Las tres capas de calzoncillos de Bárcenas

"Tres capas de calzoncillos" es la frase que ha quedado como paradigma de la propaganda golpista, usada por los redactores de la Ser (y también de El País) para darle credibilidad a unos atentados suicidas que jamás fueron ciertos. 

Esta claro que el diario El País, y por ende el social-hijoputismo (ala moderada del PSOE) no ha perdido el hábito de intentar derribar gobiernos de la derecha. Viene a ser la dedicación predilecta de todo medio delictivo que además se precie de alguna influencia en la sociedad, y los de Prisa poseen no poca profesionalidad y experiencia en los temas subterráneos. Lo consiguieron con la UCD de Suárez, al que persiguieron durante mucho tiempo con unas manipulaciones sangrantes que acabaron por dejar ese partido en 11 diputados, de 168; lo lograron igualmente con el PP del candidato Rajoy, cuya sede fue sitiada en el día de reflexión a los gritos de "queremos saber" y "España se merece un Gobierno que no mienta", cuando eran ellos, los redactores de El País, los que más al tanto estaban (y más mentían) de lo que vino a resultar una conspiración en toda regla, la del 11-M, cuyo trasfondo jamás se sabrá como debiera, ni se conocerá su Mano Negra, si es que debemos fiarnos de lo que al 'pasmao' de Mariano le apetezca averiguar.

A los social-conspiradores les han faltado ahora los muertos y los miles de heridos del 11-M, información que en verdad impresionó a los españoles y le dio el vuelco a las generales. Y es que la sangre, no nos engañemos, ha aportado siempre un respaldo indiscutible a toda conjura que se precie, hasta el punto de hacer creíble y justificado ese agit-prop social-prisaico según el cual en la escena 2 de la película se le cargaban los muertos a los populares. Pero en todo lo demás (o casi), la operación tres capas de calzoncillos usados por Bárcenas y filtrados por vete a saber quién, es decir, las fotocopias de fotocopias que la Fiscalía les incautó ayer a los prisaicos (fotocopias de las anteriores, naturalmente), huelen a Goma Dos-Eco de fecha caducada y sin cordón detonante. O sea, de explosión inverosímil salvo que el explosivo citado vaya envuelto en C-4, lo que no es el caso.

Tan mínima es la posibilidad de que unos papeles apócrifos como los presentados por El País acaben con el PP, por mucho que desde ese mismo diario se pida ya un gobierno de concentración presidido por Alberto Ruiz-Gallardón, que incluso con un Mariano Rajoy incapaz de tirarle ni tan siquiera un 'puñao' de paja a su mayor enemigo (1), van a lograr que esta legislatura finalice antes de hora. Y saben que es así, porque lo que se ha divulgado no es más que un juego de artificio en espera de soltar cualquier bomba de alta potencia y bien armada (ZP diría supermisil), que en caso de hallarla decidirían explosionar unos pocos meses antes de las generales o como muy tarde tan pronto se convoquen las elecciones. Vamos, que los redactores de El País llevaban desentrenados desde la era ZP y han retomado la práctica de la vileza para evitar el óxido de la bondad.

(1) Sigo manteniendo la idea de que Mariano Rajoy debe dimitir y dar paso en su partido a alguien con más "testosterona", por ejemplo Esperanza Aguirre, que probablemente se alzaría con el liderato del partido en un congreso extraordinario. Para entendernos, Rajoy debe irse porque a causa de su blandura no es el gobernante adecuado para los tiempos que corren, en los que hay que parar en seco a tanto traidor y sinvergüenza.