A pesar del infame presidente en funciones, ese fulano que se avergüenza
del nombre de la nación cuyo gobierno preside o lo usa solamente a título
propagandístico (‘Ahora España’), y que de haber podido, en su condición
de renegado pertinaz, hubiese eliminado la fecha del calendario y el desfile de
nuestras Fuerzas Armadas, hoy se conmemora el 12 de octubre, día de la
Hispanidad y entrañable fiesta nacional de España.
Los que sentimos un mínimo de patriotismo celebramos
de nuevo, un año más, que nuestra patria siga viva. Si se quiere moribunda y
jadeante, con respiración asistida como consecuencia de la felonía continuada y
los intereses sectarios de quienes se sienten amos del poder, pero viva a pesar
de todo y de algunos miserables.
Los que mantenemos un hálito de esperanza, confiamos en que acabe por pasar
este calvario de traiciones que hemos padecido en los últimos años y se reanude
algún día la emoción de todo bien nacido hacia una de las naciones más antiguas
del mundo: España. Depende de nosotros, los españoles de corazón,
mantener latente la idea de España, una palabra que repugna a los interesados e
insidiosos pero que a muchos nos resulta hondamente hermosa. Gritad
conmigo: ¡Viva España!
PD: El presente artículo, con alguna ligera variación,
se corresponde al insertado en Batiburrillo el 12 de octubre de 2010
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