Dan ganas de llorar al advertir la gran patria que podríamos tener y en lo que la han convertido. |
Ayer cumplí 65 años, casi cuarenta de ellos como residente en Cataluña. También
he vivido en Murcia, donde nací, en Aragón, en Madrid, en Baleares y en
Canarias. Salvo en Madrid, donde me he movido en varias etapas de hasta tres meses, en las demás regiones citadas he permanecido un mínimo de dos años Eso sin contar
que me gusta mucho Andalucía, comunidad que visito con frecuencia y de la que me
precio en conocer sus ocho capitales de provincia y no pocas de sus numerosas
poblaciones. Admiro a fondo esa tierra recia que es Extremadura, a la que le
dediqué una de mis vacaciones más prolongadas y en donde recorrí detenidamente su
capital, Mérida, así como las localidades más interesantes de las provincias de Cáceres
y Badajoz, incluidas ambas ciudades. Las dos Castillas me resultaron impresionantes
y hermosas, tan sobrias ellas y tan grandiosas en sus infinitos espacios
abiertos. La del sur la he visitado provincia a provincia, donde Toledo me dejó
una huella indeleble, la del norte la conozco algo más que a medias, entre
cuyas localidades encontré deslumbrante Salamanca, a la que dediqué 10 días
completos y a satisfacción plena.
No conozco el litoral Cantábrico ni Galicia, ¡y bien que lo siento porque
dicen que es lo más bello de España!, pero a cambio me sé casi de memoria el arco
Mediterráneo, desde Portbou hasta Tarifa, todo el litoral Atlántico andaluz,
hasta la frontera portuguesa, y también nuestros dos increíbles archipiélagos.
Confío en llegar a conocer la totalidad de España antes de morirme, pero si no
es así no será por falta de ganas. En todos los territorios que he visitado a
lo largo de mi vida, ya larga vida, he encontrado gente maravillosa que realmente
valía la pena, así como lugares dignos de admiración y cuantiosos monumentos de gran mérito.
No he conocido ni un solo lugar que me resultara insoportable y del que llegase
a opinar que "aquí no vale la pena vivir". Por eso no es de extrañar
que alguien como yo lleve a España metida en el alma.
Y es que la España que yo conozco es tan maravillosa y colmada de encantos
en todos sus rincones, que duele una enormidad lo que se está haciendo con ella.
Políticamente está dejada de la mano de Dios, con unos partidos corruptos que
solo piensan en sí mismos y en mantener bien aprovisionados a los de su casta, en
lugar de ir a una entre todos a fin de preservar más y más a nuestra patria y a
sus gentes. Una patria en la que tanto sus tierras como sus habitantes, muchos
de ellos caídos ya en el desánimo y la impotencia, merecen cualquier esfuerzo
que se haga.
Por mi edad, he vivido con cierto conocimiento las dos últimas décadas del
régimen anterior y la totalidad del mal llamado período democrático. Creo que
desde la Transición para acá los españoles no hemos hecho más que perder: en
dignidad como nación, en valores, en justicia y si se me apura también en
libertades, porque menuda extravagancia que a lo de ahora se le llame
democracia cuando ni hay separación de poderes, ya que todo está mangoneado por
los dos grandes partidos, ni se da la condición esencial de "un hombre, un
voto", al valer los votos en unas provincias mucho menos que en otras, y al
favorecer la ley electoral a unos partidos que desean fragmentar España en
lugar de otorgar mayor representación, y desde luego más justa, a determinadas
formaciones de ámbito nacional que consiguen un número mucho más elevado de
votos. Sea como sea, o cambia a mejor la España que hoy conocemos o podrá
afirmarse sin demasiada exageración que nos ha tocado vivir en la España del
desengaño. Será así, al menos para los de mi generación y es muy posible que también para las que me
sigan.
Desgraciadamente, no se valora lo que se tiene hasta que se pierde. En España no valoraremos la gran nación que sómos hasta que dejemos de serlo, entonces vendrá el crujir de dientes tan familiar que tuvimos cuando perdimos Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. El español de a píe es tonto, cuando lo saques del Fútbol ya no tiene nada más cómo punto de referencia.
ResponderEliminarUN saludazo.
