Por razones
personales he permanecido alejado unos 20 días de Batiburrillo. Pero ya estoy
de vuelta y trataré de ponerme al día sobre la actualidad política. No se me
olvida que la crítica política es a lo que se ha dedicado este blog desde abril
de 2004, al mes siguiente de los atentados del 11-M, camino ya de los 16 años
de vida.
Ahora bien, si
se tiene en cuenta que dicha actualidad política apenas ha cambiado en un
puñado de meses, en los que como mucho solo destacan las reiteradas promesas
falsarias de Sánchez (en campaña electoral desde hace año y medio) o sus peleas
verduleras con “Unidos Podemas”, una formación encabezada por quienes dicen
defender a los pobres y a los obreros, eso sí, desde el palacete que les cobija
en Galapagar, pues resulta que casi puede considerarse un favor hacia los
lectores de Batiburrillo (una media docena diaria) el hecho de que me haya pasado unos días
en “Villadiego”, ese pueblo alusivo donde se supone que van los que se las
piran de repente.
Sea como sea, ‘ja
sóc aquí’, que diría uno de esos catalanes decentes, además de demócrata, al que
conocemos como Josep Tarradellas, un político de entre siglos (XX-XXI) que
facilitó a tope la Transición democrática y que, en sus horas libres, supo presagiar
la llegada de un tirano antiespañol destinado a sojuzgar Cataluña, Jordi Pujol,
aborrecible fulano del que se deriva, a través de un adoctrinamiento intensivo,
la actual situación golpista catanazi. Situación que, como se ha visto, lleva
camino de adentrarse en actividad terrorista, máximo nivel de violencia
practicada por esos desaprensivos hipócritas que aluden a la “revolución de las
sonrisas” y que, como en toda falsedad, la violencia y opresión diarias que practican se encargan
de desmentir.
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