Es curioso,
mientras que en nuestro país hay regiones cuyos gobiernos autonómicos están ocupados
por políticos deseosos de darle el portazo al Estado español —como les gusta
definir a España—, y consideran que los cinco siglos de unidad de uno de los
reinos más antiguos del mundo son poco menos que una bagatela digna de
desprecio, en nuestra vecina Portugal existe una corriente de simpatía, no sé de
qué proporción, pero existe, que aboga por la unidad de Iberia. Inicialmente se
justifica esa unidad mediante el deseo de “tener una visión conjunta de gestión
territorial, infraestructuras y recursos naturales”, lo que sin duda podría
constituir el primer paso. No olvidemos que los intereses comunes suelen ser la
razón más destacada para formar uniones sólidas, salvo que, como ocurre en las
regiones nacionalistas, esos intereses comunes se intenten pasar artificialmente
a vía muerta y a la larga darlos por extinguidos.