay
siempre una voluntad enérgica.
-Los
esplendores de una civilización más penden de la voluntad que del
entendimiento, y los mejores guías de los pueblos no son los hombres más
sabios, sino los hombres de mejor voluntad.
-La
sabiduría y la elocuencia nos admiran, pero sólo la voluntad conquista el
respeto de los hombres.
-Más valen
las obras de un hombre justo que todas las lucubraciones de los sabios, y en
todo caso, las obras de la voluntad son más eficaces y más fértiles que las
obras del entendimiento.
-De esta
ley de la vida no se exceptúa la educación: por cada letra que se registre en
las obras del entendimiento de Platón y Aristóteles, se puede registrar un alma
bien dirigida en las obras de la voluntad de San José de Calasanz y de San Juan
Bautista de la Salle, y ¡un alma encaminada hacia el bien vale más que todas
las letras aunque sean de oro acendrado!
-Debemos
procurar la formación de hombres sanos de entendimiento y sanos de voluntad;
pero si alguna parte de la educación ha de quedar desatendida, ¡que no sea la
educación de la voluntad! Entre un sabio malvado y un santo ignorante, la
elección no puede ser dudosa, y en último término, la felicidad no se conquista
con el saber, que nace del entendimiento, sino con las obras, que nacen de la
voluntad”.
Artículo revisado, insertado el 2 de abril de 2006 en Batiburrillo de Red Liberal
ResponderEliminarEs otro capítulo más de la mentira histórica. El problema es que esto lo expones aquí, otros lo exponen en otros blogs y los que conocemos la Historia, nos limitamos a confirmar lo que ya sabemos. Pero los que se tragan la mentira histórica no leen estos blog y como nadie les dicen que les mienten, pues siguen en su paraiso feliz.
El otro día leí un interesante artículo sobre la mentira, en el bog de Elentir. Te pongo el enlace por si no lo leiste:
http://www.outono.net/elentir/2015/09/22/francisco-j-contreras-hegemonia-de-la-izquierda-y-mentira-antifranquista/
Pero tampoco lo leerán los de la mentira histórica.
Pacococo
Todos sabemos que los de la mentira histórica, como tú dices, raramente aparecerán por aquí. Pero algunos sí lo hacen, y se cabrean mucho porque en el fondo advierten que es cierto cuanto se dice. Y a partir del enfado insultan una barbaridad, hasta la náusea. Naturalmente, tú eso no puedes saberlo porque esos comentarios no los doy de alta y los acumulo como spam. Pero es posible que algún día, cuando se pasen con las amenazas, aproveche para recopilar la información por si procede una denuncia. En fin, lo cierto es que algunos leen estoy de Batiburrillo. Eso sí, no creo que les afecte para nada porque sus mentes están ya podridas del todo y son incapaces de reflexionar.
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