De momento van
unos 600 heridos en Cataluña… y contando. Los heridos, muchos de ellos por
impactos de bolas de acero, grandes tornillos y otros objetos contundentes, son
los mismos que los contenedores incendiados en Barcelona: 600. Si se analiza,
la comparación entre personas lastimadas y recipientes incendiados es de lo más
desafortunada, pero da una idea bastante aproximada del paso catanazi, a lo
Atila, por las calles de la capital catalana.
Objetivo: Quieren
la independencia a cualquier precio, creen que mediante la violencia que
ejercen unos, los CDR, y las frases de aliento que eructan otros a esos mismos
fanáticos, el oligofrénico Torra y sus más próximos, van a lograrla para la
primavera próxima. Y a fe mía que lo van a conseguir, si bien será justo lo
contrario de lo que pretenden.
Van a conseguir
que el doctor Fraude pierda las elecciones el 10-N, eso de entrada, y si no al
tiempo. Porque Falconetti no puede quedar inmune ante tanta dejadez en
Cataluña, ni su cómplice “Ijeta” le dará los diputados de rigor, es decir, esos
“veintipico” diputados camino del Congreso que suelen complementar a
los de un PSOE cada vez más alejado de España. Tengo la sospecha de que alguna
vez los votantes charnegos de Hospitalet, Badalona, Santa Coloma y cuantas ciudades rodean
a la capital, muchos de los cuales votan socialismo casi en exclusiva por
tradición, acabarán por reflexionar y plantearse a sí mismos la duda del
momento: ¿Hacemos la maletas y nos vamos al pueblo de nuestros padres o
resistimos aquí, votando PSC, una legislatura más?
Habrá quien haga
lo uno (largarse en cuanto pueda) o lo otro (votar a ese socialismo filo cismático
que hace décadas los está utilizando al tiempo que los desprecia). Pero es muy
posible que procedente de las poblaciones mencionadas o de la propia Barcelona
haya un chorro de votantes a favor del PP, de VOX y de Ciudadanos. Lo que al
final podría suponer que la mitad o más de los escaños con que cuenta el sujeto
que solo se preocupa de sí mismo, casualmente Sánchez, acabe en la
puñetera calle como consecuencia de su demostrada falta de valía política.
Y si algo así
pasara, si no en esta legislatura podría ser en la siguiente, lo que de verdad,
de verdad van a conseguir las putos catanazis es que se les suspenda la autonomía
durante 20 o 30 años, plazo imprescindible para que se les desintoxique del
mono separatista y se minimice el recuerdo del adoctrinamiento intensivo
iniciado por el perverso Pujol.
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