¿Por qué escribo con tanta frecuencia sobre el nacionalismo? Fácil, estoy
convencido de que es una ideología liberticida que conviene desenmascarar al máximo
y de un modo continuado, continuidad a la que el propio nacionalismo nunca
renuncia porque no desconoce que es la única forma, junto al engaño prolongado
en el tiempo, de ganar adeptos y de mantenerlos bien sujetos al dogal. Es el
viejo sistema de una perseverancia en la han destacado desde siempre dos creencia
aberrantes y arbitrarias: islamismo y comunismo. La primera de ellas, gracias a
su firmeza y agresividad sin desmayo, ha permanecido siglos y siglos en primera
línea expansiva, hasta el punto de que ahora hay ya más de 1.200 millones de
seres humanos con los pies en el lodo. La segunda se encuentra agazapada, tras
la caída del Muro, si bien no deja de exhibirse a la menor oportunidad en las
calles o en cuantas manifestaciones vayan en contra de gobiernos de la derecha,
adoptando el papel de sedicentes indignados y con frecuencia escoltados por
sindicalistas corruptos, siempre en espera de unos tiempos mejores para ellos que
ojalá nunca lleguen.
Debo aclarar que al escribir sobre nacionalismo no pretendo que cambien de
criterio esos sumisos que ciegamente secundan semejante disparate político, a
los que evidentemente es imposible desintoxicar de su tremenda adicción, sino que
intento hacer recapacitar, en la medida de lo posible, a tantos miles de
personas que se muestran indecisas, sin acabar de decantarse hacia el lado de
la libertad, que es universal, o hacia una prisión llena de paletos y abarrotada
de intransigencia, por la actitud exaltada que manifiestan, según la cual las
piedras hablan un determinado idioma y de ahí que éste deba considerarse propio
del territorio, sin importar en absoluto qué lengua use la mayoría de sus
ocupantes.
Por ejemplo, si se trata del nacionalismo catalán es obvio que puede
encontrarse un alto número de personas de buena fe que no acaban de condenar tan
nefasta superchería, por más atropello a la libertad y a la verdad que el método
represente, porque al fin y al cabo quienes dirigen el nacionalismo encarnan a su
"país", o dicho de otro modo, son los dirigentes de una patria chica sobre
la que a menudo les han dicho que es su única patria. Y a esos, a los que aún
no les han agusanado del todo el cerebro, es a los que me gustaría gritarles
bien alto: ¡Despierta, amigo mío, la libertad y la justicia (con respeto
absoluto a las leyes) es esencial en el bienestar del ser humano! ¡El
nacionalismo niega esos valores al tratar de imponer la vileza como sistema de
gobierno!
Viene todo lo
anterior a cuento de las últimas declaraciones de Artur Mas, un tipejo tan
provocador como arrogante (orgulloso e insolente) y cargado de ínfulas que ha arrojado
a los medios, en forma de pedrada, la siguiente frase: "Si el Rey tiene ganas de hablar le explicaré lo que sucede en Cataluña". Veamos, mendrugo, ¿no querrás decir si el Rey
tiene ganas de escuchar? Porque si es de hablar de lo que tiene ganas el Borbón,
y además se anima, poco vas a contarle tú lo que pasa en Cataluña. Simplemente,
cuando te haya largado algunas de sus batallitas de anciano pulsará el botón y
entrará el secretario a avisarte de que puedes cerrar la puerta por fuera. Ya me
entiendes. Y tú contento, porque encima no te habrá sacado los colores a propósito
de ese gobierno de delincuentes que presides. Que quede claro: Quien no respeta
las leyes es un delincuente. El gobierno de Mas incumple desde hace tiempo varias
leyes y sentencias, y además se ufana de ello, luego es posible catalogarlo como de una pandilla de delincuentes. En cualquier caso, si el monarca dejara
que le contaras tu versión plañidera y falsaria de lo que ocurre en Cataluña,
lo más probable es que se echara a dormir o le entrara por un oído y le saliera
por el otro, que debe ser como reacciona el Rey cada vez que un nazi va a
calentarle la cabeza con patrañas. Eso sí, cuando se despierte o se hastíe de oírte
es posible que Juan Carlos le dé al play (que es el botón de al lado al de
echarte) y suene su frase de rigor: "Hablando se entiende la gente".
Finalmente, no me resisto a destacar
esta otra frase usada por el delincuente para atajar cualquier intento de racionalizar el derroche en propaganda exterior de los gobiernos regionales cismáticos: "es el signo del
nacionalismo español más rancio y obsoleto".
Veamos, al decir de un nacionalista exacerbado como tú hay dos clases de
nacionalismos: El propio, de suyo virtuoso, moderno, democrático y a tope guay.
Y el ajeno, que es todo lo contrario. Definitivamente este tío no es normal, el
instinto secesionista no le deja ver la realidad de su entorno y cada vez que
abre la boca suelta una o varias cagaditas provocadoras. La suerte que tiene este
fulano es que los últimos gobiernos de España, incluyendo el actual, han estado
dirigidos por tipos pusilánimes, de lo contrario ciertos delincuentes ahora
estarían entre rejas.
No hay que buscarle tres pies al gato, pues no hay más cera que la que arde y en nuestro país los mal llamados políticos, nazimbéciles incluidos, están agotando peligrosamente las existencias de pabilo.
ResponderEliminarUn saludazo.
Hablando de pabilo, lo malo es que esta gentuza suele ponerle una vela a Dios y otra al diablo. Y si no es así, a ver cuántos corruptos dan con sus huesos en la trena.
EliminarMe quedo con lo de "delincuentes", es lo único que son y no solo en lo político o en el incumplimiento de las leyes. Desde la corrupción a gran escala al contrabando de tabaco casi al menudeo. Tocan todos los palos estos chorizos.
ResponderEliminarSaluditos.
Pues sí, me temo que es cierto lo de la multidelincuencia y en el apostar a cualquier actividad ilícita. Mira ahora en Lloret de Mar, con un par de sujetos de CiU pringaos con la mafia rusa, de lo más abundante en la zona.
EliminarOjo que yo sigo viendo un programa para niños , televisado en KIKA Alemania, hacia las 8:30 am tambien Suiza Este dibujo de dos ratoncitos saludables, niños , que bailan y hacen ejercicio del que se hacia en los años de 1930, sigue materializando unos personajes que obstaculizan, impiden, abusan de estos lindos ratoncitos de habla alemana. Por supuesto los personajes que abusan , es decir los malos son una rana italiana, o una ardilla española o una oruga inglesa, estos se comunican en lengua italiana, española o inglesa. El programa es de lengua alemana. Cada personaje “malo! comete fatalidades que se achacan a los caracteres de su nacionalidad, la rana por ejemplo compite suciamente y si se lastima llora y se lamenta con sonsonete italiano. La ardilla española, es tonta, floja y aunque baila flamenco y es cariñosa, les deja sin comida y se va a dormir sin ayudar. La oruga inglesa es egoista, pero los ratoncitos alemanes son santos y perfectos, rubios y solidarios entre ellos. En una palabra el dibujo animado para niños de 4 años es nacionalista cuyo limite es la vileza de las otras naciones. Algun nacionalismo exacervado y descalificado por la humanidad puede resurigir nuevamente
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