sábado, 29 de diciembre de 2018

La cretinez de un tal Sánchez y el apocamiento de C’s



Algunos aseguran que Pedro Sánchez es el presidente del Gobierno de España. ¡Jo, qué asunto, parece una broma pesada! Estoy por apostar media vida –mi media vida pasada, claro, dado el nivel del sujeto– a que se trata de una acusación infundada, casi calumniosa de algún político de extrema derecha. Es imposible que un presidente, por mucho que él recuerde tan a menudo que lo es –ya veremos por cuánto tiempo, por más que haya citado el 2030– pueda ser considerado como tal si nos atenemos a la sucesión de disparates que ha practicado o que ha emitido por su boquita, como si de un gas tóxico se tratase. Por ejemplo, este párrafo que parece descriptivo de sí mismo: “Estar con el sentido común y con el extremismo no es posible”, referido a Ciudadanos en Andalucía.


La frase entrecomillada solo tiene una interpretación posible: A su modo, como si de uno de sus manotazos verbales se tratase, Sánchez ha querido desacreditar a C’s y, por extensión, calificar de extremista a un partido como Vox. Que ya sabemos que el socialismo, porque se cree con derecho a ello, lleva siglo y pico decidiendo la calidad democrática de los demás cuando esa gente, basta repasar su negro historial, jamás han sido un dechado de virtudes democráticas y mucho menos patrióticas.

Supongo que opinará así el cretino de Sánchez –lo de cretino es un término casi venial–, para que los de Albert Rivera se acomplejen aún más, como si no tuvieran ya bastante con lo que suelta ese Manuel Valls metomentodo que les espolea a todas horas desde Barcelona –y cuya elección constituye la mayor pifia electoral del partido naranja–, de modo que al final acepten que el cordón sanitario que Valls propone para Vox es lo más guay del Paraguay y de obligada necesidad en toda España, que deberá incluir hasta el más pequeño de sus pueblos.

Es más, no sería de extrañar, visto el apocamiento de un C’s que gimotea a diario para que no le desfloren su centralidad política, que tras las próximas elecciones municipales y autonómicas acabasen por darle unos cuantos gobiernos a los socialistas, sobre todo en aquellas poblaciones donde Vox, como en Andalucía, podría llegar a ser una formación decisiva a la que hay que arrinconar para evitar el qué dirán. Y así, entre pinto, pinto, gorgorito… tal vez pretendan mantener una equidistancia que, de un lado, aspira el “cinturón sanitario” en contra de Vox y, del otro, lo importante es proclamar al PSOE como lo “más mejor” en cada uno de los pactos locales o autonómicos que se establezca con ellos. Una ley de la compensación que... simplemente apesta.

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