Cierto, pero es que así nos han educado en las últimas décadas, muy especialmente durante los 22 años de gobiernos socialistas. Una educación destinada a igualar por abajo, es decir, a enrasar a todos con los más torpes, y donde el esfuerzo si acaso suponía un demérito. De trasfondo, el "todo vale".
EliminarQue razón tienes Pedro, al decir que dan ganas de llorar, por lo que podría haber sido y en lo que ha quedado, pero España no engaña, nos han engañado miserables, vendedores de motos gripadas, Hijos de p..., gente sin escrúpulos, vagos y maleantes, todos los políticos que han antepuesto su interés al del bien común. Mi desprecio mas absoluto a toda esa calaña.
ResponderEliminarEspaña es mas grande que todos esos y está por encima de ellos. ¡España es para siempre!. Saludos.
Excelente comentario. Me quedo con una frase ¡España es para siempre! Un saludo afectuoso.
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ResponderEliminarNo sé desde cuando arranca el desprecio por nosotros, tal vez de finales del XIX, pero la Historia que yo estudié, supongo que la misma que tú, porque me llevas dos años, insistía en las derrotas. Y si la clase intelectual de un país se cría pensando que su historia se reduce a derrotas, mal puede remontar ese país.
Por supuesto con la educación socialista que tenemos, ya no es que nos derrotaran, es que éramos los parias del mundo.
Esa sería la principal misión de la enseñanza de la Historia, explicar que hubo muchas derrotas, porque antes hubo muchas más victorias y que somos capaces de mucho, como se ha demostrado y se demuestra a poco que nos pongamos.
Pero es mucho mejor para ellos lo otro, así se considera normal que cada político se lleve lo que pueda.
Pacococo
En mi caso la Historia estaba bastante equilibrada aun cuando se destacaban mucho los hechos del 98. Quizá tuve suerte. Yo me considero un buen aficionado a la Historia de España y poco a poco he ido contrastando unas versiones con otras. Toda mi vida he leído libros de Historia y sigo leyéndolos. Como resultado de ello, he llegado a la conclusión de que España ha protagonizado episodios muy gloriosos, a la altura de las principales naciones. Lo que ocurre es que los imperios van sucediéndose y el nuestro tuvo su momento. Hoy somos simplemente un gran país en declive como consecuencia de 30 años de malos políticos.
EliminarPues digo yo que "30 años de malos políticos" son muchos años, y más de lo que una nación puede soportar sin irse al carajo. Y sí, tienes razón: duele lo que estos mal llamados "políticos" (me reservo el calificativo porque perdería mi buena educación) están haciendo a este hermoso país, que en 1975 era más o menos próspero (aunque en aquellos años soportáramos la crisis del petróleo) y sobre todo, un país PACIFICADO, con la "excepción" de Vascongadas.
ResponderEliminarSaludos,
Aguasdor.
Pues ahí está, que si en 30 años de derroche y latrocinio no se han cargado España entonces es que, simplemente, además de hermosa es eterna. Un saludo cordial.
EliminarMuchas felicidades Pedro, a pesar deL desengaño. España está hecha una pena, pero nunca perdamos la esperanza. Seguro que resurgiremos de esta degeneración en la que nos encontramos. Espero que haya sido un buen cumpleaños, a pesar de todo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Águeda. El tuyo es un comentario tan emotivo como alentador. Un saludo afectuoso.
EliminarSi mal no recuerdo, el uno de enero de 1936 publicaba el periódico católico “El Debate”: “Los españoles vamos camino de que nada nos sea común”. Tenía razón, y todos sabemos cómo acabó aquella historia. Hoy en día, y desde hace ya varias décadas, nos hemos empeñado los españoles en hacer buena la anterior sentencia y así nos luce el pelo. Si no hay un proyecto nacional común, si el mayor afán de no pocos compatriotas es dar por saco a la propia patria, lógico, normal y coherente es que España tenga sus días contados, pues ya la historia nos dice que la unión nos hace fuertes y la desunión nos debilita. Para echarse a llorar, sí señor.
ResponderEliminarCon perdón por el retraso, feliz cumpleaños, Pedro, que cumplas muchos más y que nosotros lo veamos. Y, pese a todo lo que he dicho, sigue habiendo esperanza. Siempre hay esperanza.
Muchas gracias, Rafa. En cuanto a lo que comentas del 36, digamos que la Historia es la mejor maestra: Si no te sabes la lección te la repite hasta que la aprendas.
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