Nunca se ha
caracterizado la intelectualidad progre patria por ir sobrada de pensadores que
hayan hecho excesivas aportaciones para adaptar a la idiosincrasia de nuestro país las ideas importadas del extranjero. Esta ausencia de
pensamiento propio ha sido chapuceramente disimulada mediante la utilización de
diversas consignas de carácter demagógico, no siempre de producción propia,
aunque en ocasiones no exentas de cierta dosis de ingenio. Así, hicieron
fortuna en su momento frases como “prohibido prohibir”, “seamos
realistas, pidamos lo imposible” o la más moderna y desenfadada rima
consonante “que no haya que ir a Inglaterra pa dejar el feto en
tierra”.
Esta ingente producción
intelectual sigue dándose con frecuencia en forma de pegatinas y pintadas que
ensucian las paredes de nuestras ciudades, aunque es de justicia reconocer qué
(signo de los tiempos) las modernas pintadas adolecen de la frescura e
imaginación de las de antaño, aun manteniendo su carácter decididamente
combativo.
Una de las pintadas
(repetida hasta la saciedad) que deslucen las paredes de mi ciudad reza
“Galicia 100 % Antifascista”. Ignoro si esta afirmación expresa un deseo o
refleja una realidad, pero creo innecesaria la proliferación de este mensaje:
de ser un deseo, a los fascistas malos no se les vence con pintaditas; de ser
una realidad, sería tan notoria la felicidad que nos reportaría el vivir libres
de la plaga del fascismo que el mensaje estaría de más. Conclusión: dejen de
pintar las paredes.
Otra repelente pintada
pide “Non ós xuicios políticos” (“No a los juicios políticos”) y la
firma AMI (algo así como asamblea de jóvenes independentistas). El caso es que
cuando uno investiga sobre los supuestos juicios políticos, resulta que los
mozalbetes juzgados eran poco menos que la reencarnación del caballo de Atila:
por donde pasaban ardía el mobiliario urbano que ríanse ustedes de las hogueras
de San Juan. Eso se llama vandalismo, chavales, no política; hablamos por tanto
de juicios a gamberros que nada tienen que ver con la política.
En otra pared de mi
ciudad, tiene a bien informarnos el PCPE a golpe de pintura: “Contra el
capitalismo la solución es el comunismo”. Muy equivocados están los
aguerridos luchadores del poderoso partido: el comunismo no es la solución para
nada, a no ser que se entienda por solución el morirse de hambre o el
correspondiente tiro en la nuca al disidente. Evidentemente, el autor del ripio
tiene todo el derecho del mundo a apetecer para sí mismo tal solución, pero no
tiene el derecho a ensuciar paredes con esas chorradas.
Y dejo para el final mi
favorita: “Obreira despedida, patrón colgado” (“Obrera despedida, patrón
colgado”), escrita sobre las siglas CNT. No deja de ser tan estúpida como las
demás, pero es estimable la capacidad de síntesis del autor intelectual de la
misma para condensar en cuatro palabras parte del ideario del izquierdismo más
radical: feminismo (importa la obrera, al obrero que le den), sinrazón (es
indiferente si la obrera ha merecido por causas objetivas el despido,
simplemente no se la puede despedir) y apelación a la violencia (al patrón
directamente hay que colgarlo). Insisto en que la capacidad sintética del autor
es sencillamente insuperable.
Yo carezco de la
imaginación y sentido lírico de tan vanguardistas autores, así que me limitaré
a dedicarles a modo de consejo un bonito poema que he leído en alguna ocasión:
“Si la mierda es la pintura
y tus dedos los pinceles
píntate tú las narices
y deja en paz las paredes”.
y tus dedos los pinceles
píntate tú las narices
y deja en paz las paredes”.
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