Es
la tercera que escribo sobre el señor don Arturo González, periodista de
profesión e incitador a la violencia de convicción según se desprende de sus
incendiarios artículos. En el de ayer, titulado “Ante el hambre no hay leyes”,
refiriéndose al saqueo en dos centros comerciales perpetrado por el diputado y
alcalde señor Sánchez Gordillo escribe textualmente el señor González: “Estamos ante un auténtico brote verde de
violencia. ¿El hambre justifica la violencia? Quito las interrogaciones […] Las
leyes comienzan a ser olvidados recuerdos”.
Efectivamente,
estamos ante un auténtico brote verde de violencia y las leyes comienzan a ser
olvidados recuerdos gracias, por ejemplo, a las andanzas de personajes como
Sánchez Gordillo, Gaspar Llamazares o el mismo Arturo González que demuestran
frenética obsesión por conculcarlas o aplaudir a quienes así lo hacen. Y todo
el rollo chupiprogreguay del hambre,
la violencia y expropiar –eufemismo que no consigue camuflar el verbo robar– a
los expropiadores no deja de ser pura demagogia trasnochada: aquí no estamos
hablando de un padre desesperado que ha robado una lata de sardinas para darle
de comer a su churumbel sino de una operación propagandística perfectamente
orquestada con móviles políticos.
La
solidaridad con la gente que pasa hambre en este país puede y debe ser
encauzada por otros caminos que para nada contemplan el saqueo organizado.
Claro ejemplo es el de Cáritas, que a nadie ha asaltado para llevar a cabo su
fenomenal y encomiable labor. El resto, por mucha literatura vana que se le
aplique a la cuestión, se queda en violenta agitprop más propia de décadas
pasadas.
Espero
por el bien de todos que las acciones de personajes como Sánchez Gordillo y las
justificaciones de sus palmeros Gaspar Llamazares o Arturo González no gocen de
predicamento, pues en caso contrario veríamos a media España saqueando a la
otra media que, lógicamente, se resistiría y no hace falta ser excesivamente
inteligentes para saber cómo acabaría la historia. Que cada cual, por tanto,
mida la magnitud de sus responsabilidades, aunque en España a día de hoy, nueve
de agosto de 2012, hablar de asumir responsabilidades es bastante similar a
pedir peras al olmo.
Enlaces
a entradas anteriores:
Lo que incita a la violencia, bueno yo no lo llamaría violencia, son las tremendas injusticias sociales.
ResponderEliminarNo apruebo el robo en los supermercados, pero los que me provocan más rechazo son los chorizos de guante blanco, todos esos que han provocado la crisis y se están aprovechando de ella.
¿Hambre esos?
ResponderEliminarQue repartan el sueldo de Gordillo o las subvenciones. Esto, querido Pedro, está más que estudiado.
Apreciada Candela, el artículo es de Rafael. Lo que no obsta para que esté por completo de acuerdo contigo: Que los asaltantes tipo Gordillo repartan lo mucho que les damos entre todos.
EliminarCada día tengo más claro eso de que...
ResponderEliminar"El que tiene mucho, mucho, mucho... es porque ha robado mucho, mucho, mucho." No es legítimo todo aquello que consideramos legal.
O sea, que una persona como el dueño de Zara, por ejemplo, que partió de cero y ha sido un gran emprendedor y un magnífico empresario ha llegado a ser tan rico porque ha robado mucho. No cuenta para nada los miles de puestos de trabajo que ha creado ni la riqueza que ha conseguido para nuestro país. Otro tanto podría decirse del dueño de Mercadona y un largo etcétera de grandes emprendedores.
EliminarPues déjeme decirle que yo tengo más claro cada día que la gente con su mentalidad, que probablemente vive asalariado por cuenta del Estado o algo similar, es la responsable directa de la bancarrota que hoy vivimos. ¡Pena de país!
No juzgaré a nadie en particular, pero muchas empresas deben sus pingües beneficios a que sus trabajadores están sometidos a condiciones laborales injustas.
ResponderEliminarDe mi vida laboral le diré que ha sido muy satisfactoria. Elegí mi profesión de manera vocacional. No tuve un gran sueldo ni lo he necesitado. Teniendo lo necesario, hay motivaciones más importantes y gratificantes que el dinero.
¿Quién decide cuándo unas condiciones laborales son injustas? Conozco el caso del personal de Mercadona, por ejemplo, y sus condiciones son excelentes. Nada más entrar, ya les hacen fijos a todos y les dan un sueldo muy 'apañao'.
EliminarLo que es verdaderamente injusto es que la izquierda, supuestamente más social pero solo de boquilla, dejara España en bancarrota y 5,3 millones de parados. ¿Entonces hablaba usted de justicia en los foros o solo es ahora, cuando gobierna la derecha?
Gobierne quien gobierne, es imposible que lo pueda hacer de espaldas al capital. Lo que opino y manifiesto en estos momentos es lo mismo que opinaba y manifestaba con el anterior gobierno.
ResponderEliminarSintonizo más con la ideología de izquierdas, pero detesto la corrupción venga de donde venga.