¿Hay algo en
Cataluña que no hayan podrido los catanazis? Es posible, pero yo lo desconozco.
El último pudridero tiene un nombre: Universidad catalana, o más bien,
universidades, ya que la mayoría de ellas han decidido claudicar frente a los exaltados
piquetes que de madrugada, con nocturnidad y alevosía, apilan el mobiliario en las puertas para
evitar la entrada de los alumnos que quieren estudiar. Y al frente de esa
opresión, unos rectores de ideología más propensa a la política partidista que a la
docencia, se cubren a la menor contrariedad (en la Universidad Central tan
solo fueron cuatro los piqueteros) para decidir que hay razones que aconsejan
el cierre de las aulas, “así se evita la violencia”, dice alguno de ellos.
Los catanazis nunca
tienen suficiente a la hora de practicar sus fechorías y su desprecio a la Ley.
Todo va encaminado al mismo fin, la República independiente de Cataluña, que en el caso de conseguirla nunca sería un ejemplo de democracia plena, sino de la más plena
tiranía dispuesta a enfrentar a unos catalanes contra otros en busca de esa
guerra civil que acabara expulsando de Cataluña a los que no demuestren la
pureza de sangre suficiente, es decir, a los que no dominen la lengua catalana en nivel
de grado C. ¡Más de la mitad de los catalanes!
Ahora bien,
¿cómo es posible que después de más de 30 años de adoctrinamiento en los
colegios, cuando muchos de esos jovencitos aleccionados en el “derecho a
decidir” llenaron las barricadas en llamas, los jefes catanazis aún crean que les beneficia el
cierre de las universidades y así se lo exijan a los rectores? Mi impresión es
que han advertido que en la edad universitaria mengua bastante el fervor hacia
el separatismo. Muchos poseen ya cierto grado de formación, ajena a lo
manipulable, y no acaban de salirles las cuentas de esa Cataluña feliz donde
todo será gratis para todos, de ahí que quieran seguir con sus carreras y
reanudar las clases. Lo que es una forma de vivir en la realidad y “pasar” de
la ensoñación nacionalista.
Y a todo esto,
¿a qué se dedica Falconetti que no le ha ordenado al fiscal que se interese en el cierre de las universidades catalanas? ¡Ah, sí, está absorto en profanar tumbas para ganar una guerra
que comenzó el PSOE y que acabó hace 80 años! Lo que demuestra que España le
importa una mierda y, dentro de ella, otro tanto Cataluña.
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