Ningún político,
por más valioso que nos parezca, está libre de cometer torpezas si actúa conforme
dicta su carácter, sobre todo si tiende a mostrarse blandito o bien deja
aconsejarse en ese sentido. Tal es el caso de Pablo Casado, quien no parece que
haya descubierto del todo que es el jefe del Partido Popular y que, al respecto,
tiene la obligación de eliminar de raíz la “mala hierba” si quiere que su
partido sobreviva a tanto canalla como anda suelto en el mundo de la política.
O dicho de otro
modo, el líder de una formación tan importante como es la del PP no puede
deambular de aquí para allá con un cirio en la mano, que es lo que ha hecho Casado
ante la ejecutiva del País Vasco, dar cuartelillo a esa caterva de hijos de
Satanás que en las últimas elecciones llevaron a la debacle más absoluta a los
que no hace tanto fueron verdaderos héroes. No, no es posible condescender ante
quienes son culpables de un resultado de cero diputados como consecuencia de
haberse arrimado en exceso, y bailarles el agua, a los corruptos racistas del
PNV. Para dejarlo claro, Casado debería de haberlos cesado a todos, comenzado
por Alfonso Alonso, y nombrado una Gestora que depurara responsabilidades y se
encargara de proponer a otros candidatos de más temple para las nuevas
elecciones.
Un segundo gran
error de Casado fue la de mostrarse ayer junto a Mariano Rajoy, un personaje
completamente desacreditado a causa de su cobardía y su vagancia a lo largo de
cinco años en el Gobierno, cuatro de ellos con una super mayoría absoluta. Un fulano,
término más apropiado que el de personaje, que fue incapaz de encauzar a fondo
el problema catanazi y fulminar ciertas leyes sectarias, como la de “Memoria
histórica”, heredadas del político más dañino que ha tenido España: José Luis
Rodríguez Zapatero, alias ZP para la eternidad.
No, Casado
debería de huir como de la peste de la compañía de gente como Rajoy, al que no cabe
atribuirle la capacidad de ofrecer ningún buen consejo que beneficie al joven líder
pepero. Más bien todo lo contrario, puesto que no sería de extrañar que Mariano
tratara de influir para que se mantengan los “sorayistas” que aún pululan en
algunas baronías. Y eso en cuanto a los consejos, porque si de imagen electoral
hablamos, tengo claro que el PP perderá varios diputados cada vez que Casado se
deje hacer la foto con don Vagancio.
En resumen, más
que un “España suma”, un objetivo que no me desagrada en absoluto si se dan las
circunstancias adecuadas, quizá lo que convendría es emprender una acción enérgica bajo
el eslogan de “Casado desinsecta su partido”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.