Rajoy y Rubalcaba: Tanto monta. Ninguno de los dos jefes políticos es capaz de advertir —y por lo tanto de
reaccionar con la debida firmeza— la situación de severo desacato a las leyes
que se practica en Cataluña, una situación que tiende a peor, o mucho peor, si
se valora que el próximo gobierno de esa Comunidad quedará en manos de unos separatistas radicales dispuestos a lo que sea con tal de llegar a la independencia, no importan las calamidades que de ella se deriven para cientos de miles de personas.
Otro tanto podría decirse del País Vasco, donde ya se anuncia la recuperación
del Plan Ibarretxe, eso sí, mejorado y corregido. Y si Rajoy y Rubalcaba lo advierten, ellos o
sus asesores, parece que prefieran ignorar la situación e invertir su tiempo en
acuchillarse mutuamente, tal vez en la creencia de que desarbolando al
principal partido rival todo el monte será orégano. Simplemente, lo que les falta de demócratas les sobra de oligofrenia.
Cómo no son capaces de acordar que para frenar la deriva hacia el delirio del separatismo catalán (y del
vasco), bastaría una comparecencia conjunta de ambos políticos, ante la
televisión y en horario de máxima audiencia, en la que declarasen con alguna
rotundidad que no piensan tolerar el incumplimiento de la ley en Cataluña (ni
en ninguna otra parte) y que están pensando seriamente en aplicar ya, mediante
el refrendo del Senado, la suspensión de cualquier gobierno autonómico que se
sitúe fuera de las normas. El artículo 155 de la Constitución permite que se
haga algo así y ellos, los políticos que encabezan las formaciones
mayoritarias, deben dejar claro que no dudarán en aplicarlo de persistir en las
actitudes sediciosas.
Y es que el nacionalismo no atiende a razones ni piensa jamás en cesar por las
buenas su ansia de fragmentar el Estado al que pertenece. Como a toda
ideología totalitaria, y el nacionalismo es la peor de ellas, solamente una
fuerza superior puede calmarlo y aun así temporalmente. De ahí que sea sencillo
llegar a la siguiente conclusión: la única cura posible del nacionalismo debe
lograrse mediante el "palo y tentetieso" continuado. Sí, continuado,
o por mejor decir: Mantenerlo a raya (dentro de la Ley) de un modo permanente. No
hay otra, los paños calientes lo envalentonan más. Las dádivas y regalías que
ahora le llegan del Estado en forma de miles de millones de euros solamente
sirven para que siga subvencionando todo lo identitario y mantenga el insulto a los españoles. Las
nuevas leyes que tratan de frenar sus abusos lo adentran en la rabieta y en la
rebelión descarada.
Ahora bien, ¿serán capaces Rajoy y Rubalcaba de ponerse de acuerdo para
lograr que España no estalle en mil pedazos? ¡No lo creo en absoluto! Aun
cuando se le está hundiendo el suelo bajo los pies, el uno considera que lo único
importante es una economía cuyo arreglo se cuece a fuego lento. A varios años
vista. El otro, atado con cuerdas al mástil de la sede del PSOE, tiene como única
prioridad que no lo arrojen por la borda. Es decir, quiere impedir a toda costa que llegue un día a su
despacho y compruebe que le han cambiado la cerradura. Se trata de dos tipos
mezquinos sin el menor concepto de lo que debe ser un estadista, pendientes de
sus problemas personales y a los que les resulta imposible afrontar al mismo
tiempo más de un problema. Se ha dado, pues, una conjunción de políticos
desastrosos para España, sobre los que no tengo demasiadas dudas en que sus
respectivos recuerdos irán destinados al basurero de la Historia. ¡Dios, cómo me gustaría equivocarme!
Sí. seguramente podrían hacer eso y también algunas cosas más, como por ejemplo no haberles dado dinero en tanto no se cumpla la constitución.
ResponderEliminarPero es lo que hay, de modo que abandonemos toda esperanza, que estos tipos nos seguirán sacando el dinero, con el cuento de la independencia.
Lo malo es que algún día, algún iluminado se lo crea y proclame la independencia y corra la sangre.
Pacococo
Por eso digo que ante los nazis la única solución posible es mantenerlos a raya de forma permanente. Sin contemplaciones cada vez que incumplan la Ley.
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