A Rafael Ribó
hace ya unos años que le tenemos tomado el número en Batiburrillo. Sin ir más
lejos, el 5 de marzo de 2013 escribí un artículo que destapaba sus vergüenzas partidistas de aquella ocasión, es decir, su prematura
tendencia a lo catanazi y al menosprecio absoluto de más de la mitad de esa Cataluña (tal vez la más valiosa), de cuyos serios problemas referidos a la falta de derechos y libertades este tiparraco jamás se ocupa.
Es lógico, en el
caso de Ribó se trata de un fulano evolucionado desde el más rancio comunismo
del PSUC, etapa en la que no dudó en romper con Julio Anguita (uno de los pocos
comunistas decentes que ha tenido España), hasta esa ideología de garrafa que
practica desde hace un par de décadas y que consiste en el uso continuado de la falsedad con
tal de señalar al resto de España (él omitiría lo de “el resto”) como gran
culpable de los males que afectan a Cataluña, siendo completamente consciente de
que el odio inculcado por el nacional-separatismo a su población acabará por satisfacerles algún día sus deseos, puesto que uno se separa de lo que odia.
Hace unos días,
como una nueva evidencia de la falsedad que practica Ribó, aseguró que los “déficits
de la sanidad catalana son consecuencia de la gente que llega de otras
comunidades a intervenirse”. Es decir, otra repugnante versión del “España nos
roba”. Que hay que ser mala persona para que un cargo que conoce bien los datos
haga un uso tan fraudulento de ellos, quedándose solo con la parte que le interesa, con
tal de echar leña al fuego. Por el contrario, a Ribó no le apetece en absoluto
destacar que las listas de espera (las más elevadas de las regiones españolas), el cierre de quirófanos y otras deficiencias
en la sanidad catalana, que cuenta con 81 hospitales públicos, son consecuencia
de la pésima financiación que la Generalidad (entusiasta en el desvío de
partidas con las que alimentar a las jaurías separatistas) destina a los
servicios sanitarios de Cataluña.
Un informe aparecido ayer en La Razón y también en otros medios, deja a Ribó como lo que es: un catanazi farsante. En La Razón se informa de que
“Los gastos ocasionados por la atención a estos pacientes derivados se compensan
a través del Fondo de Cohesión Sanitaria (FCS), un órgano de carácter extrapresupuestario
creado en 2001". El informe de La Razón abunda en otros muchos detalles que también
desmienten a Ribó, esa alimaña catanazi que ya podría largarse a su casa (con
la cabeza bien gacha), considerando que en mayo pasado cumplió 74 años y lleva media vida jodiendo a más de la mitad de los ciudadanos catalanes. Desde
2004, por ejemplo, como “Sindic de Greuges” solo defiende el delirio
separatista.
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