Estos días estoy
escribiendo poco sobre la actualidad política. La razón no puede ser más
evidente: Desde que el doctor Fraude, junto a cuanto golpista o separatista se
le quiso unir, perpetró su aberrante moción de censura contra el blandito Rajoy,
que ganó el 1 de junio de 2018 y hace la friolera de 15 meses, el gobierno de
España apenas ha existido y su presidente, un tal Sánchez, se ha dedicado a
sestear en cualquier asunto importante para cuya solución no se necesitase el
uso del Falcon.
Con ser muy
grave que los españoles hayamos aguantado tanto tiempo sin gobierno (incluso hay
quien dice que así estamos mejor), la periferia díscola (Cataluña, País Vasco y
alguno más) no ha parado de practicar fechorías y de malversar la pasta destinándola
a cualquier cosa menos a atender sus obligaciones con los ciudadanos, que en el
caso del catanazi Torra hay sobradas razones para haberlo procesado sin que el
presidente en funciones haya dicho ni pío al respecto.
Con ser muy
grave que llevemos 15 meses de un gobierno inútil y manirroto, repito, lo más
alarmante es que a esa inutilidad no se le ve el fin por ningún lado, puesto
que la solución está en manos de tres fulanos que se odian a muerte entre ellos:
Sánchez, Rivera e Iglesias, que a mi
juicio son, a juzgar por sus decisiones políticas, unos elementos con tal deseo
de mando absoluto, en solitario, que se muestran incapaces de llegar a un
mínimo acuerdo sensato con cualquiera que pueda hacerle sombra en la mesa del
Consejo de Ministros. De ahí que todo mueva a pensar en unas nuevas elecciones que,
tomen nota, ¡tampoco servirán para nada porque estaremos en las mismas!
En resumen,
juraría que los párrafos anteriores no caducarán hasta dentro de un puñado de
meses. ¡Ah, cómo me gustaría equivocarme y que la izquierda en su conjunto tuviera
un bajón de votos! Más que nada porque esa izquierda que manda, es decir los
socialistas, ya anuncian una subida de impuestos por valor de 92 mil millones
de euros a lo largo de la siguiente legislatura. Que pagaremos los pobres, como
siempre que ellos manejan el poder. Eso sí, una palabra si y otra no el mendrugo
de Falconetti alude al progresismo socialista. Y lleva meses que no para con la
misma murgas en todas las televisiones
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