He aquí los dos valores imprescindibles en cualquier político que no desee pasar por un corrupto o un majadero. |
De entre las cualidades que es posible percibir en una persona la
lealtad es la más noble de todas ellas. Si se es leal a unas convicciones bien
meditadas y relacionadas con la libertad, al mismo tiempo se suele ser honrado y humanitario, lo que significa
que el resto de tus semejantes te importan lo suficiente como para no buscar tu
propio beneficio a toda costa, es decir, a sabiendas de que vas a perjudicar a
terceros. La lealtad es especialmente valiosa en el caso de los políticos que
la poseen, por desgracia muy pocos de ellos en nuestra patria desde la Transición
para acá. Precisamente el gran problema de la casta política en España es su
falta de lealtad al conjunto de los españoles, a los que usa como un medio para
lograr o mantener el bienestar propio (suyo y de sus allegados) por encima de
cualquier otra circunstancia. Luego la clase política que padecemos es mayoritariamente
desleal, y por lo tanto poco honrada y nada humanitaria. O al menos así la veo
yo, espero que sin demasiada ofuscación, tras casi nueve años dedicado al análisis
político y después de haber escrito unos 2.500 artículos al respecto.
Lo más parecido a la lealtad es el patriotismo, incluso desbordado de lealtad
cuando el amor a la patria implica algún sacrificio por ella. Creo que es así, la
similitud de ambos conceptos, porque un español que sea realmente un patriota
jamás dedicará su vida (y mucho menos su actividad política) a enriquecerse a
costa de la desesperanza ajena. Y desde luego renunciará a llevárselo crudo en comisiones cuando goce de algún poder público. No vale la pena citar nombres, todos conocemos el desmesurado
enriquecimiento de ciertos políticos en las últimas décadas y del encubrimiento
que han logrado durante todo el tiempo gracias a conocer determinados datos de
quienes podían llevarlos al banquillo. Curiosamente, ese tipo de políticos tan desleales
como corruptos han venido presumiendo de facilitar la gobernabilidad de un
estado que aspiraban a destruir. O dicho de otro modo, la quintaesencia de la
deslealtad viene dada por el nacionalismo.
Podría decirse que ambas cualidades, lealtad y
patriotismo, no son nada fáciles de descubrir en nuestros políticos de hoy en día,
tan propensos a dejar las cosas como están porque así ya les va bien a ellos,
no importa si las posibles mejoras que es preciso introducir de cara al
bienestar de los ciudadanos se van postergando una y otra vez. Pero que conste
que no tiene porqué ser siempre igual, tarde o temprano deberá llegar al poder,
o sea, al Gobierno de España un dirigente leal y patriota que ponga en su sitio
a tanto sinvergüenza felón, lo que supondrá enviar a su casa y en algunos casos
mandar directamente a prisión a buena parte de los actuales políticos en
ejercicio. Por si acaso, sirva este breve artículo para que el lector tome nota
de las dos cualidades necesarias que deberá ofrecernos quien se sitúe al frente
de la formación política que aspire a nuestro voto: Patriotismo y lealtad.
El problema, Pedro, es que mientras que alguien así -y con posibilidades de gobernar- aparezca, nos pueden salir raíces en los pies esperando. Patriotismo y lealtad..seguro que hay gente así pero a esos no les dan ni la hora, los actuales partidos están bien blindados y subvencionados, no soltarán sus prerogativas de motu propio, jamás.
ResponderEliminarMe temo, Candela, que tienes más razón que un santo. En tu caso una santa, je, je.
EliminarAhora bien, en el último párrafo yo apelo a la búsqueda de patriotismo y lealtad con vistas a entregar el voto en las siguientes elecciones. Por ejemplo, hay dos o tres partidos o asociaciones que me gustan sin que considere perfecta a ninguna de ellas: Denaes (derecha), que aún no es partido pero en ello está, Ciudadanos (izquierda moderada) y UPyD (izquierda un poco más radical). La característica común, salvo que yo viva en un guindo (y todo es posible) es que todas poseen un mínimo de patriotismo y algo de lealtad.
Claro que quizá digo esto para no afirmar que he perdido por completo la ilusión, en cuyo caso debería apelar a esa manifestación callejera que nunca conduce a nada, salvo a la clásica revolución de barricada auspiciada por los menos escrupulosos: la izquierda clásica.
Para entendernos: Tal y como está la situación no sé si pegarme un tiro o comprarme una guitarra. Mientras me decido, voy escribiendo acerca de los valores que nunca deben faltar en la vida pública.
Patriotismo y lealtad ... ejem ...
ResponderEliminarEjem ...
Con esas dos palabras me ha venido a la cabeza Josep Antoni Duran i Lleida. Supongo que lo de patriotismo me ha venido porque como es eurodiputado ... pues defiende los intereses de España ante el centralismo opresor europeo , ¿no?
Un ejercicio de ironía de lo más interesante. La elección del personaje Durán Lleida, que preside la Comisión de Exteriores en el Congreso de Diputados y que hace poco gritó en un mitin "Visca Catalunya Lliure", no deja de ejemplificar a tope el tema de fondo del artículo: Lealtad y patriotismo.
Eliminarjejejeje ... estaba seguro, don Pedro, que tu perspicacia lo iba a captar enseguida.
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