Para las
personas de buena voluntad, la Navidad es una de las celebraciones más
entrañables en lo familiar y necesitadas de reflexión en lo íntimo. Conmemora nada
menos que el nacimiento del Redentor, causa suprema de Dios dedicada a los
hombres, a los que ofreció la expiación de sus pecados mediante la inmolación de
su propio Hijo. De ahí se deduce que no hay gloria sin sacrificio, ni meta estimable
para el ser humano que no lleve aparejada un gran esfuerzo.
Mi
más sincero deseo de felicidad a los lectores de Batiburrillo.
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