jueves, 17 de octubre de 2019

“La moderación es una forma de fortaleza”


Así como Rajoy pasó por el gobierno de España demostrando que no quiso afrontar el gran problema del golpismo catanazi, tal vez por una cobardía oculta tras su lema “lo importante es no molestar”, Sánchez demostró ayer que le importa un pimiento la violencia en Cataluña y que la llamada a los líderes del PP y Ciudadanos, cuyas opiniones se echó a la espalda y le resbalaron hasta el culo, no era más que una engañifa para hacer creer a los votantes que había tratado de consensuar una respuesta a la violencia separatista.

Sánchez justificó a posteriori, mediante la frase “La moderación es una forma de fortaleza”, que decidiera aparcar cualquier reacción al incendio de las ciudades catalanas, si bien en este caso no prevaleció la cobardía, sino los intereses electoralistas de ese elemento neutro conocido como Iceta y el deseo de mantener la fraternidad con su socio in pectore, Junqueras, una actitud que sin duda es algo de la misma calaña, o acaso peor, al privar el beneficio personal frente a la vagancia demostrada de Rajoy.

Al respecto, cabe destacar que la verdadera fortaleza es sinónimo de valor, el cual debe practicarse sin alardes y sin vacilaciones, en especial cuando hay miles y miles de ciudadanos sometidos al zarpazo de la violencia callejera. Y Sánchez, que no es capaz de evitar el alarde en todo momento, puesto que se vanagloria de cualquier propuesta destinada en exclusiva a la captura de votos (pongamos los pensionistas), ayer vaciló sobremanera hasta convertirse en un monaguillo de Pablo Iglesias, a quien le secundó la opinión del “quieto parao” frente a los golpistas. De donde se deduce que el “funcionario” Presidente (en funciones) tiene unas expectativas muy elevadas cuando se mira al espejo, si bien unas dotes de lo más “tirao” para ejercerlas. ¡Chaval, o cambias de asesor o te vuelves un hombre de provecho para todos, no solo para ti mismo!

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