En la novela “Viento de furioso empuje” (Amazon) el aspecto religioso se manifiesta en muchas de sus páginas: cristianismo versus islam, con abundantes diálogos entre sus protagonistas a favor o en contra de una religión determinada e incluso con reflexiones de Yunán sobre la rivalidad entre el amor a Dios y a los seres humanos.
Capítulo X. Los hijos
Yunán contemplaba la escena y se le partía el corazón. En apariencia, Abdelaziz idolatraba a sus hijos y aún quería a la madre, o al menos la respetaba con gran afecto a pesar de su condición de cristiana. Ahora comprendía las palabras de su amigo cuando le habló de las contrariedades de ser el hijo de un personaje tan notable como el emir Musa, al que Abdelaziz no se atrevió a confesarle que tenía varios hijos con una mujer no musulmana. Yunán concluyó para sí con varias frases que venían rondando su mente desde hacía tiempo:
«¡Ah, la religión, cómo arrincona a veces el amor hacia nuestros semejantes y lo convierte en rechazo fanatizado! Estoy seguro de que el abrazo entre Abdelaziz y sus hijos es más agradable a los ojos de Dios que la mayor de las mezquitas abarrotada de musulmanes que rezan sin cesar. Cada día me siento menos inclinado a creer en el Dios que han concebido los hombres. Las religiones, aun cuando te acerquen al Altísimo, con frecuencia te alejan de los seres humanos. No confío nada en que el islam se mantenga liberador y no se fanatice hasta convertirse en una creencia opresiva. ¡Dios mío, perdona cuanto de blasfemia pueda haber en mis pensamientos!, comprenderás que es nuevo para mí observar cómo el amor de una familia queda truncado a causa de la distinta fe que profesan sus miembros...».
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