Pablo Molina es uno de esos escritores a los que es posible sumarle el
ingenio cargado de buen humor, que siempre se agradece, a su don natural para
la narrativa. Como excelente periodista que es, ha publicado ya varios
libros donde el autor se detiene (y se recrea) en la descripción pormenorizada
de unos colectivos que han venido influyendo no poco en la sociedad española y
que a la postre han representado más bien una lacra insoportable: los sedicentes
progresistas. Molina nos ofrece ahora su última obra, esta vez en forma de
novela: "Genios del trinque", publicada por Libros Libres. Veamos a
continuación la referencia que expone la editorial y una breve (y jugosa) entrevista
insertada en el diario La Gaceta:
Madrid, marzo de 2013.- Cuando las encuestas dicen que
los políticos son uno de los mayores problemas nacionales. Cuando la amenaza de
quiebra de las administraciones ha dejado al descubierto el derroche de sus
cuentas. Cuando la crisis económica y los recortes sólo dejan a salvo de la
austeridad a la casta dirigente. Cuando cada mañana aparece un caso nuevo de
corrupción que no deja a salvo a institución o partido alguno... Entonces ya
sólo nos queda el humor.
* * *
Corren los años ochenta y Juan Martínez García gana por oposición una plaza en
la naciente administración autonómica. Plena de provincianos encantos, su vida
se promete apacible y modestamente consagrada al servicio público. Pero
entonces llega la barrida socialista y por encima de él y de sus compañeros de
oficina (Paquita y Pedro, funcionarios desde el régimen anterior, y la joven y
honrada progre Asun) empieza a pulular una constelación de incompetentes y
enchufados que descubren el arte y el placer de repartir subvenciones a los
amigos. Para Juan comienza un interesante ten con ten entre su profesionalidad
y su conciencia, por un lado, y la picaresca de sus comisarios políticos, por
otro. La pugna dura años. Y, para sorpresa suya, no cambiará demasiado cuando,
pasado el tiempo, los socialistas sean a su vez barridos por los populares.
La Gaceta: 'Los socialistas son unos maestros del
trinque presupuestario'
Dice que todo
lo que cuenta en Genios del trinque (LibrosLibres) lo ha
vivido personalmente. Escritor y periodista, Pablo Molina se pone el traje de
ex-funcionario-autonómico-que-escribe-su-autobiografía y el resultado es una
novela con mucha gracia.
-¿Mejor el humor que la
espada?
-Si llamas por su nombre a lo que muchos políticos han hecho y hacen con nuestro dinero el resultado sería impublicable. La ironía evita al lector tomar disgustos innecesarios y convierte la lectura de estas canalladas en algo hasta divertido.
-¿Escribe por experiencia?
-En lo que se refiere a las cacicadas de políticos y sindicalistas, no hay ninguna canallada en el libro que no haya vivido en primera persona. Todo ello ha pasado realmente en la España autonómica y probablemente continúe ocurriendo en lugares donde no ha habido alternancia de poder, dicho sea sin ánimo de señalar a Andalucía.
-¿Las autonomías 'imprimen carácter' trincón?
-Imprimen, imprimen carácter. El Estado o la administración local han sido tradicionalmente mucho más rigurosos. Las autonomías, en cambio, nacieron sin que nadie supiera para qué y los políticos a su cargo se encontraron con un dineral a su disposición y apenas ninguna responsabilidad. El despilfarro disparatado estaba servido.
-¿Diferencias entre socialistas y populares...?
-Poca, para nuestra desgracia, pero justo es señalar que los sociatas son unos maestros del trinque presupuestario, nada extraño puesto que su ideología se basa fundamentalmente en quitar a unos para entregar a otros según su particular criterio. El problema es que los dos grandes partidos compiten para ver cuál es más socialista.
-Funcionarios, interinos, enchufados... ¿Quiénes son “los
malos”?
-La cuestión principal es la corrupción institucional, que no otra cosa es la sociedad subvencionada que tenemos, que a todo el mundo le parece muy bien siempre y cuando su trinque particular se mantenga a salvo.
-Quiero una subvención, ¿me esmero en cumplir las
condiciones?
-Pensar que un político establece una línea de subvenciones sin tener previsto quién se va a llevar la parte del león es de una ingenuidad que rayaría en lo patológico.
-¿Las personas son malas o fallan los controles?
-Las dos cosas. Los malos, además de manejar a su antojo nuestro dinero, se han encargado de tener unos controles ficticios montados para dar apariencia de pulcritud. Mire el Tribunal de Cuentas. Doce personas para fiscalizar todas las cuentas del Estado, organismos autónomos, empresas públicas, autonomías, diputaciones, ayuntamientos, universidades, partidos, sindicatos... ¡y encima son políticos nombrados por el Congreso y el Senado! No me diga que no es un insulto a la inteligencia.
-Quebradas y sin liquidez, ¿las administraciones se
contienen un poco?
-Lo que se ha hecho es reducir porcentualmente el dinero de las convocatorias de subvenciones existentes, pero eliminar se han eliminado bien pocas.
-La indignación ha calado. ¿Se nos pasará?
-La sensibilidad ciudadana contra el corrupto no tendrá marcha atrás incluso cuando la crisis escampe. En cambio, el trinque ‘legal’ de la subvención volverá a florecer esplendoroso cuando las circunstancias lo permitan, entre el aplauso entusiasta de todos aquellos que hoy se quejan por los recortes presupuestarios. Que nadie lo dude.
Mucho me temo.que este señor sabe de lo que habla, conoce el tema demasiado bien y de primera mano...
ResponderEliminarQUE LASTIMA QUE MUCHAS DE LAS COSAS QUE AHORA DENUNCIA, HAYN PRESCRITO.
ResponderEliminar