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martes, 12 de febrero de 2013

Una base naval china en Barcelona

Captura de pantalla de un programa de la TV3 donde se propone la instalación de una base naval china en Barcelona en el caso de que no se permitiera la permanencia de Cataluña en la UE. Al pie del artículo puede verse el vídeo. 
Entre las sectas, las sociedades secretas o incluso entre las religiones, desde siempre se han dado fórmulas para que sus miembros se reconocieran entre ellos. Por ejemplo, se afirma que los masones tienen una forma peculiar de estrechar la mano, que consistiría en apoyar el pulgar con alguna firmeza en los nudillos del saludado. Es la primera señal ante cualquier otro presunto masón a quien uno desea darse a conocer. Acto seguido, si el interés es correspondido, se procede al intercambio ritual de preguntas: condición, demostración, signo, toque y grado, y se concluye en un triple abrazo. Toda una parafernalia de formalismos que, como vemos, convierten a la sociedad masónica en algo más que discreta.

Otro ejemplo aún más curioso vendría dado por los musulmanes de los primeros tiempos: Aún en vida de Mahoma, cuando uno de sus adeptos saludaba a otra persona solía hacerlo siempre en plural, incluso si la otra persona se encontraba sola: "La paz sea con vosotros". En cierta ocasión se le preguntó al converso la razón de que usara el plural. La respuesta fue sencilla: "Te deseo la paz a ti y a tus dos ángeles de la guarda". Prueba evidente de que se creía en un Cielo lleno de ángeles, como predicaba el profeta. Y ese fue el saludo mediante el cual se identificaron entre sí los musulmanes de primera hora. Lógico, puesto que el Quraysh, o tribu dominante de La Meca, no estaba dispuesto a consentir la expansión del islamismo, que condenaba la existencia de un templo cargado de ídolos y que atraía a numerosos peregrinos, y persiguió cuanto pudo a sus primeros adeptos. Hoy en día, los musulmanes se reconocen entre ellos por otras muchas señales y el saludo "la paz sea con vosotros" no debe dirigirse nunca a un infiel, salvo si se practica la taqiyya (hipocresía). Simplemente, la palabra "paz" alude al deseo de vida eterna y es impropio expresarlo a quien no sea un correligionario.

lunes, 10 de junio de 2019

Once mil millones tienen la culpa


Hace unos días que se repica en los medios una noticia que apesta de principio a fin. Me refiero a ese préstamo de 11.000 millones de euros que Artur Mas le pidió a China –con el inevitable beneplácito de Pujol, que nadie lo dude–, mediante el cual los separatistas pretendían financiar a lo grande el inicio del golpe de Estado en Cataluña.  ¿Razón de la solicitud del préstamo? Cataluña es una nación ocupada militarmente por España desde 1714 que debe liberarse de semejante opresión. Y claro, los chinos, que tienen el mismo problema pero a la inversa en el Tibet, estas cosas las entienden la mar de bien.