miércoles, 11 de diciembre de 2019

El fin de España me desespera


Me desespera que al final se confirme como forma de gobierno ese Frente Popular auspiciado por el inmoral Fraudez, el socialista que no deja de evidenciar que se preocupa solo de sí mismo. Un frente Popular que incluye a toda clase de golpistas cuyo propósito esencial es fragmentar nuestra patria en mil y una republiquitas en las que, dentro de ellas, estoy casi seguro de que en alguna se concluirá en guerra civil.

Tal es el caso de Cataluña, donde en el seno del poder hay dos tendencias muy enfrentadas: De un lado ERC y, del otro, Junts per Catalunya, cuyos miembros principales fueron llamados a capítulo esta misma semana por Puigdemont en Bruselas. Un capítulo que incluía la posibilidad de que el golpista Junqueras quedase en la calle (condición previa a la investidura de Sánchez), y pudiera presentarse a las elecciones catalanas. Eso sí, entretanto, el forajido de Waterloo no dudó en ordenar a los CDR que inundaran de pintadas insultantes la sede de Esquerra. Sí, parece el inicio de una guerra civil que se confirmaría plenamente en el caso de que algún día lograran la independencia.

Porque si un cambalache semejante se confirmara, es decir, la formación de un gobierno en España de carácter frente populista, habría acabado la libertad y la igualdad de los españoles y nos adentraríamos, además, en la miseria económica, el desempleo galopante y la corrupción desmedida, unas cuestiones que ya se empiezan a advertir, en algunos casos a confirmar, tanto en un PSOE lleno de chorizos en diversas comunidades (Andalucía, Valencia…) como en ese comunismo podemita “nasío” para enriquecer a sus “marqueses” y darse a la buena vida hasta el fin de los tiempos.

Y por supuesto me desespera que formen parte de ese Frente Popular unos partidos catanazis (y euskonazis o filoetarras) a los que solamente les mueve el odio hacia España, razón única de que aún no se hayan liado a tiro limpio entre ellos. Tal es la causa de que destinen una gran parte de sus recursos económicos a la subvención de cuantos miembros y asociaciones fanatizadas les secundan (que ya se sabe que la mejor de las causas es la que te pone el plato en la mesa), lo que de paso supone la peor de las corrupciones del poder si se considera que incluye una enorme felonía, incluso para más de la mitad de su población.

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