domingo, 27 de octubre de 2019

Violencia crónica en Barcelona, apatía endémica en la Moncloa


Qué más hace falta para advertir que Sánchez solamente contempla una realidad, la de sus intereses electorales, de ahí que la semana pasada, frente a una violencia catanazi acerca de la que todo el mundo sospechaba su continuidad, el presidente en disfunciones optara por ordenar a los refuerzos de la Policía Nacional que volvieran a sus bases, dejando sin posibilidades de reaccionar a la Jefatura Superior de Policía de Cataluña, sita en Vía Layetana, y que los Grupos de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil (GRS) desplazados a esa misma comunidad y a los que Marlaska les obliga a pagarse el hotel, aún permanezcan inéditos y echando partidas al dominó o la brisca, como si lo de Barcelona fuese Disneyland París.


En realidad, lo de anoche en Barcelona fue un episodio más acerca de cómo arrojar “puñaos de paja” al enemigo, esos CDR embrutecidos cuyo nivel de violencia va a más y utilizan cualquier excusa para encender unas hogueras donde luego prenden los molotov de su ira, destinados a la Comisaría de Layetana o a cualquier viandante que no les suplique en catalán. El momento más sangrante de anoche se produjo cuando una agente de los Mossos se cayó del furgón y poco menos que la remataron a patadas, con unos cuantos de sus compañeros asimismo pisoteados. El asunto de Layetana se fue solucionando, es de justicia reconocerlo, gracias a la intervención de los Mossos, que una vez más tuvieron limitado el material antidisturbios y lo que podía haberse despejado en pocos minutos solo con haber sacado el “botijo”, les costó varias horas de gran esfuerzo, con el resultado de: tres detenidos, 15 policía heridos (otras fuentes hablan de 30), un mosso grave y decenas de hogueras en la ciudad.

Si se tiene en cuenta el alto nivel de violencia citado, curiosamente descrito por los progres y catanazis como un grupo de “gent de pau” que arrojaba pelotas de colores, cuando en realidad, tras las pelotitas iniciales, llovió todo tipo de objetos contundentes hacia las fuerzas del orden, tal vez debería plantearse esta pregunta: ¿Qué impidió que los GRS de la Guardia Civil hicieran acto de presencia? Hay varias respuestas posibles, una de ellas es esta: Iceta no le dio permiso a Sánchez, y ya sabemos cual es el socialista que manda en Cataluña. Iceta no permitió actuar a los “Pata Negra” porque algo así hubiera perjudicado su concentración de hoy, convocada por Sociedad Civil Catalana a mayor gloria del separatista enmascarado: Iceta. Sí, tres veces sí, en-mas-ca-ra-do y además convencido de que será el próximo presidente de la Generalidad. ¡La que les espera a los pobres catalanes, lo siento por ellos!

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