Fumar es un placer sensual, genial…
Así cantaba la vieja copla respecto al vicio del fumete en las décadas pasadas,
muy pasadas. Pues bien, como bastante cercano a la sensualidad podría definirse
al acto de rellenar un folio en blanco a sabiendas, eso sí, de lo mucho que cuesta
adosarle a ese folio un buen “puñao” de letras que digan algo con cara y ojos.
A los que nos gusta escribir, y juraría
que es así, muchas veces lo hacemos no por rutina, sino porque nos acomete el
síndrome de abstinencia. Vamos, lo que vulgarmente se denomina “mono”, que es
esa situación en la que el folio te llama a grito pelado y te insinúa que está muy solito y se aburre más de la cuenta sin que lo adornes con tus cuatro fruslerías.
Viene lo anterior a cuento para informar a los que no me conozcan de que un servidor posee el bagaje de unos 2.000 artículos escritos, algunos de
hasta 11 páginas, de los cuales es posible leer (o quedar indiferente, según el
caso) unos 1.559 de esos artículos, firmados por Policronio, que es el Nick usado
por quien suscribe en mi larga etapa de Red Liberal, y que se encuentran en esta
base de datos de Batiburrillo:
En fin, la de cosas intrascendentes que
he llegado a escribir para no decir casi nada, salvo la de aclarar que hoy el
folio me llamaba a gritos justo cuando empezaba a sentir el “mono”. Con
todo, estoy convencido de que más de uno de ustedes llegará a leer hasta el
final este articulillo porque se verá reflejado a sí mismo y al pánico que se
experimenta ante el puñetero folio en blanco.
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